La energía nuclear es comúnmente considerada como un generador de electricidad o un medio para fabricar armas de destrucción masiva, a pesar de que puede emplearse en muchos otros sectores: industria, medicina, agricultura, radioterapia, paleontología, geología y medio ambiente.
La energía nuclear procede de 2 posibles reacciones de átomos en las que se liberan enormes cantidades de energía. Una es la fisión nuclear que se presenta cuando se libera energía al dividir el núcleo de un átomo.
La segunda es la fusión nuclear que se produce al unir dos átomos para convertirse en un átomo individual.
Los últimos reportes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) indican que en el mundo hay 440 reactores en operación, que producen casi 17% de la electricidad mundial.
En la Unión Europea, la aportación alcanza 36% de la electricidad consumida. La energía nuclear es la fuente energética individual sin emisiones de CO2 más importante de la Unión Europea.
En total, 30 países del mundo la utilizan para producir electricidad.
México cuenta con dos reactores operativos que generan menos de 3% de la energía eléctrica a nivel nacional.
María del Carmen Gómez Ríos, doctora en Ingeniería Industrial por la Universidad Anáhuac, indica que “en México se considera que la tecnología nuclear debe aumentar su participación en el Sistema Eléctrico Nacional, ya que actualmente representa sólo poco más de 2.5%.
Estudios para determinar la viabilidad técnica y económica de las centrales nucleares, así como sus ventajas sobre las tecnologías de combustibles fósiles, recomiendan la construcción de más centrales nucleares, ya que producen electricidad a un menor costo y no emiten Gases de Efecto Invernadero (GEI)”.
En los últimos años el tema de la energía atómica ha registrado una fuerte discusión entre sus detractores y sus defensores.
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