Marieke Vervoort, atleta paralímpica belga, realizará las últimas dos carreras de su vida en los Juegos Paralímpicos de Río 2016, ya que decidió someterse a la eutanasia debido a que padece una enfermedad degenerativa que le provoca dolores intensos.
Con 37 años de edad y una larga vida de sufrimientos, la atleta belga ya firmó los documentos necesarios, y escogió incluso el sitio donde quiere que sus cenizas sean esparcidas, aunque le falta la fecha precisa.
Por ahora su meta es sumar otra medalla cuando compita en Río de Janeiro como velocista en silla de ruedas en las pruebas de 100 y 400 metros.
Ya tiene en su haber dos medallas olímpicas, la última de ellas conseguida en los Juegos de Londres, en 2012, de oro, con récord paralímpico incluido.
Desde los 20 años Marieke tiene la mitad inferior del cuerpo paralizado, una visión reducida a 20% y sufre dolores intensos que incluso en muchas ocasiones le impiden dormir.
Bélgica es un país vanguardista en la eutanasia, pero para poder estampar su rúbrica en el documento que protege su derecho a morir, Marieke tuvo que convencer a un siquiatra de que su decisión no respondía a un estado de ánimo puntual y probar a tres médicos diferentes que los dolores son tan intensos que no puede vivir con ellos y no hay ninguna esperanza de mejorar.
Desde 2002, la ley belga autoriza la eutanasia para los casos de pacientes que se encuentran en una situación médica sin salida y de sufrimiento físico o síquico constante e insoportable que no puede aliviarse y que es el resultado de una afección accidental o patológica grave e incurable.