Volver a lo básico

Amos Oz es el mayor referente de la literatura israelí de los últimos 50 años. 

Amos Oz
Foto: PEXEL/Creative Commons
Redacción
Todo menos politica
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Por: Federico González

Amos Oz. Entre amigos. Siruela. Traducción: Raquel García Lozano. 154 pp

Hay quienes gustan de narrar las grandes batallas humanas, las gestas históricas que definieron rumbos y periodos. Hay también escritores ceñidos a los conflictos individuales, cuyo campo de acción no pasa del barrio o la ciudad. Uno de estos últimos es Amos Oz (Jerusalén, 1939).

Su nombre es, con seguridad, el mayor referente de la literatura israelí de los últimos 50 años. Su opinión sobre la política o el conflicto con los palestinos es valorada y atendida por seguidores y detractores. No obstante, sus historias se alejan de cualquier pretensión que vaya más allá de despojar a la condición humana de sus oropeles.

Así al menos son los relatos de Entre amigos: Oz se remite al imaginario kibutz de Yikhat. Una vez que se apropia del espacio, emprende una hazaña definida por él mismo como una novela de cuentos.

El objetivo no guarda demasiados secretos: la propuesta estilística y estética apunta a retomar lo mejor de ambos géneros; los textos son breves, independientes entre sí, pero entrelazados. La secuencia entre uno y otro es cronológica; los personajes se mueven de igual manera. Uno de los protagonistas de la historia que da nombre al libro es secundario en Padre, narración inmediatamente posterior.

Algo de contexto. Los kibutz surgieron a principios del siglo XX. Nacieron con la idea de convertirse en una suerte de comuna, donde los habitantes serían parte de una “gran familia”. El ejercicio poco a poco mutó en otra cosa más realista y menos utópica; el supuesto estado de igualdad que los vio nacer desapareció.

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Sentimientos

Amos Oz regresa a ese escenario, donde él mismo nació. Si hay alguna intencionalidad por hacer una crítica es de manera velada. El autor se concentra en personajes comunes inmersos en sus vidas cotidianas. Zvi Provizor, por ejemplo, es un hombre imposibilitado para entablar una relación que trascienda la amistad y, en cambio, su objetivo se centra en transmitir noticias. Su argumento se apoya en la negativa de cerrar los ojos ante los problemas de los otros. No menos entrañable es Nahum Asherov, el padre incapaz de detener a su hija cuando decide irse a vivir con David Dagan, el colega que le lleva 30 años.

Atrás de las historias de Amos Oz hay soledad, amor, muerte, amistad... Cosas que usted y yo conocemos. Si hay algo común entre los hombres son estos sentimientos, más allá de los sistemas políticos o experimentos sociales.

El escritor lo sabe, como también sabe que la realidad es fragmentaria y no siempre lineal. Vuelve al punto inicial, regresa a lo más elemental, a aquello que no sabe de fronteras: la condición humana.

Otros títulos de Amos Oz son El mismo mar, Una historia de amor y oscuridad y La colina del mal consejo.

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