Un total de 137 personas murieron y 345 resultaron heridas en 4 ataques con explosivos en 2 mezquitas controladas por los rebeldes en Saná, la capital yemení.
3 terroristas suicidas atacaron mezquitas repletas de fieles. Los atentados son los primeros a gran escala contra mezquitas frecuentadas tanto por musulmanes chiíes como suníes.
La rama yemení del grupo Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de los atentados suicidas.