En nuestro continente el año concluye con un anuncio que tomó por sorpresa a la comunidad internacional: el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba luego de 53 años de enemistad.
No obstante la piedra angular del problema, el embargo económico contra la isla, permanece, pues el presidente Barack Obama no puede por sí mismo levantarlo sin la aprobación del Congreso.
Por el momento Cuba permitirá la instauración de una embajada estadunidense en su territorio y ambos países relajarán sus restricciones para autorizar los intercambios diplomáticos y pequeñas importaciones.
Arlene Ramírez señala en este sentido que “sin lugar a dudas veremos una apertura en Cuba, pero no podemos esperar que sea de 100%, pues ya vimos lo que pasó con la ex Unión Soviética cuando se abrió de un momento a otro: la desintegración. Por otra parte, vemos lo que pasa con Venezuela, que no se ha abierto y es el otro escenario polarizado completamente”.
—¿Será Cuba un golpe de timón para América en 2015?
—Cuba tiene que aprender de ambos escenarios gradualmente, para luego abrir su política económica y también abrirse hacia la inversión en un futuro. Porque sin duda lo que le hace falta a Cuba es infraestructura.
Sobre el mismo tema, Javier Oliva opina que en la isla se registrará una mayor flexibilización del régimen castrista luego de esta apertura diplomática y añade que no se debe perder de vista lo que puede suceder con la salud de Fidel Castro.
En otro tema, resalta también el hecho de que en Estados Unidos los republicanos serán mayoría legislativa, tanto en la Cámara de Representantes como en la de Senadores, durante el último tramo de gobierno de Obama.
—¿Qué significa esto, doctora Ramírez?
—Este 2014 fue el peor año del presidente Obama. Y 2015 no le pinta tampoco muy bien, pues tiene muchos asuntos en el tintero. Pero hay un tema fundamental: las finanzas al interior del gobierno de Estados Unidos. En este momento hay un Congreso mayoritariamente republicano que recientemente acaba de ampliar el techo de la deuda para no cerrar la administración del gobierno nuevamente, como ocurrió en 2013. Sin embargo, la agenda nacional de EU tiene temas tan importantes y coyunturales, que además son la bisagra de las próximas elecciones, como son la agenda migratoria, la de derechos humanos, etcétera.
El presidente Obama, dice Arlene Ramírez, no logró cumplir las expectativas para su segundo mandado y hay que considerar que 2015 es un año preelectoral, donde todos los partidos empezarán a candidatear aspirantes.
Por ello Obama “tiene un año muy difícil. Sabemos además que un sistema republicano y federal como el de Estados Unidos, este sistema de checking balance, de equilibrio entre comillas ‘perfecto’ entre los tres poderes de la Unión, inhabilita al Poder Ejecutivo para poder tomar acciones contundentes sobre ciertos temas: todo debe estar perfectamente cabildeado y revisado. Por eso salta a la vista y se ha cuestionado, primero, por qué el presidente Obama salió a anunciar en un informe a la nación una acción ejecutiva migratoria cuando no tiene no tiene el fast track para concretarla; y, segundo, que debió cabildear y pasar la iniciativa a las dos cámaras”.
Otro tema clave para Estados Unidos es México, país que finalmente es de suma importancia dentro de su área de influencia.
Por eso con México, dice Javier Oliva, el gobierno de Washington “busca resolver asuntos como el de los menores migrantes no acompañados, la cooperación regional, deportaciones de inmigrantes y otros más”.
—¿Qué cambios debemos esperar en la relación de EU con América Latina?
—Vamos a observar que se mantendrán las tendencias a la formación de pequeños bloques subregionales. Acaba de celebrarse el décimo aniversario de la fundación del ALBA (Alianza Bolivariana) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) está en ese proceso también de consolidar su bloque subregional. Y desde luego está la Alianza del Pacífico. Entonces, para América Latina 2015 puede ser un año muy difícil en términos económicos: ha perdido fuelle el crecimiento de la economía latinoamericana, aunque también hay que decir que es una de las muy pocas zonas del mundo donde la crisis no ha generado impactos sociales.
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