Internet vs. televisión

La crisis de comunicación es de costos y de contenidos, no de fuga de lectores o auditorios.

Carlos Ramírez
Columnas
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Foto: CNJ / Creative Commons

Así como el auge de las redes sociales en internet cantó desde hace tiempo el fin histórico del periódico impreso, ahora se ha abierto un debate en torno de que la comunicación cibernética estaría liquidando a la televisión.

Las explicaciones pueden ser las mismas. En el pasado los periódicos en el hoy ex DF empezaban a distribuirse a las cuatro de la mañana, a las siete llegaban a puestos y los lectores comenzaban su lectura. Hoy muchas columnas y todas las noticias se dan en tiempo real, los textos de opinión se adelantan vía web desde la tarde anterior a su circulación en papel y la lectura se hace en dispositivos móviles.

En televisión es lo mismo. Hasta no hace mucho tiempo el auditorio esperaba las nueve o diez de la noche y se sentaba en la sala de su casa a esperar los noticiarios principales nocturnos. Los noticieros consolidaban las noticias; hoy, sin embargo, el flujo informativo ha convertido a la sociedad en una sociedad de la información, cuando en el pasado el ciudadano esperaba hasta la noche para saber lo que ocurría en México y en el mundo.

Pero hay una falsa apreciación. La desaparición de periódicos escritos y los ajustes en las cadenas de televisión tienen menos de competencia con internet que estructuras productoras muy caras. El contenido siempre es el mismo: las nuevas formas de llevar las noticias y los programas de entretenimiento al lector-auditorio requieren de mayor dinamismo. Los periódicos que han cerrado tuvieron una motivación presupuestal y de menor dinamismo en la circulación de su información.

Internet ha consolidado también al lector y al auditorio: los periódicos en puestos de la esquina buscaban al lector que iba pasando y las televisoras con señales de antena habían acostumbrado a su auditorio a horarios específicos que obligaban a verlos en casa. Hoy hay cadenas que tienen aplicaciones para ver series a cualquier hora, desde cualquier dispositivo y en cualquier lugar.

Por tanto, el desafío no es todavía de contenido sino de organización empresarial.

Aprovechamiento

Antes los periódicos incluían toda la gama informativa, incluyendo sociales, deportes, sociedad y otros. Ahora el lector se ha segmentado en pocas líneas informativas. El periódico El País, de España, y el The New York Times, de Estados Unidos, han priorizado internet y pronto concluirán la etapa de impresos.

La crisis de comunicación es de costos y de contenidos, no de fuga de lectores o auditorios. La misma libertad en la circulación de información ha rebasado los modelos de programas de entretenimiento. Y no hay que olvidar la dictadura de los anunciantes que hoy quieren vender productos, no marcas; quieren compradores y no simpatizantes.

Los medios que entiendan la lógica social de prensa y televisión saldrán airosos de esta etapa de reorganización, en el entendido —eso sí— de que terminaron los imperios corporativos; los bancos, financieras y corporaciones especulativas que no entendieron la crisis de 2008 regresaron a lo mismo y de nueva cuenta están condenados a la quiebra.

Internet es un desafío y no un Godzilla destructor de la civilización. No compite con la prensa escrita ni la televisión, sino que es parte de las nuevas formas de comunicación escrita y de imágenes. Los que entiendan que internet es un flujo sabrán cómo aprovecharlo y no emprender batallas perdidas compitiendo con un sistema de transmisión y no una fuente de comunicación.