Herejía, blasfemia, brujería, hechicería, bigamia y difusión de ideas no católicas eran algunos de los pecados que más se perseguían en México en la época de la Colonia.
Consuelo Maquívar, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, estima que la Santa Inquisición juzgó a 300 personas, y de éstas castigó a 43 con la pena máxima: la quema en la hoguera.
El resto de los castigos, según la historiadora, fueron azotes, escarnio público, enajenación de bienes y pago de multas.
El origen
Para evitar que todo el “torrente de pecados” inundara la Nueva España, Hernán Cortés solicitó a España ayuda eclesiástica para evangelizar a sus nuevos gobernados.
Así fue como en 1522, un año después de la conquista de Tenochtitlán, llegó la Santa Inquisición a la Nueva España.
En 1538, Fray Juan de Zumárraga creó el primer tribunal para llevar un control más preciso de las denuncias en la Santa Inquisición. A partir de esa fecha, comenzaron las acusaciones y castigos impuestos en nombre de Dios.
Durante la etapa de Zumárraga en la Inquisición, ésta conoció 150 casos, según el libro El régimen de penas y penitencias en el Tribunal de la Santa Inquisición de México del historiador y jurista Antonio García-Molina Riquelme.
Fue hasta 1569, mediante un decretó formal, que la instancia creada por Fray Juan de Zumárraga adquirió el nombre de Tribunal del Santo Oficio y 2 años más tarde, en 1971, entró en funciones.
La abolición de la Inquisición en México fue solicitada en 1813, pero fue hasta 1820 que se cumplió el decreto .
En el Archivo General de la Nación, existe todo un apartado que documenta algunos de las juicios, denuncias, sentencias y castigos que se llevaron a cabo el tiempo que el Tribunal del Santo Oficio ejerció en México.
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