Elevar impuesto a bebidas azucaradas

Los mexicanos han comprado menos bebidas azucaradas desde 2014 debido al efecto del impuesto

Lorena Ríos
Todo menos politica
elevar impuestos a bebidas azucaradas
Foto: Kzenon

Ante la epidemia de obesidad y diabetes, que es uno de los principales problemas de salud pública en México, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas azucaradas ha demostrado su efectividad, ya que en los más de dos años de su aplicación la disminución en el consumo, principalmente en hogares de bajos recursos, ha sido sensible tal y como se demuestra en datos recientes del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).


De acuerdo a información del instituto, antes de la aplicación del gravamen, de 2010 a 2013, se observa un incremento en las ventas de bebidas azucaradas por persona, pero a partir del 2014, cuando entró en vigor el IEPS, comienza una reducción en el consumo de refrescos.

De esta forma durante 2014 bajaron las ventas en 6%, en 2015 la disminución fue de 8% y hasta junio del año en curso de 11.1%, comparando con el periodo anterior al impuesto (2007-2013) y las tendencias de consumo. Con estos dados, el INSP concluye que la implementación de este gravamen se asocia a una reducción en las ventas de bebidas saborizadas por persona en México.


El estudio del INSP compara las ventas mensuales hasta junio de 2016, mostrando que si el impuesto no se hubiera establecido el consumo por persona habría seguido creciendo. Con estos escenarios el organismo confirma una reducción en consumo de 6% en 2014, de 8% en 2015 y en el primer semestre de 2016 de 11.1% en relación a las tendencias.

Sobre este tema, Fiorella Espinosa, coordinadora de investigación en salud de El Poder del Consumidor, recordó que esta epidemia de obesidad se asocia al deterioro de los hábitos de alimentación en la población y especialmente al consumo de bebidas azucaradas en el mundo que llegó a alcanzar 163 litros por persona al año, muy por encima del promedio mundial.

La investigadora consideró que “es sumamente positivo para la salud de las familias más vulnerables, para las que la diabetes representa un gasto catastrófico, lograr disminuir la ingesta de refrescos en los hogares, ya que las evidencias científicas han demostrado que el consumo regular de bebidas azucaradas aumenta la posibilidad de desarrollar sobrepeso, obesidad y diabetes, además se asocia a padecimientos cardiovasculares. Sin embargo, es claro que este impuesto es bajo y, por lo tanto, su impacto no es suficiente. Un impuesto de al menos 20% como recomienda la OMS tendría un mucho mayor beneficio en salud”.

Un impuesto fortalecido significaría un ahorro en la atención a pacientes diabéticos, ya que las complicaciones de esta enfermedad “pueden llevar a una familia a la bancarrota, el mayor gasto en salud por el consumo de bebidas azucaradas se da en las familias más pobres convirtiéndose en una causa de pauperización”.

De acuerdo a cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), una persona que vive con diabetes complicada gasta un promedio de 65 mil 896 pesos al año en el tratamiento médico mientras que percibe un salario promedio anual de 61 mil 896 pesos, lo que es completamente insostenible.

Finalmente, señaló que en las próximas horas los legisladores tendrán que definir su postura en relación a si están del lado de la salud de millones de familias o del interés de la industria refresquera.