Infancia: momento ideal para la masa ósea

La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo per cápita de leche de 160 litros al año.

Masa ósea
Foto: Goroshi/Creative Commons
Lorena Ríos
Todo menos politica
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El calcio es un mineral no solo indispensable en la formación y el fortalecimiento de huesos y los dientes, sino que también ayuda en la coagulación de la sangre, regula la función muscular, interfiere en la frecuencia cardiaca y en la permeabilidad de las membranas celulares, es decir, favorece la entrada y salida de diversas sustancias.

Al existir una carencia de calcio en el organismo habrá una inadecuada absorción de nutrientes a nivel intestinal, dolor en las articulaciones, hormigueo y calambres musculares, así como ritmo cardiaco anormal, convulsiones, trastorno cognitivo y depresión, entre otras alteraciones.

Cuando no se provee al organismo del calcio que necesita, este reaccionará y lo tomará de la estructura ósea, lo cual a la larga la debilitará.

Otras enfermedades que afectan la absorción de calcio en el cuerpo son la de Crohn, mala digestión de la lactosa y la intolerancia a esta.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo per cápita anual de leche de 160 litros, pero en México la ingesta es de apenas 48. Cabe destacar que la población de niños y adolescentes es la que más requiere de este alimento para desarrollar al máximo su masa ósea.

Al respecto, Patricia Clark, reumatóloga y jefe de la Unidad de Epidemiología Clínica del Hospital Infantil de México Federico Gómez (HIMFG), comenta que el sistema de salud enfrenta un dramático aumento en el número de pacientes con fracturas, principalmente de la columna vertebral y de cadera, las cuales representan una pesada carga humana y socioeconómica.

De ahí la importancia de que los niños y adolescentes ingieran leche de vaca, alimento que contiene importantes niveles de calcio y vitamina D.

“El calcio es uno de los nutrientes clave de nuestro tejido óseo. De hecho, nuestro esqueleto almacena 99% del calcio total de nuestro organismo. El calcio no solo contribuye a mantener nuestros huesos fuertes, sino que además garantiza el buen funcionamiento de nuestro sistema nervioso y muscular. Estas son por sí solas muy buenas razones para consumir suficientes alimentos ricos en calcio en nuestra dieta”, señala la especialista.

Pero además “la anorexia nerviosa, la obesidad y el sobrepeso en los niños impacta de manera negativa sobre la densidad de masa ósea y la fuerza ósea, por lo que tienen más probabilidades de presentar fracturas repetidas”.

También destaca la necesidad de conocer si en los menores de edad existen enfermedades que determinan la falta de calcio en el organismo, como son alergias, insuficiencia renal, colitis y trastornos hormonales, entre otras.

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Alimento esencial

A pesar de la importancia del calcio para el crecimiento de los niños y los adultos de todas las edades, preocupa a los profesionales médicos los niveles de ingesta inadecuada de este nutriente que contribuye a la salud ósea.

De acuerdo con un estudio elaborado por Jonathan Maguire, pediatra e investigador del Hospital St. Michael, en Canadá, y publicado en la Canadian Medical Association Journal, los niños que toman leche de vaca tienen mejores niveles de vitamina D en su sangre, en comparación con los infantes que no la beben.

“La vitamina D es un nutriente esencial que se obtiene a través de la exposición al sol o que se encuentra en la leche de vaca, pescado y otros alimentos. Tiene un papel importante en el desarrollo y fortalecimiento de los huesos. En los niños, bajos niveles de esta vitamina puede derivar en debilidad ósea y, en los casos graves, raquitismo, una enfermedad que causa que los huesos se tornen blandos y débiles; o bien puede conducir a deformidades óseas”, advierte el investigador canadiense.

En este sentido, recomienda consumir de dos a cuatro raciones al día de leche dependiendo de la edad.

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Esqueleto vs. casa

John Kanis, presidente de la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF, por sus siglas en inglés), señala que “nuestro esqueleto es muy parecido a una casa: debe construirse con el material adecuado para mantener fuerte la estructura y que se conserve en el tiempo para evitar cualquier tipo de daño en el largo plazo”.

Y resalta que la salud ósea se desarrolla en una etapa muy temprana de la vida; de hecho, en el útero. “Un estado nutricional pobre en la madre puede impactar en el crecimiento óptimo del esqueleto del bebé. Se le ha asociado a un contenido mineral reducido en huesos adultos en el pico de masa ósea y más adelante en la vida, además de un riesgo mayor de fractura de cadera”, menciona.

Más allá de esto, la infancia y la adolescencia son momentos críticos para la construcción de los huesos, ya que en este periodo aumentan el tamaño y la fuerza del esqueleto humano en forma considerable. Aproximadamente 50% de la masa ósea se acumula en la adolescencia. Este proceso continúa hasta la mitad de los veinte, donde se alcanza por lo general el pico de masa ósea (la cantidad máxima de hueso posible durante el crecimiento del esqueleto).

Ayudar a un niño a alcanzar la fuerza ósea óptima es beneficioso en la adultez tardía, dado que hay más hueso de reserva para tomar; a diferencia de lo que ocurre en los años de juventud, un adulto no puede reemplazar tejido óseo a la misma velocidad con que lo pierde.

Se cree que un aumento de 10% en el pico de densidad mineral ósea, una medida de fortaleza de los huesos, podría retrasar 13 años el desarrollo de la osteoporosis.

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