Ese impulso animal que lleva a correr, a escapar, a huir de ciertas circunstancias o de la forma de vida que se tiene son algunos de los aspectos que explora la dramaturga Bárbara Colio en su más reciente montaje, Instinto, que se estrenó el reciente fin de semana en el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque.
La obra representa la primera parte de una trilogía sobre el cuerpo y es resultado de casi 15 meses de una investigación sobre las raíces de correr y toda la subcultura que existe actualmente en México alrededor de esa actividad física.
“Todo mundo corre. Si lo vemos desde la tradición, ahí están los rarámuris, una raza que de origen son los pies ligeros y corren en la sierra; se van a Europa a competir y ganan. Tienen una resistencia que los puede hacer correr por días”, dijo la integrante del Sistema Nacional de Creadores del Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) de la Secretaría de Cultura.
“Creo que hay algo de nuestra raza, de nuestro origen, que nos lleva a mover los pies y a correr. Además, nos encontramos en un país en el que tienes que correr por tu vida porque tenemos conciencia de que no hay una seguridad que nos proteja”, añadió.
En Instinto cuatro desconocidos(un albañil rarámuri, una corredora de bolsa, un fotógrafo y una mesera) por alguna razón no pueden dormir y coinciden en el mismo supermercado.
Es ahí donde algo sucede y hace que se conecten por un instante para descubrir las similitudes que existen entre ellos y, al mismo tiempo, la particular forma que cada uno tiene de correr.
“No es una obra deportiva o sobre el deporte, sino sobre esta necesidad de huir y alcanzar aquello a lo que no hemos podido llegar. Esa es la gran odisea de estos personajes”, señaló la autora.