Los mitos migratorios

Los brotes de xenofobia y discriminación que acaparan la narrativa política han traspasado la actual campaña republicana

Lucy Bravo
Columnas
Donald Trump
Foto: John Minchillo

Donald Trump ha construido su campaña por la candidatura republicana a la Presidencia de Estados Unidos con la promesa de levantar un muro en la frontera con México. Si bien esas palabras le han valido un lugar privilegiado en los titulares, la verdad es que su propuesta no se aleja mucho de las posturas de la ortodoxia republicana. El problema con este incendiario discurso sobre la inmigración es que no tiene nada que ver con la realidad.

Los brotes de xenofobia y discriminación que acaparan la narrativa política han traspasado la actual campaña republicana y se han convertido en una radiografía de la parálisis política que azota a Estados Unidos. Aunque el debate migratorio ha existido durante décadas, poco se ha logrado para aliviar la situación de los más de 11.3 millones de inmigrantes indocumentados.


A su vez, los mitos alrededor del tema son solo reflejo de la percepción exagerada de una “invasión” de los inmigrantes, que a su vez han sido señalados como el origen de todos los males.

De hecho, según la encuestadora IPSOS Mori los estadunidenses creen que los inmigrantes conforman al menos 32% de la población, cuando en realidad tan solo alcanzan 13% y de este porcentaje únicamente 3.5% son inmigrantes ilegales.

A su vez, el flujo de inmigración ilegal procedente de América Latina está cayendo drásticamente. De acuerdo con un reciente estudio del Pew Research Center, desde 2008 la cantidad de inmigrantes provenientes de Asia ha superado a los de América Latina. De hecho, la Oficina del Censo de EU informó que China superó a México desde 2013 como el primer país de origen de inmigrantes y que actualmente la tasa neta de migración mexicana se ha reducido a cero.

Simplista

Trump también exalta el supuesto impacto negativo que la población inmigrante ha provocado en la economía. Pero una vez más la evidencia nos muestra lo contrario: de acuerdo con un reciente estudio de Harvard esa población incrementa el PIB estadunidense en 1.6 trillones de dólares y contribuye con un estimado de 11.8 millones de dólares en impuestos cada año. Asimismo, se ha comprobado que los inmigrantes, independientemente de su país de origen o nivel educativo, tienen menores tasas de criminalidad que los nacidos en EU.

Sin embargo, el debate migratorio también se libra en un nuevo escenario la Suprema Corte. Tras la demanda impuesta por 26 estados, liderados por Texas, en contra de las acciones ejecutivas que el presidente Barack Obama proclamó en materia migratoria en 2014, el Poder Judicial deberá emitir un juicio sobre uno de los problemas sociopolíticos más complejos de EU. Pero el alivio migratorio otorgado por el presidente tocó una fibra sensible de los republicanos, por lo que lo acusan de violar las leyes migratorias y de extralimitarse en su autoridad.

Si bien el debate migratorio no es nada nuevo en la política estadunidense, el hecho de que una explosiva campaña electoral ha reducido a un problema tan complejo a un discurso tan simplista deja mucho que desear para un electorado ávido de alternativas viables.

A su vez, un mandato presidencial está por concluir, pero con una rama ejecutiva, legislativa y judicial en completa disyuntiva sobre el tema… lo que nos demuestra que cuando los mitos pesan más que la realidad la paralización se vuelve insostenible