El sudafricano Oscar Pistorius, primer atleta discapacitado que participó en unos Juegos Olímpicos, rompió a llorar después del tribunal de Pretoria le acusara del asesinato de su novia, un crimen que puede castigarse con la cadena perpetua.
El atleta, vestido con un traje negro y una camisa celeste, no pudo evitar las lágrimas, al tiempo que se cubría la cara y posaba su mirada en el suelo mientras escuchaba los cargos contra él, antes de que el juez decidiera concluir la primera jornada y aplazar la vista al martes.
En la reanudación de la audiencia, el martes, la defensa de Pistorius podría pedir la libertad bajo fianza.
La policía había excluido la tesis del accidente y la fiscalía va a pedir la recalificación del caso como “asesinato con premeditación” lo que llevaría a una pena de prisión que puede llegar a la cadena perpetua.
Hace tres años, Pistorius se había declarado a favor de la pena de muerte (abolida en Sudáfrica en 1995) por crímenes de sangre.