Estas selecciones siempre son difíciles, pero necesarias. Y así quedó: les dejamos los seis filmes presentados en México que más nos marcaron. No vamos a aumentar el sufrimiento dándole un orden: cada película aporta lo suyo y es mejor que ustedes, lectores, decidan cuál es su favorita.
Si en Moonrise Kingdom el director Wes Anderson nos mostraba el retrato de visión en miniatura de Estados Unidos, en El Gran Hotel Budapest nos muestra una visión melancólica y romántica de una Europa nostálgica, recargada y contradictoria, sabedora de su inminente desaparición. Todos los que hayan disfrutado con los anteriores trabajos de este director gozarán con este filme.
En Ida, Pawel Pawlikowski nos regala una brillante indagación sobre los horrores de la guerra y sus consecuencias, gracias a un guión preciso y precioso sobre una joven novicia —huérfana del Holocausto y criada en el convento— que, en vísperas de tomar los votos, inicia un viaje en busca de sus orígenes, todo esto mostrado en una cuidada propuesta formal en blanco y negro. Un filme valioso, necesario, que genera un interés instantáneo en este realizador polaco.
Alejandro González Iñárritu nos da con Birdman una crítica mordaz y corrosiva al mundo de la fama, apoyado de un gran elenco que hace posible seguir el ritmo de la locura y el drama del ego. La cámara recorre los pasillos del teatro como si de un visitante más se tratara, larguísimos planos secuencia que dotan de dinamismo a esta película. El realizado entrega no solo la obra visualmente más lograda de su filmografía, sino su mejor trabajo hasta la fecha.
Hay un gran monstruo que atenaza nuestras vidas, que se expande por tierra y mar. El director Andrei Zvyagintsev retrata ese monstruo llamado Leviatán, que en este caso se viste de administración rusa, aunque bien podría aplicarse a las de otras nacionalidades con sus consecuentes variantes. Conocemos a una familia rota, obligada a abandonar sus tierras por la autoridad. Decir adiós a una casa es solo el principio de una fatídica etapa.
Culpa
Tres horas de ritmo lento asustan, pero Sueño de invierno nos lleva por un relato poético y potente, magníficamente interpretado, que envuelve por completo al espectador. Recorremos la vida de un hombre que está más cerca de la vejez que de la juventud, su relación con su joven esposa y su hermana divorciada. La violencia silenciosa del fin del amor y la culpa. El director turco Nuri Bilge Ceylan es ya el cineasta más famoso de su país y uno de los grandes nombres del cine europeo contemporáneo.
Con El lobo de Wall Street, Martin Scorsese nos regala su filme más intrépido, oscuro y excesivo en muchos años. Una mezcla de lo mejor del El aviador y Casino. El neoyorquino filma con la elegancia, eficacia y solvencia que lo ha caracterizado desde hace cuatro décadas. Una película que hace reír incómodamente, que nos atrapa desde el comienzo y poco a poco nos asfixia con inteligencia en la vorágine autodestructiva del protagonista soberbiamente interpretado por DiCaprio.