Por: Federico González
Susana Iglesias. Un hombre no patea perros heridos. Los bastardos de la Uva/Conaculta. 96 pp.
Quien quiera poesía complaciente puede cambiar de página. Quien busque versos redentores, también. “Los idiotas encuentran en la derrota o el fracaso redención/ Una justificación de su miseria y rezan en agonía personal/ Elevan sus miserables plegarias a la nada”, escribe en Gorriones Susana Iglesias (Ciudad de México, 1978).
Ese es el tono de los poemas compilados en Un hombre no patea perros heridos. Se trata de versos furiosos, mas no estancados en la pirotecnia del lenguaje crudo y los excesos a flor de piel.
No le regateemos contenido a líneas de este calibre: “Pensé que el amor se medía en las palabras que no se dicen,/ En los silencios…/ La desesperación es una manera de negar la verdad”.

La poeta y narradora ofrece una poesía con la rabia de quien no quiere caer en convencionalismos pero tiene respeto por el lenguaje. Lo mismo hace guiños a Dostoievsky o Ginsberg que a Morrisey o Radio Futura. Asume sin remilgos que la formación se abreva de la cultura popular y de las lecturas. “La literatura no se aprende en las aulas”, afirma en otro verso.
La escritura de Susana Iglesias reboza la vitalidad del curioso, de quien sabe moverse en la noche y hace del espacio físico su territorio creativo y laboratorio literario, de quien se conoce Eje Central al dedillo y los meandros del Centro, de quien no teme a la derrota porque descubrió joven que parte del encanto de la vida es coleccionar batallas perdidas, pero no se vale inspirar lástima ni compasión.
Escritora: ¿por qué no denuncias la forma en la que pisotearon tus derechos de autora?, fueron hombres #ropaMUYsucia — Susana Iglesias (@uvasdelarabia) julio 17, 2015
Los poemas incluidos en Un hombre no patea perros heridos obedecen a distintas fechas y lugares, pero aterrizan en la misma textura de quien usa el lado sórdido del ser humano no para regodearse en la estridencia sino como un profundo viaje de introspección con pronóstico reservado. “No todo en la vida es ir adelante./ Muchas veces les pedí a las personas que amaba que no se/ hundieran más/ esas personas que amé están muertas./ Mis amigos más brillantes se suicidaron”.
A veces narrativa, a veces hermética, la poeta alza la voz y se hace escuchar. La estética es la forma y el fondo es la palabra adecuada, aquella que carga la experiencia y el significado de lo que se quiere decir.
Otros títulos de Susana Iglesias son Señorita Vodka y Barracuda.