Niños: Principal reto en derechos humanos (III/IV)

La infancia y adolescencia que goza de buena salud tiene mejores posibilidades de desarrollar su potencial y aprovechar las oportunidades en la vida

Ricardo Pérez Valencia
Todo menos politica
Niños obesidad
Foto: Cuartoscuro

La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes mandata que todas y todos los menores tienen derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud y recibir la prestación de servicios de atención médica gratuita, con el fin de prevenir, proteger y, en su caso, restaurar su propia salud.

Por otra parte, tanto la estrategia del gobierno federal 25 al 25: Objetivos nacionales de derechos de niñas, niños y adolescentes como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de Naciones Unidas tienen como prioridad garantizar una vida saludable y promover el bienestar de los menores.

En este sentido, señalan que la infancia y adolescencia que goza de buena salud, incluida la sexual y reproductiva, tienen mejores posibilidades de desarrollar su potencial y aprovechar las oportunidades a lo largo de su vida y, por el contrario, cuando se tiene una mala salud, las opciones de una vida plena se ven reducidas.

Mortalidad infantil


De acuerdo con Unicef, durante el primer año de vida el riesgo de morir es muy alto y más de 70% de las muertes infantiles en el mundo se debe principalmente a seis causas: diarrea, paludismo, infecciones neonatales, neumonía, parto prematuro o la falta de oxígeno al nacer.

El organismo internacional también indica que la mayoría de las muertes infantiles son evitables y se producen en los sectores más vulnerables de la población.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala por su parte que a pesar de los avances a nivel internacional en la atención de la salud de los infantes, en 2015 alrededor de 16 mil niños menores de cinco años murieron diariamente por causas evitables o prevenibles, como la diarrea, que es una de las principales enfermedades infecciosas intestinales.

De acuerdo con estimaciones internacionales la higiene puede reducir en 37% la incidencia de mortalidad infantil y el acceso al agua potable en 25%; el acceso a instalaciones mejoradas de saneamiento, en 32%, y las tres acciones combinadas pueden disminuir la morbilidad en 33 por ciento.

El INEGI puntualiza que en las últimas décadas en México la mortalidad infantil ha registrado un importante descenso: en 1970, dice, morían 68.4 menores de un año por cada mil nacimientos, mientras que la tasa estimada para el trienio 2011-2013 fue de 14.3, siendo las localidades de menor tamaño donde la mortalidad infantil ocurre en mayor medida.

Prevención

Al respecto, el senador Francisco López Brito, presidente de la Comisión de Salud de la cámara alta, dice a Vértigo que existe la sensación de que el modelo de salud en México ya está rebasado, por lo que hay que adecuarlo y mejorarlo para que exista una mayor apertura de los programas de salud y puedan llegar a toda la población.

Agrega que debe ponerse también atención en aspectos preventivos, ya que se están presentando en México problemas de salud como la obesidad: “Estamos observando que los malos hábitos de ingestión excesiva, no solo de carbohidratos sino también de grasas, están causando ya problemas de incremento en colesterol y triglicéridos en la población infantil, lo que es grave y será mayormente delicado ya en su vida adulta”.

El legislador añade que en la atención de este problema “hay que tomar en cuenta el uso excesivo de videojuegos en celulares o computadoras, que están causando sedentarismo y además ya generan problemas incluso de agudeza visual y auditiva”.

Obesidad

Con él coincide el coordinador de Relaciones Públicas y Proyectos Especiales de Save the Children, Nicolás Villa, quien afirma que en el tema de alimentación es preocupante que México sea considerado como primer lugar en obesidad infantil a nivel mundial.

“Es un dato bastante emblemático. Obviamente los alimentos chatarra, los refrescos, el no hacer deporte, más que nada, inciden en este problema. Últimamente se han hecho reportes sobre la diabetes en México, que es una bomba de tiempo para la población infantil. Si tenemos tantos obesos a edad temprana, imagínate cómo van a ser los adultos. Y esos son resultados de cosas que hemos hecho mal. Es increíble que sigamos encontrando comida chatarra en algunas escuelas”, dice a Vértigo.

Villa considera que más allá de prohibir se debe trabajar con las industrias para informar y dar alternativas. “No te puedes quedar con un mensaje de que los refrescos son malos sino que es necesario explicar por qué, explicar cuáles son las consecuencias”.

Hay zonas en este país, insiste, “en las que resulta más caro tener agua natural que conseguir un refresco. Y eso puede explicar también el porqué se ha vuelto parte de los hábitos alimenticios de los mexicanos”.

Añade que en Save the Children se trabaja en dos ejes: “Trabajamos con los niños, pero también con las familias, para que vean cuál es una dieta saludable, equilibrada y, en la medida de las posibilidades, con productos naturales y cercanos. Eso permite dos cosas: que coman bien y que vean y aprendan que no es una comida mucho más cara”.

Desnutrición

Por su parte, la senadora Martha Angélica Tagle, integrante de la Comisión de Derechos de la Niñez y la Adolescencia, reitera que el tema de la desnutrición es uno de los puntos clave que hay que atender en México.

“Tal vez no estemos a la altura de los niños de África u otros lugares, pero sí hay desnutrición. La obesidad también habla de malos hábitos de alimentación que tampoco estamos atendiendo. Y estamos viendo un problema de salud pública, es decir, los niños están padeciendo múltiples problemas y el Estado no está buscando invertir en las futuras generaciones en el corto plazo”, indica Tagle.

Un niño, añade, “no puede atender de manera adecuada la escuela si no está bien alimentado, si no tiene salud, si no está libre de violencia. Y esto por supuesto requiere de una atención integral”.

Salud sexual y reproductiva

En el marco de los temas de salud no se puede desestimar la sexual y reproductiva.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) indica que el acceso efectivo, equitativo y pertinente a servicios de salud sexual y reproductiva es fundamental para el ejercicio de los derechos de la infancia y la adolescencia, que incluyen el derecho a la protección contra la violencia, a acceder a servicios, información y suministros de salud que sean aceptables, económicamente asequibles y de buena calidad.

En las adolescentes menores de 15 años, ejemplifica, el riesgo de morir por causas relacionadas con el embarazo es hasta tres veces más que en mujeres mayores de 20 años.

El organismo internacional agrega que para América Latina el embarazo adolescente constituye uno de los desafíos más importantes y si en la región se cubrieran las necesidades insatisfechas de la demanda de insumos de salud sexual y reproductiva, los embarazos no planificados se reducirían 70% y habría una disminución de la mortalidad materna a razón de 25 por ciento.

En nuestro país, el Consejo Nacional de Población (Conapo) realiza en la actualidad una serie de esfuerzos para diseñar instrumentos que permitan tomar conciencia sobre la responsabilidad de ejercer la sexualidad de forma responsable porque, además de generar una buena planificación familiar, se evitan infecciones y enfermedades de transmisión sexual.

Embarazo precoz

Una de las tareas que el gobierno federal realiza es la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enapea), entre cuyos puntos importantes está el tratar de mantener a las adolescentes en la escuela, además de brindar información y acceso a métodos anticonceptivos.

Sin embargo, enfrenta algunas reticencias, principalmente de padres de familia, quienes muchas veces no permiten que se traten esos temas de educación sexual y de salud reproductiva tanto en casa como en las escuelas porque hay un tabú importante y un estigma de la sexualidad en la sociedad.

Respecto de esta problemática, la doctora Elva Cárdenas Miranda, directora general de Normatividad, Promoción y Difusión de los derechos de las niñas, niños y adolescentes del Sistema Nacional DIF, comenta a Vértigo que es uno de los principales obstáculos que se tienen en el país porque “hay una idea preconcebida de que hablar de la salud reproductiva de las niñas, los niños y los adolescentes raya más en un aspecto pecaminoso y no se ve como un cometido que brinda protección ante una situación que les puede complicar la existencia”.

Nos cuesta mucho trabajo, agrega, “entrar inclusive con los propios jóvenes y adolescentes, porque todo lo que tiene que ver con sexo se relaciona con el supuesto de estar invadiendo su privacidad, de tratar de inmiscuirse en sus asuntos privados; y, por otra parte, está la resistencia de la familia, que no quiere que se toque el tema porque se piensa que se cuestiona la conducta de los menores”.

Los especialistas consultados señalan además que México registra un alto número de embarazos en adolescentes y esto representa un serio problema: se están observando embarazos entre niñas de diez a 15 años e incluso han existido casos de niñas de apenas ocho años embarazadas, lo cual es muy delicado ya que la niña o adolescente que se embaraza ya está en desventaja por todos los problemas y secuelas que origina un embarazo precoz y no deseado.

Coinciden también en que la paternidad y la maternidad tempranas conducen a las niñas, niños y adolescentes de manera abrupta a un mundo adulto para el cual no están preparadas ni preparados y tiene efectos desfavorables sobre su vida y la de sus hijos. El embarazo prematuro, además, conlleva un alto riesgo para la vida y la salud de la madre y del propio bebé.

Por ello es necesario un nuevo modelo, que debe incluir una visión que garantice sus derechos a la salud, a un ambiente sano, a los derechos humanos… y se requiere de una campaña muy agresiva de cultura de valores, ya que el capital humano de un país se da en razón de su nivel educativo, en salud y en desarrollo.