Soy un indio güero bajando del cerro: Rafael López Castro

De niño entró a un mercado y se consumó el romance con la capital del país.

De niño entró a un mercado y se consumó el romance con la capital del país.
Foto: Creative Commons/Kasper Christensen
Hector González
Todo menos politica
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“Aprendí a fuerza de perderme”, dice Rafael López Castro. ¿Fotógrafo? ¿Diseñador gráfico? En este caso, el orden de los factores no altera al artista: comprendió los secretos del dibujo para comprarse una cámara fotográfica y entonces tener testigo de todas sus andanzas por la Ciudad de México.

Testimonio de esas caminatas, muchas de ellas sin rumbo fijo, es la exposición Ver la calle. 70 fotografías de Rafael López Castro, que se exhibe en el Centro Cultural Jaime Torres Bodet del Instituto Politécnico Nacional.

De niño entró a un mercado y se consumó el romance con la capital del país. “Yo nací en un cerro de Jalisco y solo la Ciudad de México me emociona más que mi tierra”, recuerda en entrevista.

La vida puso en su camino a maestros y amigos como Vicente Rojo, Joaquín Diez-Canedo y Carlos Flores Heras. “Fue él quien me enseñó que dibujando le puedo decir algo a la gente”.

Creció cuando el diseño estaba destinado a los pasillos y edificios, cuando no era objeto de culto ni cuestión de moda. “Para mí el diseño gráfico y la calle son el juego. En México el cambio se dio en los sesentas, con el movimiento estudiantil; nunca me sumé a sus filas porque tenía que trabajar para comer, pero sí simpaticé con ellos. Ahí fue cuando el cartel salió a la calle”.

Sin ser un teórico, porque no lo es, López Castro tiene claro lo que hace una pieza de diseño gráfico una obra de arte. “Para conseguirlo necesita trascender y volverse algo más abstracto. Ahora el diseño se limita a invitarnos a comprar o ir al concierto. Esto no me interesa. El diseño gráfico es una forma pública del arte con la función de decir algo. Su gran momento fue con los carteles de Toulouse Lautrec, quien se propuso comunicar algo. Ahora esto se ha perdido, todo se ido por el lado mercantil”.

Oficios

Así, el artista hizo escuela y creó una impronta que se mantiene. Utiliza elementos mexicanos para crear un estilo que no le teme a la clasificación kitsch. “No me preocupa que me digas kitsch. Yo soy indio güero bajado de la sierra a tamborazos. Nuestro país es pobre, ante todo políticamente. Pero a estas alturas del partido me encanta la cultura de mi país, que es muy rica. Ver lo que hacen los nayaritas, los huicholes o lo que se hace en Oaxaca”.

El próximo año Rafael López Castro celebrará 70 años de vida y 50 de trabajar con la imagen. “¿Qué es la vejez? Te lo cuento el año entrante. Ahora solo sé que me duelen un poco las rodillas y difícilmente llego a la una de la mañana. Lo que sí te puedo asegurar es que quiero celebrarme como diseñador gráfico y como fotógrafo. No sé si soy bueno o malo, pero igual quiero festejarme. A lo mejor ni lo uno ni lo otro, pero sí soy bien narciso y me gustaría recordar con mis amigos que gracias a mis oficios he podido dar entrevistas”.

La exposición Ver la calle estará abierta al público a partir del jueves 3 de septiembre hasta el 30 octubre en el Vestíbulo A Norte del Centro Cultural Jaime Torres Bodet del IPN.

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