Fallida Fase 1

Cuando arrancó el programa de emergencia en abril se dijo que la declaratoria del Doble Hoy No Circula se haría después de las cinco de la tarde 

Juan Gabriel Valencia
Columnas
Tráfico
Foto: NTX

El pasado martes por la noche se dio marcha atrás a la decisión anunciada alrededor de las tres de la tarde para aplicar la Fase 1 de Contingencia Ambiental al día siguiente, lo que implicaba que además de que no circularan en la Ciudad de México los vehículos con engomado rojo, placas con terminación 3 y 4, tampoco lo harían los engomados color azul, placas 9 y 0.

A la misma hora que se había anunciado la Fase 1 —tres de la tarde— los noticieros de radio anunciaban que en las próximas horas habría lluvia abundante en la Ciudad de México, una precipitación en promedio del orden de 25 milímetros, que no es menor.

Aquí surgen algunas interrogantes —vaya uno a saber si coyunturales o de fondo— que suscitan muchas dudas sobre la pertinencia de las medidas adoptadas por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe).

Cuando arrancó el programa de emergencia en abril se dijo que la declaratoria del Doble Hoy No Circula se haría después de las cinco de la tarde a partir de las evaluaciones ambientales correspondientes. ¿Por qué la prisa el martes pasado de hacerlo a las tres? En el mejor de los casos refleja una falla burocrática en la toma de decisiones, es decir, incompetencia administrativa.

Por otro lado, si la decisión nocturna de echar atrás el Doble Hoy No Circula se hizo en función de las lluvias acaecidas esa tarde, ¿la CAMe no sabía del pronóstico del tiempo? Pues habría que regalarles un radio. El argumento para modificar la decisión fue la lluvia, cuando muchas decisiones de negocios y de agendas personales en el transcurso de la tarde ya se habían modificado con serias afectaciones económicas y familiares ante una revocación tardía y mal difundida.

Pero eso fue la anécdota. De fondo: expuso la vulnerabilidad y la fragilidad de los criterios en los que están fundadas las medidas para enfrentar la contingencia ambiental de la Ciudad de México, incluyendo la capacidad, sujeta a comprobación, de quienes toman las decisiones para aplicar esos criterios y esos lineamientos.

Evidencia

El mismo día se llegaba al absurdo de plantear ante comisiones del Poder Legislativo federal de que las marchas y manifestaciones en la Ciudad de México se constriñan a un horario nocturno. ¿Por qué no, mejor, también que esas marchas y manifestaciones se efectúen en algún lugar inhabitado? El solo planteamiento revela la ausencia absoluta de un proyecto que vincule medidas eficaces de emergencia con una estrategia de mediano y largo plazo que, ya no digamos resuelva, simplemente aminore una problemática heredada y desatendida por más de 40 años.

Lo fácil, en contrario de lo que muchos sostienen, es castigar al usuario de vehículos particulares: carecen de una voz unificada, nada los hace homogéneos en su infinita diversidad social. Otros intereses, tanto más pequeños como poderosos, sí son reactivos y temibles a las afectaciones que ellos sí ocasionan en materia de contaminación.

Por razones políticas o intelectuales, la autoridad está dejando en evidencia que no puede responder con eficacia a la emergencia ambiental de la Ciudad de México. Ya en esa tesitura si se ha de ser consistente con la moda jurídica de los últimos años respecto de la creación de órganos autónomos, ¿no sería deseable la creación de una instancia política y académica multiestatal que diseñara y aplicara un plan de mediano plazo que nos evite como ciudadanos vivir sujetos a palos de ciego?