Proceso electoral de Estados Unidos

A diferencia de la mayoría de los países del mundo, en la Unión Americana el voto popular no elige al presidente

Ángel Hernández
Política
Proceso electoral  EU
Foto: Especial

El próximo 8 de noviembre Estados Unidos celebrará elecciones presidenciales. A diferencia de muchas naciones, en Estados Unidos el voto popular directo no elige al presidente. Esta función recae sobre un colegio electoral de 538 electores provenientes de los 50 estados y el Distrito de Columbia, que depositan los votos por el candidato que haya ganado en su estado. Quien acumule 270, o más votos electorales, gana la presidencia. La elección directa por voto popular se descartó en aras de proteger a los estados más pequeños del poder de los grandes.

Colegio electoral

A finales del siglo XVIII, con el propósito de proteger los intereses de cada estado individual y evitar el dominio de las regiones más pobladas del país, los representantes de los estados que conformaron la Unión de la República decidieron instituir el Colegio electoral, al que cada estado aporta electores según el tamaño de su población pero con ciertos ajustes para equilibrar las cosas. El número de electores de cada estado se establece de acuerdo a cuántos representantes envía a la cámara baja y cuántos senadores a la cámara alta.

Como los estados con mayor población envían más representantes a la cámara baja, es lógico que tengan más electores en el Colegio electoral, pero se ajusta con los electores correspondientes a los senadores, puesto que cada estado envía únicamente dos al Congreso, sin importar su tamaño.

El Distrito de Columbia, Washington DC, por no ser un estado no tiene ni senadores ni representantes con voto en el Congreso pero se le otorgan tres electores para los comicios presidenciales como parte del mismo método de controles y ajustes.

Actualmente el Colegio electoral se con- forma por 538 miembros. California, el estado más populoso, aporta 55; Wyoming, uno de los menos poblados, aporta tres.

Oposición

Por lo general, quien gana el voto electoral gana también el voto popular. No obstante, se han registrado elecciones en los que sucedió lo contrario, por lo que los críticos dicen que el sistema es anticuado, antidemocrático y no representa los intereses del pueblo.

Esta forma de elección registra también la posibilidad de un empate de votos de electores y, de suceder esto, la decisión final podría recaer sobre la Cámara de Representantes y donde las delegaciones de cada estado votan en bloque, conformando así los 50 estados de la Unión Americana, o sea, un voto por delegación. Se podría dar el caso que el presidente sea elegido con apenas 26 votos.

Elección

Cada estado realiza su propia elección presidencial interna. Básicamente, cuando el ciudadano de un estado deposita su voto por un candidato presidencial su deseo es que se envíen todos los electores de su estado al Colegio electoral a votar por el candidato que escogió y así se hace si ese candidato obtiene la mayo- ría del voto popular en el estado. El candidato que reciba 270 o más votos electorales gana la Presidencia de Estados Unidos.

Sin embargo, los críticos destacan que es un sistema en el que el ganador se queda con todo y ha alterado la representación del pueblo en sus líderes y la forma como estos hacen campaña.

Si un candidato gana por un voto directo en California, se lleva todos los votos electorales. De la misma manera, si gana por cinco mil votos directos en Wyoming, se lleva apenas tres votos electorales. Los especialistas consideran que con el ganador en un estado llevándose todos los votos electorales, con excepción de Nebraska y Maine, se viola el derecho fundamental de “una persona un voto”. Indican que, para propósitos de campaña, los candidatos solo se concentran en aquellos estados donde tienen posibilidad de ganar, olvidándose del resto. Es decir, dedican toda su atención a los estados péndulo como Florida, donde dicen lo que allí quieren oír para ganar ese voto y luego van a Iowa a decir otra cosa para llevarse la elección allí.

Por ello sostienen que la manera como los candidatos juegan con el sistema de voto electoral ha eliminado el propósito original de re- conocimiento a todos, no importa el tamaño. Con la adopción del voto popular los candidatos tendrían que dirigirse a toda la nación.

El fracaso del Colegio electoral es patente cuando el presidente es elegido por ellos mas no por el voto popular.

Esto sucedió ya en 1824, 1876, 1888 y, más recientemente, en 2000, cuando George W. Bush ganó la presidencia contra Al Gore con 271 votos electorales pero no con la mayoría del voto popular.

Empate

Con una elección basada en el voto popular, en el que se cuentan millones de sufragios, la posibilidad de un empate es prácticamente inexistente. Con el sistema del voto colegiado, en el que se manejan apenas 538 votos, esa posibilidad es mayor. Los analistas han formulado más de 30 escenarios posibles donde se puede dar un empate entre los dos candidatos. Ya que el sistema electoral establecido es de tipo indirecto, los ciudadanos eligen a los 538 miembros del Colegio electoral.

En caso de que los dos candidatos empaten con 269 votos, la Cámara de Representantes elige al presidente con un procedimiento especial. Entonces, el presidente saldría elegido por mayoría simple, por lo que serían necesarios 26 votos, de los 50 estados representados para ganar. Si volviera a haber empate, con 25 votos cada candidato, se tendría que repetir la elección por parte de la Cámara de Representantes.

Por otro lado, el Senado compuesto por 100 senadores sería el encargado de elegir al vicepresidente y cada miembro emitiría un voto. El proceso se haría por mayoría simple y si hubiera empate a 50 el vicepresidente del país, que es el presidente del Senado, inclina- ría la balanza.

Si en la fecha de inauguración del mandato presidencial, establecida el 20 de enero, la Cámara de Representantes no ha elegido al presidente, el vicepresidente electo haría las veces de presidente interino hasta que el desempate se resolviera.

La otra elección en el Congreso de EU

Además de la elección del presidente en la elección del 8 de noviembre, en Estados Unidos también estarán en juego 34 espacios (una tercera parte del Senado) y las 435 curules de la Cámara de Representantes.