‘Capitán Fantasma’, el amo de las fugas en el siglo XX

Juan Carlos Ponce
Prisión
Foto: marcos|socram/Creative Commons

Desde el 11 de julio pasado, los medios de comunicación no dejan de nombrar la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzman del penal Altiplano, en el Estado de México, pero hubo otro personaje que se hizo famoso por lograr huir de diferentes cárceles: Santiago Reyes Quesada, el “Capitán Fantasma”.

Reyes Quesada se convirtió en una leyenda entre los delincuentes gracias a la facilidad que tenía para fugarse de todas las prisiones a las que cayó a lo largo de su vida criminal.

El primer reporte que se tiene de Reyes Quesada se registró en el año 1938, cuando un joven de “ojos azules” con 15 años de edad, oriundo de Los Ángeles, California, fue detenido en Tamaulipas por robar accesorios de un automóvil.

El muchacho que en esos tiempos era llamado “El Jimmy” permaneció 60 días en un Trubunal para Menores de Tampico, donde aprendió carpintería y ebanistería, y luego escapó.

Escapó por un pasillo

Semanas después, Reyes Quesada volvió a delinquir, en esta ocasión asaltó un pequeño comercio en compañía de 3 amigos.

Para su mala fortuna fue detenido y llevado de regreso a prisión, donde fue colocado en una celda especial para reincidentes.

Apoyado por otro prisionero, Reyes Quesada logró huir de nueva cuenta tras romper unos cristales y huir del Tribunal tras deslizarse por un angosto pasillo.

Un año después, en 1939, ya en la Ciudad de México, Reyes Quesada fue detenido por robo a comercios por lo que fue llevado a otro Tribunal para Menores ubicado en la colonia San Rafael, de donde se fugó un domingo, mezclándose entre las personas que realizaban una visita.

Entre la basura

Reyes Quesada fue recapturado cerca de la colonia Morelos y regresó a la cárcel donde, en esta ocasión, enamoró a un celador homosexual para que lo dejara escapar.

Fue así como el joven huyó del Tribunal escondido entre la basura.

Años después regresó al norte del país para delinquir en Tampico, Tijuana, Monterrey, Torreón, Zacatecas y San Luis Potosí.

Sobornaba custodios

En 1945 fue detenido en Tamaulipas y de nueva cuenta fue a parar a una prisión estatal. Con las ganancias de sus robos, Reyes Quesada sobornó a dos custodios para que lo dejaran escapar en Navidad.

Meses después, Reyes Quesada se mudó a Michoacán donde asaltó un comercio y asesinó a tiros a la propietaria.

Tras los hechos, escapó a Jalisco donde fue detenido y llevado a Oblatos, donde también “compró” a los custodios, quienes a demás de dejarlo libre, huyeron con él.

Se hizo pasar por militar

Tras esta nueva huída, Reyes Quesada regresó al Distrito Federal donde compró un uniforme del Ejército para hacerse pasar por militar; además, fabricó una credencial de identidad falsa a nombre de “Roberto López Hernández” y mandó a ponerle a su vehículo un escudo de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Para 1948, Reyes Quesada, quien ya era apodado “El Capitán”, fue detenido y llevado a la prisión de Lecumberri, donde en diciembre de ese año sobornó a 2 custodios para que le prestaran un overol y se hiciera pasar como comisionado en la Dirección, lo que le permitió meterse en un camión y abandonar la cárcel.

Reyes Quesada regresó a Tamaulipas donde fue nuevamente detenido y llevado a la cárcel de Ciudad Victoria; en esta ocasión, el “Capitán” escapó dentro de un vehículo de madera que construyó para un niño.

Los celadores nunca se dieron cuenta que el preso salió del penal dentro del “juguete” en febrero de 1950.

Al regresar a la Ciudad de México, Reyes Quesada fue nuevamente arrestado.

Para abandonar la cárcel, el “Capitán Fantasma” fingió estar enfermo y fue llevado al Hospital Juárez, de donde se fugó gracias a un descuido de sus vigilantes.

En 1951, Reyes Quesada fue recapturado nuevamente en el Distrito federal y regresó a Lecumberri, de donde se fugó con otro reo luego de limar los barrotes del juzgado tercero penal.

Años después, Reyes Quesada regresó a Tamaulipas donde fue recapturado por enésima vez.

En esta ocasión el “Capitán” fue llevado a la cárcel de Andonegui, de donde escapó dentro de una cantina de madera que le fue solicitada por el gobernador Horacio Terán.

Cortó los barrotes

En agosto de 1957, Reyes Quesada fue capturado mientras paseaba junto a 2 hermosas mujeres.

Esta vez, el “Capitán” aceptó ser culpable e 17 asesinatos y el robo de 17 vehículos último modelo. Tras la declaración fue llevado a la prisión de Salgado, Guanajuato.

Días después de su detención, Reyes Quesada se escapó cortando los barrotes de la cárcel.

Unos 15 días después de escapar de prisión, Reyes Quesada asaltó un camión de pasajeros en Aguascalientes y semanas más tarde entró a la famosa Casa de Vidrio donde robó $60,000.

En julio de 1959, Reyes Quesada volvió a ser detenido. En esta ocasión, el “Capitán” optó por dejar de comer hasta enfermar para ser llevado al Hospital Civil, de donde se fugó el 23 de agosto de ese año.

Tres meses después fue llevao al penal de Nuevo León, que contaba con un moderno sistema de alarma, así como una torre desde donde vigilaban militares armados.

Se decía que Reyes Quesada no se escaparía de esta prisión, pero en agosto de 1962 salió del penal escondido en un mueble fabricado por él.

El llamado “Capitán Fantasma” continuó su vida criminal y, fue hasta 1971, cuando entró a la Penitenciaría de Puebla de donde ya no pudo escapar.

Con información de luisfranciscomacias.blogspot y enlacedelgolfo.mx