Geopolítica, la nueva seguridad nacional

El Papa Francisco no visitó México porque la Iglesia católica desarrolla una estrategia definida como la política-mundo. 

Carlos Ramírez
Columnas
Geopolítica, la nueva seguridad nacional
Foto: NTX

Para los que se preguntan por qué el Papa Francisco ha venido en dos ocasiones a América y no ha visitado México, la respuesta no está lejos: como en los tiempos de Alejandro VI a finales del siglo XV, la Iglesia católica desarrolla una estrategia definida por Ortega y Gasset como la política-mundo.

La derrota de las ideologías, el fracaso inevitable del neoliberalismo y la reactivación de la sociedad civil fuera de las instituciones han configurado un nuevo mapa geopolítico del cual México, desde la firma del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, ha soslayado. Por ello se entiende el nombramiento de una promotora turística como secretaria de Relaciones Exteriores.

El mapa geopolítico contiene los intereses de los más poderosos. Será ingenuo quien crea que el reporte del grupo especial de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA se basa en el sentimiento por la represión; desde la CIDH se trazó parte de la estrategia de Washington en 2002 cuando un golpe de Estado sacó a Hugo Chávez de la Presidencia de Venezuela, hasta que Fidel Castro, por teléfono, dirigió desde La Habana la estrategia de resistencia política para revertir el golpe.

La crisis de refugiados, el fracaso de Barack Obama, el repunte de Donald Trump con la agenda geopolítica de la inmigración, la reorganización de América del Sur fuera del control de Washington, la corresponsabilidad de EU en el tráfico de enervantes como crimen trasnacional, la paz geopolítica de Washington con La Habana, la ofensiva antineoliberal en Europa con el endurecimiento de Alemania, el cambio en el Partido Laborista de Gran Bretaña con un giro a la izquierda dura y el crecimiento de la inestabilidad en Oriente Medio con el grupo Estado Islámico exigen un replanteamiento de la política exterior y la seguridad nacional de México.

Presiones

Desde los tiempos de Carlos Salinas de Gortari la política exterior de México es comercial. Y si los resultados han sido impresionantes —exportaciones de tres mil 600 millones de dólares en 1976 y de 360 mil millones de dólares en 2014—, en lo geopolítico México ha permanecido al margen: en 1962, EU expulsó a Cuba del sistema interamericano de la OEA y solo México se abstuvo con un voto que sonó contra la Casa Blanca, pero la reanudación de relaciones Washington-La Habana pasó sin interés de México.

La seguridad nacional no es solamente guardar la frontera de una (im)posible invasión extranjera, sino que los tópicos son más diversos: el aislamiento, el crimen trasnacional, la presión de EU en materia de lucha contra el tráfico de estupefacientes, los reacomodos geopolíticos en el entorno y en el mundo, el deseo de meter en México al Ejército estadunidense. De haber tenido una diplomacia geopolítica y de seguridad nacional, ahora la política exterior es reflejo de la atonía en la política interior.

El mundo se reorganiza y México carece de comprensión de la nueva realidad estratégica. El reporte de la CIDH sobre los 43 estudiantes asesinados en un basurero de Cocula no debe ser leído como acta pericial, sino que forma parte de los mecanismos de presión estadunidense en las partes más débiles de la política interior.

Pero mientras se perciben las presiones geopolíticas, las comisiones de Seguridad Nacional, Defensa y Marina en las dos cámaras legislativas serán asignadas a burócratas partidistas y en un mundo en guerra geopolítica México será una aldea turística.