Nuevos caminos para Pemex

La empresa que le daba 33% del ingreso fiscal al país se volvió vulnerable.

Alberto Barranco
Columnas
Gasolinera de Pemex
Foto: NTX

Colocada en el filo de la navaja con deudas superiores al valor de sus activos; con una nómina mayor en 40% al equilibrio; con una carga impositiva que sigue siendo confiscatoria y con un nivel de cotización de su producto cuesta abajo en su rodada, Petróleos Mexicanos se volverá chiquita.

Colocada la ruta hacia el tú por tú con las petroleras multinacionales, de pronto el barco resultó con sobrecarga.


Bajo la triste realidad, la empresa inició una ruta de reversa en cuyo escenario deberá deshacerse de lo que le queda de su participación accionaria en la compañía española Repsol, a la que hace un lustro intentó controlar vía una alianza con la principal tenedora de capital.

La senda lleva también a deshacerse de otra pincelada faraónica: la compra de dos floteles, es decir, barcos-hotel construidos en los astilleros de Galicia, que colocaría a la vera de sus plataformas en aguas profundas para servicio de sus trabajadores.

La aventura le costó 200 millones de dólares...

Más allá, la exigencia de equilibrar las finanzas obliga también a la empresa a deshacerse de un absurdo: la compra de dos empresas de fertilizantes en la quimera de diversificar el negocio. La factura pagada por Agronitrogenados y Fertinal, ambas firmas en proceso de extinción, fue de 650 millones de dólares.

Adicionalmente Pemex buscará socios privados vía la instancia financiera conocida como Fibra E, cuyo capital se nutre de colocaciones bursátiles, para sus empresas de transporte y almacenamiento.

La posibilidad podría extenderse al terreno de la refinación. Pemex, pues, permitirá una inyección de capital a sus refinerías por medio de la emisión de certificados bursátiles.

Realidad

La alternativa podría alcanzar también a los pocos complejos petroquímicos que aún operan a mediano gas, aunque los cálculos hablan de plano de venderlos.

Bajo la conducción de un financiero, José Antonio González Anaya, la empresa productiva de Estado busca ubicarse en un nivel de acuerdo a la realidad que plantea la caída de 70% en su ingreso, aunque sin perder la perspectiva.

De acuerdo con los expertos, para mantener viva la operación en los campos que conservó vía la Ronda Cero de la reforma energética Pemex demanda 23 mil millones de dólares, frente a los 26 mil que el Congreso le permitió como presupuesto para este año.

Naturalmente, el monto incluye el gasto de operación, lo que deja las cuentas truncas.

De pronto, pues, el nuevo rico a cuya vera el ex presidente José López Portillo conminaba al país a administrar la riqueza, se topó con que el tren de vida, reducidas las rentas, no era ya compatible con su realidad.

La empresa que le daba 33% del ingreso fiscal al país; la que ofrecía los salarios y prestaciones más altos del sector público; la que contrataba a granel a cuanto recomendado llegaba “con los atentos saludos”; la que soportaba una y otra pérdidas con la contratación de deudas, se volvió vulnerable.