¿Quién dijo que las ‘gringas’ no bailan samba?

Las alumnas de la instructora de samba Carla Campos menean sus caderas como quien más y apenas se diferencian del resto de las bailarinas casi desnudas que desfilan durante el carnaval de Río de Janeiro. Pero tienen un rasgo bien distintivo: son extranjeras.

Agencias
Mujeres de Estados Unidos toman clases de samba para participar en el Carnaval de Brasil
AP

Las alumnas de la instructora de samba Carla Campos menean sus caderas como quien más y apenas se diferencian del resto de las bailarinas casi desnudas que desfilan durante el carnaval de Río de Janeiro. Pero tienen un rasgo bien distintivo: son extranjeras.

Si bien hay una larga tradición de extranjeros que pagan cientos de dólares para lucir disfraces estrambóticos y mezclarse con las escuelas de samba, en grupos conocidos como “alas dos gringos”, pocos saben bailar ese ritmo. Generalmente se mueven con torpeza y saludan a los espectadores.

Los estudiantes de Campos -mayormente mujeres rubias del norte de Europa y de Estados Unidos que sobresalen entre las pieles predominantemente oscuras de los miembros de las escuelas-- son otra historia. Campos se ha especializado en rebatir la noción de que solo los nacidos en Río, la cuna de la samba, pueden aprender sus pasos y ejecutarlos con la velocidad con que lo hacen los que saben.

“Juro que he visto algunos extranjeros que no solo bailan tan bien como el carioca promedio, sino que lo hacen mejor”, declaró Campos. “Es un baile difícil, pero es ridículo pensar que hay algún componente genético. Es cuestión de poner empeño”.

Mujeres extranjeras toman clases de samba. (Foto: AP)


En su estudio en el exclusivo barrio de Ipanema, Campos exige a sus estudiantes. Las mujeres dejan de lado sus sandalias y sus vestidos y se enfundan mallas, polleras cortas y zapatos con tacones altísimos, que son un requisito para la samba.

Las clases empiezan con una serie de ejercicios de cintura destinados a flexibilizar la región pélvica, donde se originan los complicados pasos de la samba.

Luego de diez minutos, el sudor recorre los rostros de los estudiantes... y eso que todavía no comenzaron a bailar. Cuando empiezan a mover las piernas a un ritmo cada vez más rápido, el estudio, que tiene aire acondicionado, se transforma en un sauna.

Campos creó sus ejercicios SambaFit, que combinan pasos de samba con aeróbicos, hace una década. La idea de la clase, que también enseña en dos gimnasios exclusivos de Río, surgió durante un viaje a Finlandia, donde descubrió que había muchos aficionados al samba.