Populismo: la epidemia llega a España

Redacción
Política
Mariano Rajoy
Foto: Especial

Por: Claudia Luna Palencia

No hay vacunas para esta enfermedad, que no proviene ni de virus ni de bacterias pero que se instala en el tejido social en la medida en que los gobiernos liberales fracasan en su intento por mejorar los índices cuantitativos y cualitativos de la población que gobiernan: la Europa liberal, la del Estado Benefactor, se desmorona; la presuntuosa heredera de Montesquieu observa temerosa una crecida ola populista que amenaza con apropiarse de los países del Mediterráneo.


Los fallos del contrato social han sido aprovechados en Grecia por partidos radicales como Syriza, cuyo primer ministro, Alex Tsipras, cumplirá seis meses en el poder, tiempo más que suficiente para tener en vilo a los helenos, sus instituciones y economía dada su obstinada negativa a reconocer los acuerdos, deudas y empréstitos contraídos por el anterior gobierno en el renglón del rescate financiero.

El Banco Central Europeo (BCE) ha delineado a lo largo de estos meses un bosquejo de opciones respecto de qué hacer en caso de que Grecia decida no cumplir los pactos con los europeos ni con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y suceda, entonces, un inminente abandono de la zona euro.


Tanto el ruido como la volatilidad que la incógnita helena representa le pegan un varapalo a los mercados accionarios europeos, que aunado a las recientes elecciones intermedias del 24 de mayo pasado en España en que fuerzas políticas radicales de izquierda se apoderaron de buena parte del microcosmos del poder y gobernarán bastiones relevantes como Madrid, Barcelona y Valencia, se configura para el país ibérico “la tormenta perfecta”.

A mediados del mes de junio la prima de riesgo española regresó a su nivel más elevado del último año ubicándose en 172 puntos básicos superando, de hecho, a la italiana en 164 puntos base.

Tampoco es una alarma que ponga el semáforo en rojo, sobre todo si comparamos el nivel actual de la prima de riesgo con los 600 puntos que llegó a tener en 2012, en plena rumorología y al borde del rescate.

Alertas

Lo que sí provoca preocupación tiene que ver con: 1. La salida de capitales; 2. Las notas de inversión de parte de las calificadoras internacionales, y 3. La postura que adopten los inversores extranjeros respecto de la economía española.

En el mes de marzo el Banco de España registró una salida de capitales por 19 mil 400 millones de euros, un reflejo del nerviosismo preelectoral considerando que un mes antes habían salido 800 millones de euros.

Si se equipara con los 66 mil millones de euros que salieron en marzo de 2012 parecería peccata minuta; empero, no lo es en tiempos en los que la economía española está creciendo y la recuperación va filtrándose en los canales de la microeconomía.

¿Qué está asustando a los inversionistas? Fundamentalmente lo mismo que al resto de los estrategas europeos del BCE y a los apologistas del liberalismo económico y la escasa intervención del Estado: el aterrizaje del populismo en tierras europeas.

El temor a que se “latinoamericanice” el Mediterráneo es real, significa el traslado de la ideología de extrema izquierda en el gobierno en Grecia, el asalto al poder que pretende Pablo Iglesias en las elecciones generales de España en noviembre próximo, y de allí el efecto de contagio a Portugal e Italia.

Las alianzas, entonces, no se harían esperar con grupos eurófobos y xenófobos. Por eso están asustados, porque temen que todos sus demonios se vuelvan contra ellos y tengan un émulo de Hugo Chávez gobernándoles vestido de jeans, coleta y camiseta con la imagen del Che. O que surja un sucedáneo castrista o un lopezportillista al que le dé por nacionalizar la banca o decida entronizarse en el poder a lo Perón sine die.

Hasta la mismísima Christine Lagarde, directora gerente del FMI, recientemente solicitó una reunión con Pablo Iglesias para conocer de primera mano qué esquema propone la marca podemista para temas sensibles como el pago de los empréstitos externos, gestión de la deuda, cumplimiento de acuerdos adquiridos y manejo del gasto público. El encuentro aconteció… aunque sin la presencia de Iglesias, quien envió al equipo encargado del marco económico.

Hay un denodado espanto por el lado de los acreedores internacionales a que el populismo se extienda y domine a Europa. Últimamente la agencia Moody’s advirtió, por ejemplo, del “riesgo de una desaceleración en el impulso de las reformas económicas de España derivadas de las dificultades que el gobierno podría tener para aprobar leyes en la próxima Legislatura”.

Arando el mar

Moody’s advierte del riesgo intrínseco que traería para la economía ibérica un incremento de la incertidumbre y la volatilidad. Y lo hace además en momentos críticos para la recuperación del PIB, porque se consolida o se desmorona. “Observamos algunos elementos de incertidumbre en cuanto al panorama político en los próximos años, aunque no se prevé un cambio perjudicial en la política económica después de las elecciones nacionales”, añade el informe.

Las expectativas son que el PIB ibérico crecerá este año 2.7%, si bien el FMI ha llegado a conceder un pronóstico mayor a 3%; lo que internamente debe hacerse en España es impulsar la demanda interna, fortalecer la economía real, detonar el consumo para que impulse la inflación (deflación) y resolver el tema altamente sensible y urgente del desempleo.

Para Antonio del Valle, consejero de GEK, España debe continuar por el camino de la reducción de su deuda, tomar las medidas pertinentes para bajar el desempleo y controlar el déficit: “Todo esto independientemente de quién gobierne”.

El empresario asistió como invitado a Tribuna América de Inversión en Madrid, evento en el que lanzó una serie de ideas para hermanar —económicamente hablando— con mayor intensidad y celeridad las áreas empresariales y de negocios entre México y España.

En presencia de varios hombres de negocios ibéricos, Del Valle propuso la creación de una “asociación multihispanolatinomexicana” encaminada a rentabilizar el maná potencial que tiene el conglomerado hispano como relevante metamercado.

“Me parece que tenemos que acercarnos más con España y España con México. Estamos teniendo una oportunidad dorada que debería aprovecharse uniendo a los grupos empresariales entre ambos lados del Atlántico a fin de integrarnos más”, explicó.

El empresario mexicano de padre asturiano reiteró que además la economía y el quehacer empresarial deberían estar exentos del miedo que siempre provoca todo contexto electoral: “Lo vimos en México y, también recientemente, aquí”.

No obstante, en la economía española se ha colado el ruido de que la debilidad del Partido Popular —hoy en el poder— tras las elecciones municipales y autonómicas del pasado 24 de mayo podría terminar desembocando en un adelanto de las elecciones generales; en lugar de noviembre, como marca el calendario, celebrarse en septiembre.

El presidente Mariano Rajoy se apresura a ser el candidato “natural” del PP para presentarse por otro periodo de cuatro años. Y lo hace frente a un vendaval mezclado con una debilidad coyuntural al interior de las filas y un reacomodo de cuadros con el consiguiente roce que ello provoca con los barones del partido.

Alisios infernales

Para Juan Carlos Martínez Lázaro, investigador de IE Business School, el factor político sin duda le añade una buena dosis de incertidumbre a la economía española, que se ve reflejada en los vaivenes de los mercados y en la salida de estos flujos de dinero fuera de las fronteras geográficas.

“Los resultados de las recientes elecciones regionales y municipales han llevado a que partidos y plataformas de izquierda alcancen el poder en las principales ciudades y en algunas regiones. Eso es un aviso de lo que puede ocurrir en noviembre, en las elecciones generales. Si esas mismas opciones políticas pudieran conformar gobierno, creo que entraríamos en un periodo de inestabilidad económica importante”, señaló el académico.

De hecho, Moody’s estima que el peso de la deuda sobre el PIB tocará el cenit en 2016, cuando se sitúe por encima de 100% y dificulte su calificación.

La misma consultoría de inversión alertó a España unos días antes del envite electoral del 24 de mayo sobre la posibilidad de que los nuevos gobiernos municipales y autonómicos resultantes incurrieran en decisiones como alterar el curso de las finanzas locales afectando el déficit por la elevación del gasto público.

La nota de preocupación tiene que ver con el populismo como práctica económica de los nuevos gobiernos en que llegará a ejercer el poder la extrema izquierda. “Probablemente se incurra en restituir los empleos públicos eliminados entre 2010 y 2013; se trata de unos 200 mil empleos que pertenecían a ayuntamientos y comunidades autónomas”, anticipa Moody’s.

También se habla de la revisión de acuerdos y el panorama de aquí a las elecciones generales es de desasosiego. Para Martínez Lázaro todavía es muy pronto para saber si la posible instalación del populismo en el país ibérico como fuerza política terminará calando en el ánimo de los inversionistas extranjeros. Aunque habrá que esperar a ver qué medidas se toman en los municipios y regiones en las que las opciones populistas van a gobernar, “no hay que descartar ese riesgo, sobre todo si consiguen ser decisivos en la formación del nuevo gobierno tras las elecciones de noviembre”.

Entonces la disyuntiva decantaría entre medidas pragmáticas o políticas demagógicas. Para Martínez Lázaro, de aquí a las elecciones generales habrá que mirar cuidadosamente qué es lo que hacen. “Si llegan al gobierno de la nación o si se produce un escenario de ingobernabilidad, creo que la recuperación económica que está teniendo la economía española puede verse seriamente comprometida”, puntualiza el investigador.

El mismo presidente Rajoy y sus correligionarios saben que vienen meses difíciles. La campaña de la izquierda radical es la del odio, la del resentimiento… y cómo no serlo si en la economía donde antes se hablaba de marginación social ahora se padece pobreza, que sirve como caldo de cultivo para el populismo y la demagogia.