En México hay ciencia sin innovación: René Drucker

La Seciti cuenta con un presupuesto de 300 mdp con el que da apoyo a 28 proyectos para enfrentar algunas de las principales problemáticas de la CDMX

Martha Mejía
Todo menos politica
René Drucker
Foto: Conchita Morales

Aunque se habla de que la innovación es importante, el país carece de un sistema para innovar, afirma René Drucker, titular de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (Seciti) de la capital de la República: “La ciencia y la tecnología son la herramienta más poderosa para resolver los problemas de fondo y no caer en lo que siempre hacemos en México: trabajar en la inmediatez. El inconveniente es que la ciencia desarrolla los proyectos a su ritmo, que generalmente es lento”.

En entrevista con Vértigo, Drucker explica que el problema surge una vez desarrollado el objeto innovador porque su creador no sabe quién fabricará las unidades de su aparato ni quién le hará el marketing para que la gente lo conozca; tampoco cuenta con los abogados que definirán quién va a ganar qué y cuánto; y menos aún se plantea un plan de negocios.

“En los países de Primer Mundo la ciencia y la innovación son herramientas que generan riqueza, producen las llamadas startups, empleos y un mejor nivel de vida. Pero esto en nuestro país lamentablemente todavía no existe”, dice.

Agrega que la innovación no se trata nada más de que alguien invente algo: hay que tratar de convertir eso en un éxito comercial.

No obstante, destaca que no todo está perdido: “En México la ciencia se hace bien, hay muy buenos investigadores en cualquiera de las áreas, aunque hay muy pocos en cada área. El sistema no funciona bien, no estamos bien coordinados; tampoco se les asigna el presupuesto suficiente”.

En este sentido, el investigador emérito del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM apunta que el presupuesto que asigna el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), por ejemplo, para apoyar a la ciencia básica ha disminuido con el tiempo. “Hace varios años, cuando fui presidente de una de las áreas que evaluaba proyectos en el Conacyt, se asignaban mil 200 millones de pesos. Creo que ahora el presupuesto es de 700 millones. Me parece un grave error. Por otra parte ha invertido muchísimo en la innovación, casi 25 mil millones en los últimos cinco o seis años… pero resulta que no hemos innovado nada”.

Drucker añade que se debe apoyar a la ciencia básica, porque eso es lo que genera nuevos conocimientos, “pero en el país se quiere saltar esa parte e irse directamente a la tecnología, lo cual evidentemente no funciona. La prueba es que en México no producimos nada tecnológicamente hablando”.

Destaca que a su juicio el Conacyt es un organismo rebasado. “La dependencia hace cuatro cosas: da becas; maneja el Sistema Nacional de Investigadores (SNI); tiene 27 centros públicos de investigación, que hay que mantener, y da los recursos para poder hacer investigación, pero lo hace como una especie de gerente o agente burocrático. Hoy hay que ver a la ciencia como un reto para el futuro, hacer planes a largo plazo y llevarlos a cabo”.

Por ejemplo, señala que “México es un país que tiene diez mil kilómetros de costas, pero no hay ni un solo centro de investigación dedicado a la biotecnología marina. También tenemos grandes áreas desérticas: debería haber un centro para el aprovechamiento de esas zonas, como en Israel. Lo que quiero decir es que en el país hay áreas de oportunidad, pero al parecer al Estado no le interesa, ya que no las explota de forma adecuada”.

Seciti

Tras la extinción del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal (ICyTDF), la Seciti se creó por decreto en febrero de 2013 y entró en funciones en noviembre de aquel mismo año. Recibió un presupuesto de 289 millones de pesos, inferior al de su antecesora.

“Cuando Miguel Ángel Mancera fue candidato prometió crear una Secretaría de Ciencia y lo cumplió. Eso me parece un buen punto para el jefe de Gobierno. Sin embargo, el problema es que a la Seciti se le asigna un presupuesto miserable de 300 millones de pesos al año. Aun así se pueden hacer proyectos exitosos con poco dinero. Por ejemplo, acabamos de presupuestar 15 millones de pesos para la Granja Deshidratadora Solar; trabajamos también en el proyecto de un transporte elevado para la CDMX, del cual ya tenemos un prototipo que le costó a la Seciti 40 millones de pesos. Ahora toca ver quién le va a invertir”, explica.

Indica que otro proyecto es crear un vehículo eléctrico mexicano. “Queremos hacer un coche eléctrico construido en México y una empresa que vaya creciendo. También desarrollamos en la UNAM, con dinero de la Seciti, el Laboratorio Nacional de Canalopatías (LNC), único en Latinoamérica, donde se atienden enfermedades asociadas con alteraciones en el intercambio de iones entre el exterior y el interior de cualquier tipo de células. En esta unidad, que costó 20 millones de pesos, también desarrollamos un anticonceptivo masculino que, de lograrse, sería un éxito comercial. Entre otros proyectos que la Seciti apoya están las Tecnotiendas y próximamente el Centro de Envejecimiento de la CDMX”.

Destaca que una Secretaría de Ciencia es un factor importante en el desarrollo de un país: “De hecho, debería haber una a nivel federal. Muchos países desarrollados saben de las mejorías económicas y del aumento de la competitividad que se genera cuando se invierte en ciencia. En este sentido, cuando los empresarios me preguntan cómo lograr ser competitivos les digo: ‘Es muy sencillo, métanle a la innovación’, porque esta puede generar riqueza y empleo, que es lo que necesita este país”.