Una serie de ataques perpetrados la noche del viernes en diversos puntos de París causaron la muerte de al menos 127 personas y provocaron heridas a más de 200.
La violencia llenó de miedo la ciudad y superó los horrores de la matanza en Charlie Hebdo de hace apenas 10 meses.
Es la ofensiva más letal que ha sufrido Francia desde la Segunda Guerra Mundial. El presidente de Estados Unidos Barack Obama dijo en Washington que los hechos representan un “ataque contra toda la humanidad”.
El papa Francisco dijo: “no entiendo estas cosas. Son difíciles de entender, que hayan sido hechas por seres humanos (...). Esto no es humano”.
El grupo Estado Islámico se adjudicó el sábado la autoría de la ola de ataques. En una declaración publicada en internet, el grupo extremista dijo que 8 milicianos armados con cinturones explosivos y armas automáticas atacaron objetivos cuidadosamente seleccionados en la “capital de adulterio y el vicio”.
Los milicianos lanzaron al menos seis ataques con armas de fuego y bombas en rápida sucesión.
Así comenzó el horror.
En el estadio
Durante el primer tiempo del partido amistoso entre las selecciones de Francia y Alemania el viernes, dos explosiones se escucharon cerca. La primera, alrededor de las 9:20 de la noche, fue un estallido corto y seco.
“Los escuchamos, pero pensamos que se trataba de artefactos caseros o juegos pirotécnicos”, comentó el fanático Frederic Lavergne.
El siguiente “estallido” se escuchó pocos minutos después, y se oyó claramente mientras se abría paso en el aire helado.
Tres suicidas se inmolaron alrededor del estadio nacional, en el norte de la capital.
El ruido dentro del estadio era poco en ese momento, dado que el partido ofrecía pocas emociones, y el sonido de las sirenas afuera era fuerte, al igual que el de las hélices de los helicópteros de la policía que sobrevolaban la zona.
Para el final del partido, que Francia ganó 2-0, el ambiente era de silencio sombrío, mientras las noticias se filtraban por medio de teléfonos móviles y las redes sociales informaban de la matanza en el teatro Bataclan. Un sentimiento deprimente se había apoderado de la mayoría de los presentes.
Los espectadores no cayeron en pánico, pese a escuchar las explosiones provenientes de una zona cercana, parte de una carnicería que se desataba en la ciudad. Pero hubo mucha ansiedad y tensión.
Momentos después que el árbitro decretara el final del encuentro, cientos de aficionados invadieron la cancha. Pronto resultó evidente que los aficionados sólo querían mantenerse en el césped en lugar de atreverse a salir.
Después de un segundo aviso al público que afirmaba a los aficionados que era seguro abandonar el estadio y tomar transporte público, la gente empezó a salir y a cantar el himno nacional de Francia.
El teatro
La peor matanza ocurrió casi al mismo tiempo en una sala de conciertos donde habría de presentarse una banda de rock estadounidense: el teatro Bataclan.
Los 3 agresores primero dispararon sus ametralladoras contra las cafeterías afuera del lugar para luego entrar al auditorio y matar a más personas.
Decenas de jóvenes asistentes fueron tomados como rehenes.
Sylvain, un fornido asistente al concierto, se derrumbó entre lágrimas al recordar el ataque, el caos y cómo había escapado durante un receso en los disparos.
“Estaba viendo el concierto desde el foso, en medio de la masa del público. Primero oí explosiones, y pensé que eran fuegos artificiales”. “Pronto olí la pólvora y comprendí lo que estaba ocurriendo. Había disparos por todas partes, en oleadas. Me tumbé en el suelo. Vi al menos dos tiradores, pero oí a otros hablar. Gritaban ‘Es culpa de Hollande’. Oí a uno de los tiradores exclamar ‘Allahu Akbar’'', dijo Sylvain, quien por temor a su seguridad habló bajo condición de que no se empleara su nombre completo.
La policía tomó por asalto el lugar, cercó a los agresores y estos hicieron estallar sus chalecos con explosivos.
Un video grabado desde el balcón de un apartamento y subido en el sitio web de Le Monde mostraba parte de ese horror. En las imágenes se ve a docenas de personas que huían de los disparos fuera del local, y corriendo hacia una calle lateral.
Al menos una persona se ve temblando en el suelo mientras decenas pasan corriendo, algunas cojeando o ensangrentadas. La cámara gira hacia la calle para mostrar a más gente que huye, arrastrando dos cuerpos por el suelo. Otras 2 personas se agarran con las manos de los balcones de un primer piso, y se quedan colgando en un aparente intento de mantenerse fuera de la línea de fuego.
Una sangrienta escena de horror quedó en el recinto: por lo menos 100 personas fallecieron en la sala.
Restaurantes
Aproximadamente a la misma hora, el ruido de los disparos ahogó el tintineo de las copas en un popular barrio parisino.
La sangre llegó al asfalto después de que los agresores abrieran fuego contra una serie de cafeterías de moda, abarrotadas en un viernes por la noche inusualmente templado. Más de 20 personas murieron allí, según el fiscal de París François Molins.
Emilio Macchio, de Ravenna, Italia, estaba en el restaurante Carillon que fue atacado, tomando una cerveza en la acerca, cuando comenzó el tiroteo.
No vio a ningún agresor ni a víctimas, pero se escondió tras una esquina y después huyó. “Sonaba como fuegos artificiales”, dijo.
El restaurante Carillon está en el mismo barrio que las oficinas de Charlie Hebdo, al igual que la sala de conciertos Bataclan, donde habría de presentarse la banda californiana Eagles of Death Metal.
Otro agresor se inmoló en el boulevard Voltaire, dijo la oficina del fiscal.
Luto nacional
El presidente de Francia Francois Hollande declaró estado de excepción y anunció que cerraría las fronteras.
“Es una dura experiencia que nuevamente nos aqueja. Sabemos de dónde viene, quiénes son estos criminales, quiénes son estos terroristas”, dijo.
La torre Eiffel apagó sus luces y cerró el acceso en señal del luto nacional que tendrá Francia durante 3 días.