Creer es instintivo: Diego Golombek

La religión tiene un efecto ansiolítico, estimula la empatía con los demás, así como los lazos comunitarios, y aporta mayor seguridad personal.

Hector González
Ciencia y religion
Foto: Internet

No estamos ante un libro más del manido debate ciencia vs. religión. En Las neuronas de Dios (Siglo XXI) el investigador argentino Diego Golombek propone una mirada distinta: se vale de las ciencias naturales para estudiar la fe y las creencias, revisa cómo actúan las neuronas de monjas rezadoras, budistas meditadores, pentecostales o iluminados con ayahuasca y otras sustancias, sin olvidar a las personas que han atravesado experiencias límite, como trances epilépticos o la vivencia de la propia muerte con la misteriosa luz al final del túnel.

Los resultados, explica el escritor en entrevista, permiten identificar circuitos neuronales que están en la base de visiones y experiencias místicas. Y hay más: sus estudios revelan también que la religión tiene un efecto ansiolítico, estimula la empatía con los demás, así como los lazos comunitarios, y aporta mayor seguridad personal.

—¿En qué punto se tocan religión y ciencia?

—La religión es una actividad humana; por tanto, es válido estudiarla científicamente. Se manifiesta a través de un comportamiento natural generado por el cerebro y modulado por la cultura y la sociedad. A nivel sociológico se ha estudiado por la teología o la filosofía, pero la parte más natural o biológica no ha sido tan revisada. ¿Qué tiene que ver la religión con la genética o la evolución? Si tomamos en cuenta que cerca de 80% de la población mundial se asume como religiosa, podríamos esbozar una hipótesis biológica además de cultural.

—¿Se refiere a una propensión genética a creer?

Así es. Somos bichos naturalmente crédulos y es posible que esa propensión a la creencia nos venga de fábrica y obedezca a un fenómeno adaptativo; un fenómeno que dio cierta ventaja al individuo creyente en lo sobrenatural y por lo tanto se transmitió tanto cultural como biológicamente. Cuando hay algún fenómeno natural extraño uno tiene dos caminos: decir “no es nada”, o pensar “ahí hay algo”. Por las dudas, uno mejor cree y esa creencia fortificó al individuo y su relación con los otros.

—¿Pero aquí no cabe pensar en el instinto?

—El instinto es un fenómeno de fábrica cableado en nosotros. Es un comportamiento compartido por distintas especies. En este sentido, la creencia es un instinto. Hay evidencias de que los bebés tienden a creer en lo sobrenatural y a animar lo inanimado. Por otro lado, hay estudios que dejan ver un componente genético en las creencias.

—¿Cuál es el sustento científico de esta hipótesis?

—Hay mucha evidencia neurocientífica. Cuando ocurre un fenómeno religioso o espiritual en una persona se activan áreas específicas del cerebro, en particular de la corteza, la más nueva en términos evolutivos. Las evidencias son muy fuertes en el sentido de que hay algo cableado en el cerebro que propende a lo sobrenatural. Las evidencias moleculares o genéticas son más tenues porque nadie puede esperar que un comportamiento tan complejo como el de las creencias se deba a unas moléculas.

Teorías

—¿Dios tiene una razón científica?

—Dios es una invención del cerebro. Es natural que seamos creyentes, la religión que profesa cada persona depende del ambiente y la cultura. Borges dice que Dios es la mejor invención de la literatura fantástica.

—¿Qué opina Richard Dawkins de este tipo de teorías?

—Dawkins es de los que contrapone ciencia y religión. Él va con su antorcha de la sabiduría a iluminar el mundo, junto a sus amigos, los Illuminati —así se autodenominan. Confrontar ciencia con religión sirve para generar anticuerpos en ambos bandos. Yo, en lugar de enfrentarlos, prefiero hablar de ciencia de la religión. Cada una va por caminos paralelos pero opuestos. Sin embargo, la ciencia puede aportar otra forma de ver al fenómeno religioso.

—Bueno, la Iglesia ya empieza a reconocer la evolución humana…

—La Iglesia se ha tenido que modernizar porque las evidencias de Galileo y la evolución son aplastantes. De hecho hay una Academia Pontificia de Ciencias que, en cierto sentido, cuando sesiona deja las creencias en la puerta; porque si no, no puede discutir. Es un problema el de los científicos creyentes, porque entran en conflicto la evidencia y la fe, que son irreconciliables.

—¿Usted es creyente?

—No. Soy ateo, pero tengo esta visión particular.

—Pero si es algo biológico, tiene una tendencia a creer en algo…

—Si como afirman las evidencias las creencias son biológicas, ¿dónde quedamos los ateos? Según esta visión, el ateísmo es artificial; es más cultural que innato. Nos convencemos culturalmente para romper con las creencias. Asimov y Sagan decían que la religión viene con respuestas, en cambio la ciencia plantea más incertidumbres. Yo creo en la humanidad y en el progreso, y en esto la ciencia tiene mucha responsabilidad.

—¿Más que la fe?

—Debemos separar fe y religión. Entre los preceptos de todas las religiones figuran la solidaridad y el compartir; si los cumplimos o no, ya es otra historia. Pero seguramente ayudaron a cimentar las sociedades, incluso a nivel bélico. Toda esta motivación de la religión no se puede dejar de lado.

Enfoques

—¿Qué tipo de recepción ha encontrado su tesis?

—Los datos son números fríos, la interpretación es otra cosa. Es real que a una persona que reza o tiene una visión mística se le activa un área del cerebro. Lo discutible en dado caso es la interpretación. Yo la llevo al extremo al decir que es innata. Mi interpretación hace 50 años habría sido remitida a la filosofía, hoy no. Actualmente las ciencias naturales comprenden que lo que sucede con la conciencia es algo natural y por tanto puede ser estudiado.

—Del lado de la religión estarán más contentos porque de alguna manera les da una razón científica…

—La reacción ha sido buena, pero me ha tocado platicar con rabinos que se incomodan porque su estructura de creencias y pensamientos se limita a una actividad neuronal.

—¿Es posible que la actividad neuronal a que se refiere ocasione una especie de alucinación o fascinación, pensando por ejemplo en las apariciones?

—Por supuesto. La ciencia y la religión nacen de la angustia. La religión ofrece respuestas cómodas de alguien. Ante la misma angustia, la ciencia inventó herramientas para conocer, extensiones de los sentidos para ver más lejos. Son enfoques diferentes pero cada uno puede generar algún tipo de fascinación en quien lo practica.