El papa Francisco se refirió en esta Navidad a los refugiados, prisioneros y todos aquellos que sufren en conflictos en Oriente Medio, África e Ucrania.
Francisco expresó su angustia por los niños que son víctimas de actos de violencia como el reciente atentado terrorista contra una escuela militar paquistaní, o los que son vendidos o forzados a ser soldados.
Decenas de miles de romanos y turistas escucharon el jueves en la plaza de San Pedro mientras el pontífice ofrecía el tradicional mensaje navideño “Urbi et Orbi” (que significa “a la ciudad y al mundo” en latín) desde el balcón central de la basílica de San Pedro.
El Papa deploró que hubiera tantos niños “convertidos en objeto de comercio y tráfico” u obligados a combatir como soldados.
Con respecto a los refugiados y exiliados, pidió “que la indiferencia se convierta en la necesaria ayuda humanitaria para ayudarles a superar los rigores del invierno”.
Rogó que se ablande el corazón de las personas en los países ricos, “sumergidas en la mundanidad y la indiferencia”.