El Congreso estadounidense comenzará este 2 de agosto su receso veraniego sin haber definido el futuro de los inmigrantes sin papeles, que enfrentan a diario el riesgo de ser deportados.
Lo peor es que el presidente Barack Obama no está dispuesto a apelar a una orden ejecutiva para suspender las deportaciones de personas que podrían acogerse a una reforma una vez aprobada.
Activistas protestaron frente a la Casa Blanca para exigir una suspensión de las deportaciones, que han alcanzado un promedio de 1 mil 100 personas diarias, el nivel más alto de la historia. Una de las pancartas mostraba el rostro de Obama con la inscripción “Comandante de las Deportaciones”.
“Es mentira que el presidente no puede hacer nada para parar las deportaciones. Lo puede hacer ya mismo si quiere”, declaró una integrante de la Red Nacional de Jornaleros, una de las agrupaciones que organizó la manifestación frente a la Casa Blanca.
Obama emitió el año pasado una orden ejecutiva por la cual se suspendieron las deportaciones de los “dreamers”, o soñadores, como se denomina a los jóvenes que fueron traídos al país ilegalmente cuando eran niños. Pero no quiere emplear el mismo recurso con el resto de los inmigrantes sin papeles a la espera de que se apruebe una reforma.