Daltonismo partidario

El empeño del presidente del PRD en conseguir las alianzas a toda costa tiene un fundamento más personal que partidario.

Juan Gabriel Valencia
Columnas
PRD alianzas
Foto: NTX

Nadie sabe para quién trabaja. O casi nadie. El empeño del presidente del PRD en conseguir las alianzas a toda costa en contra de los gobiernos priistas tiene un fundamento más personal que partidario. La autorización del Comité Nacional para permitir esas alianzas pasa por un cálculo más racional que íntimo, pero lo involucra.

El activismo antipriista de la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática tiene dos vertientes: resentimientos personales y posturas programáticas. Las coaliciones alcanzadas en Veracruz y Oaxaca son testimonio de ello.

En el terreno personal sigue sorprendiendo la obsesión de la presidencia del PRD para lograr coaliciones en Veracruz y Oaxaca. El presidente de ese partido amenazó con su renuncia si esas coaliciones no se lograban. Hay que reiterar la trayectoria de esa presidencia: cercano a Luis Donaldo Colosio; director general de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación; presidente de la Fundación Colosio del PRI; embajador en Irlanda del gobierno foxista; reclutado para diputado federal por Carlos Navarrete, presidente del PRD, el mismo que apoyó y respaldó al presidente municipal de Iguala y a su esposa... ¿Todo olvidado y todo perdonado? Agustín Basave sabe quiénes lo reclutaron y sus antecedentes. Es materia de asombro dado los antecedentes académicos del propio Basave.

La coalición PRD-PAN en Veracruz y Oaxaca es compleja de entender para un perredista de años. ¿Qué ganan? En la gubernatura de dos años de Veracruz, si vencen al PRI en los comicios, el nuevo gobernador lo hará en funciones antipriistas, no a favor del PRD: son cosas diferentes.

Lo mismo en el caso de Oaxaca, donde el ex gobernador de ese estado y actual secretario de Gobierno de Puebla, Diódoro Carrasco, llevará la voz cantante. ¿Quién lleva mano en la construcción de un gobierno?

Por supuesto, el PAN gana todo, si es que gana algo, habrá que verlo en las elecciones. ¿Qué gana el PRD? Mantenimiento del porcentaje de registro, algo de dinero, engrandecer el ego y las ambiciones personales de su presidente nacional. Nada más.

Cobro

Sorprendente el antipriismo de Agustín Basave. Él sabrá por qué. Pero el PRD con las condiciones de las coaliciones pactadas no gana nada. Menos aún con las todavía pendientes candidaturas comunes en Tlaxcala y Puebla.

La dirigencia nacional del PRD le está haciendo el juego al PAN, sin que sea muy difícil pronosticar que en 2018 los panistas los tiren a la basura. Una elección presidencial no se parece en nada a otra como en Tlaxcala o Puebla.

Está claro, se ha dicho así por el presidente nacional del PRD, que si no va Tlaxcala, no va Puebla. En coalición, Tlaxcala ya no fue: se venció el plazo legal. Les queda la candidatura común en la que la panista Adriana Dávila jugará un papel preponderante. Ella no cederá. ¿Qué gana el PRD, y la izquierda mexicana, en este esfuerzo fatuo de aliancismo? Muy simple. Satisfacer el ánimo revanchista personal de un dirigente nacional del PRD que solamente quiere cobrar facturas y agravios reales o imaginarios provenientes del que fue el partido de toda su vida, el PRI nacional. Un juego extraño de cobro de cuentas personales a cargo de electores que desean un buen gobierno.