Por: Alejandro Zárate
En su mente solo hay una etiqueta que desea obtener: la de boxeador histórico. Esa es la meta final de Saúl Canelo Álvarez desde que comenzó en el profesionalismo a sus escasos 15 años, hace una década atrás. Esa es su razón de entrenar, su inspiración para trazar su carrera y su empuje cada que salta al cuadrilátero.
“Quiero ser un peleador de los históricos. Ser considerado de entre los mejores libra por libra de la actualidad. Y para ser considerado como tal debo enfrentarme a los mejores”, suelta Canelo en cada entrevista que brinda.
El camino no ha sido fácil debido a su juventud y el rápido crecimiento en un negocio que no siempre abre las puertas para medirse ante los mejores.
Después de que alcanzó su primer campeonato mundial al vencer al británico Matthew Hatton —la corona superwelter del Consejo Mundial de Boxeo, el 5 de marzo de 2011—, refrendar su estatus no ha sido fácil.
Sus detractores señalan que la oportunidad titular le llegó antes de tiempo, cuando no había hecho los méritos suficientes para ser considerado para una pelea por dicha corona. En los años siguientes se sumó a ello la falta de un rival y el afán descarado de encumbrarlo como ídolo antes de haber logrado sonados triunfos sobre los enlonados. Se le acusó, con justa razón, de ser un producto mediático.
Ante el estadunidense Austin Trout, un rival que venía de vencer al puertorriqueño Miguel Cotto, dio un gran paso en su carrera al doblegarlo con claridad en abril de 2013 y con ello conseguir su segundo título absoluto, el superwelter de la Asociación Mundial de Boxeo.
Pero todo lo avanzado se esfumó con su pelea ante el norteamericano Floyd Mayweather Jr., considerado el mejor pugilista de la actual era. No solo por haber perdido su calidad de invicto y sus títulos mundiales, sino por la forma tan abrumadora con la que cayó ante la gran expectativa, generada en gran medida por el alcance logrado con su imagen de ser señalado como la próxima gran estrella del boxeo mundial.

Oportunidad
Otro problema que ha enfrentado el Canelo es el hecho de que, con excepción de Mayweather, ningún gran nombre le ha aceptado el reto.
Ante esta situación, le ha tenido que pelear a lo mejor disponible, como un Shane Mosley o un Erislandy Lara, quienes no mostraron su mejor faceta ante el tapatío y, con ello, aumentaron más dudas sobre el verdadero nivel de Álvarez.
Saúl lleva cinco años de arduo trabajo para introducirse al mercado estadunidense, la meca de este deporte, bajo la dirección oportuna de su promotor, Óscar de la Hoya. Juntos han tomado giros inesperados para alcanzar ese lugar anhelado de estar entre los mejores libra por libra.