EL ORIGEN DEL MAL

Hoy la televisión es más rápida, más nítida, con más color… ¿Y los contenidos?

Foto: Especial
Foto: Especial
Redacción
Todo menos politica
Compartir

Hace un par de años publiqué un artículo en la revista de un querido amigo (Eduardo Ruiz Healy) y hoy más que nunca viene al caso replicarlo.

La televisión como la conocemos actualmente tuvo sus orígenes a mediados del siglo XIX como resultado, en parte, de la revolución industrial y, por supuesto, del descubrimiento de la fototelegrafía, desarrollada por muchos científicos, entre los que sin duda el más importante fue el ingeniero alemán Paul Nipkow, quien en 1884 plantea su disco de exploración lumínica, mejor conocido como disco Nipkow.

Para 1928 los norteamericanos Ive y Jenkins comenzaron a transmitir las primeras imágenes, principalmente de películas, con una definición de 49 líneas:
imagínense cómo se verían, si hoy en una tele de LED hay mil 80 líneas de resolución. Por su parte, la BBC de Londres en ese mismo año comenzó las transmisiones con cierto desgano ya que no le veían utilidad práctica. Fue en 1929 cuando empezaron con 30 líneas de resolución, usando un canal normal de radiodifusión.

En México, en su etapa experimental, en 1934, se empieza a trabajar en la televisión con un brillante joven de apenas 17 años: Guillermo González Camarena, estudiante del Instituto Politécnico Nacional, en las instalaciones de la estación de radio XEFO. Pero es hasta 1939 que el ingeniero impacta al mundo con su sistema Tricromático Secuencial de Campos, que no es otra cosa que la televisión a color. El ingeniero obtiene la patente de su invento el 19 de agosto de 1940 y se empieza a utilizar con fines científicos.

El 7 de septiembre —como en la canción de Mecano— de aquel mismo año se inaugura la primera estación experimental de televisión latinoamericana con las siglas XHIGC (las últimas dos letras son del apellido de don Guillermo).

Contenidos

Pasaron diez años y hasta 1950 se abre un canal comercial en México y Latinoamérica con la lectura del IV Informe de Gobierno del presidente Miguel Alemán Valdés. Este es uno de los testimonios del porqué de la televisión mexicana. Con el tiempo se formaría Telesistema Mexicano, hasta conformarlo como lo que es hoy Televisa con la anuencia y apoyo incondicional del gobierno mexicano.

¿Por qué mencionar estos datos que resultan útiles solamente para el acervo cultural o para ganarle la trivia a algún amigo que está en drogas o con efectos etílicos? Hoy la televisión ha cambiado, sobre todo en el aspecto de la tecnología: es más rápida, más nítida, con más color… Pero ¿y los contenidos?

Un poco en broma, un poco en serio, la BBC en sus inicios no sabía qué hacer con este revolucionario invento (como pasa ahora con las redes sociales y las nuevas plataformas). Pero creó un estilo que fue desarrollando a lo largo de los años, un estilo con calidad de contenido y, por supuesto, de forma. Algunos de sus programas más populares, por mencionar algunos: Life of Mars, Monty Python’s Flying Circus, Doctor Who y, por supuesto, Sherlock. Su contenido editorial en noticieros y sus periodistas tienen autonomía absoluta (igualito que en Televisa, jajaja). Para muestra un botón: la mayor productora de contenidos de Latinoamérica tiene programas excelsos como Hoy, con ocho conductores de base más una infinidad de secciones: es realmente un verdadero desastre, confunden grandeza con grandote y mientras más conductores más malo se vuelve el programa, sin ton ni son. Le sigue otra joya, Cuéntamelo ya: aquí nomás hay seis personajes pero algunos creen que son simpáticos. Después La Rosa de Guadalupe, absurdo y mal llevado, con historias que ni un niño de kínder podría escribir tan mal. Y así nos podemos seguir.

Hace muchos años tenían mejor programación. Si llevan casi 70 años pues ya deberían saber qué pasa con la competencia. Pero las nuevas plataformas y televisoras realmente los están aplastando. Y dicho sea de paso, sin gran esfuerzo. Por eso, como dice Mies van der Rohe: “Menos es más”. Ojalá lo entiendan rápido porque parece un barco a punto de hundirse.

×