México y el mundo hacia la COP21

Martha Mejía
Todo menos politica
Cambio Climático
Foto: epSos .de/Creative Commons

El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: en términos tanto ecológicos como económicos y políticos representa una amenaza real para la sociedad actual y para el bienestar de futuras generaciones.

Pese a ello, este fenómeno no ha tenido una adecuada coordinación internacional, pues a diario ocurren en todo el mundo sequías, huracanes, inundaciones y demás fenómenos catastróficos que ponen en riesgo la producción agrícola, los asentamientos humanos y millones de vidas.

Todos estos cambios tienen dos causas fundamentales: el uso de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) y la disminución de los bosques, que actúan como el pulmón del planeta. No obstante, en diciembre se presenta la última oportunidad para alinear los criterios internacionales en la Conferencia de las Partes (COP21) que se celebrará en París.

Esta reunión tiene mayor relevancia que las anteriores porque en ella no se pueden postergar más los compromisos: se necesita crear un acuerdo para evitar daños irreversibles a los ecosistemas del planeta.

La embajadora de Francia en México, Maryse Bossière, destacó durante el Climate Diplomacy Day Unión Europea-México. Hacia un acuerdo global sobre cambio climático, que en la COP21 deberán ponerse de acuerdo todos los países sobre las medidas de mitigación y adaptación para enfrentar al cambio climático, pero “limitándolo a un incremento de temperatura de dos grados centígrados, que es la meta que buscamos todos”.

Apuntó que de no hacer nada, en vez de tener un aumento de temperatura de dos grados centígrados, que es lo que puede soportar el ecosistema mundial, podríamos llegar a cuatro o cinco grados de elevación de la temperatura, “lo que traería una reducción de tierras emergidas, así como complicaciones múltiples sobre salud, alimentación, ecosistemas, reducción de los recursos naturales y consecuentes conflictos”.

Al respecto Mario Molina, director del Centro Mario Molina, señaló que los países enfrentan un problema global, el más serio que se ha tenido en los últimos años, mismo que requiere una revolución en los sistemas de energía. “El uso de combustibles fósiles no se puede eliminar repentinamente por el costo; pero sí se puede hacer a mediano plazo; es un costo muy razonable, mucho menor del que traerían consigo los impactos climáticos si no lo hiciéramos”, aseveró durante el Climate Diplomacy Day.

En opinión del Premio Nobel de Química 1995 “debe acelerarse” el uso de energías como la eólica, solar e hidroeléctrica e inclusive la energía nuclear, una fuente de nueva generación “muy segura”.

Bonn

A principios de junio se realizó en Bonn una reunión intermedia previa a la COP21, en la que participaron países como Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Canadá e Italia, líderes del G-7.

Esta cumbre, que constituye la continuación de la negociación que tiene su antecedente en el Protocolo de Kyoto y la COP20 realizada en diciembre 2014 en Lima, Perú, debe darle continuidad a la cumbre siguiente, el 26 de agosto, también en la ciudad de Bonn.

Un avance importante de la reunión fue llegar a tres acuerdos sobre la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los bosques, más conocida como REDD.

Primero, se acordó salvaguardar y proteger los bosques a fin de que los pobladores de las zonas forestales no sufran impactos negativos por la implementación de este mecanismo.

Segundo, establecer beneficios como empleos para las personas que habitan en territorios forestales, mejoras en la biodiversidad y en los servicios hidrológicos.

Tercero, implementar la REDD como una política de Estado en lugar de ser un mecanismo simple de mercado y, con ello, que los países beneficiarios reciban recursos internacionales sin necesidad de sacar bonos o certificados de carbono.

Desgraciadamente, dentro de esta reunión no se lograron avances en temas como energía y transporte, debido a que son sectores muy sensibles a los poderes económicos, políticos y energéticos globales.

Emisiones

Uno de los pasos más importantes que se han dado en el tema de emisiones desde el año pasado es que todos los países deben enviar a la COP sus Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDC, por sus siglas en inglés).

En este contexto, los países de la Unión Europea anunciaron que antes de 2030 reducirán 40% sus emisiones con respecto de los niveles alcanzados en 1990 y dedicarán 20% de su presupuesto para esos esfuerzos, es decir, alrededor de 180 mil millones de euros.

Por su parte, Estados Unidos se comprometió a reducir entre 26 y 28% sus emisiones hacia 2025, mientras que Rusia reducirá entre 20 y 25% sus GEI para 2030.

En tanto, Suiza disminuirá 50% sus emisiones hacia el mismo año, de los cuales 30% será en el propio territorio y el resto con proyectos exteriores.

Noruega se comprometió a aminorar 40% sus emisiones para 2030 con un programa de proyectos que se llevarán a cabo entre 2021 y 2030.

En cambio, se evidenció el retroceso de Canadá y Australia, que en el pasado eran países más comprometidos y visionarios.

México

En los últimos 50 años nuestro país ha experimentado ciclones tropicales, inundaciones y sequías que han llevado a la pérdida de vidas humanas, así como costos sociales y económicos. Estos eventos han provocado pérdidas económicas anuales de casi 730 millones de pesos entre 1980 a 1999 y de 21.95 millones entre 2000 y 2012, de acuerdo con el Programa Especial de Cambio Climático (PECC).

Ante tal situación, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) anunció su compromiso para reducir 25% su emisión de gases y compuestos de efecto invernadero, siendo México el primer país en desarrollo que anuncia compromisos voluntarios de reducción de emisión ante la COP.

El titular de la Semarnat, Juan José Guerra Abud, informó que para el periodo 2020-2030 México buscará desacoplar su crecimiento económico de la emisión de contaminantes de efecto invernadero como el bióxido de carbono.

Este compromiso también incluye una reducción de 22% en las emisiones directas de bióxido de carbono, metano, óxido nitroso y gases fluorocarbonados, con respecto de la línea base o el crecimiento tendencial de las actividades productivas, de servicios y urbanos que lo generan.

Lograr esta reducción de GEI no será tarea sencilla. Y a pesar de que México contribuye con solo 1.37% de las emisiones globales de CO2 derivadas de la quema de combustibles fósiles, sí es gran receptor y principal perjudicado de las emisiones a nivel mundial.

China, que se ha convertido en el principal emisor de Gases de Efecto Invernadero, no ha anunciado aún sus compromisos de reducción para 2050.

La importancia de estas contribuciones rumbo a la COP21 es que son compromisos que los países presentan para reducir los GEI de acuerdo a sus realidades, a través de acciones de mitigación, y que pueden incluir también compromisos en adaptación, financiamiento, desarrollo de capacidades y tecnología.