Tiburón blanco, de villano a protector de los océanos

Sus mandíbulas son consideradas como un trofeo

Martha Mejía
Todo menos politica
Tiburón blanco
Foto; Cortesía WWF México

En México y el mundo es necesario quitarle el rol de villanos a los tiburones en los mares y océanos, ya que son especies que sanean las aguas globales y los humanos no están en su menú de alimentos, indica en entrevista el biólogo e investigador Mauricio Hoyos.

Explica que los ataques que se registran en el planeta son por confusión de estos animales, que sienten las vibraciones en el agua de un humano similar a una foca, por eso los incidentes. Este y otros temas se tratan de esclarecer y desmitificar en su reciente libro El gran tiburón blanco, protector de los océanos, trabajo conjunto con la alianza WWF-Fundación Telmex Telcel.

“El principal objetivo del libro es el de cambiar la percepción que tiene la gente acerca de estos animales, ya que desgraciadamente desde que salió la película de Tiburón en los años setentas todos lo asocian con un asesino serial insaciable al cual le gusta comer humanos, y esto es por falta de información. Pero no es así, porque simplemente no estamos en su dieta, somos insípidos para ellos”.

Al contrario, señala que “él es el encargado de mantener el equilibrio del ecosistema marino, su platillo favorito son los leones marinos, y han atacado surfistas debido a que confunden las tablas con focas, otro platillo de su menú”.

Al respecto Jorge Rickards, director general interino del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en México, comenta a Vértigo que se trata de un depredador tope que está en la punta de la pirámide trófica.

“La función de los depredadores como el tiburón blanco es que mantienen las poblaciones de sus presas sanas, ya que se comen a los viejos, a los enfermos, a los débiles y eso hace que genéticamente la población de la presa se vaya fortaleciendo porque elimina a los individuos más débiles, de ahí la importancia de un depredador tope como este”, indica.

La especie

El tiburón blanco llega a medir hasta 6.5 metros y pesar dos mil 500 kilogramos. Tiene el cuerpo en forma de torpedo, aberturas branquiales grandes, hocico cónico, ojos oscuros y medianos, la primera aleta dorsal es más grande que la segunda y su cola tiene una forma de media luna.

Es de color gris oscuro en la parte de arriba y blanco en la parte ventral. Esta combinación de colores le permite confundirse con una tonalidad del agua cuando es visto desde abajo a contraluz o desde arriba a contra fondo, con lo que logra sorprender a sus presas y emboscarlas.

“Otra característica del tiburón banco es que tiene el mejor sentido del olfato de todos los tiburones, sus lóbulos olfativos son del tamaño de un puño de un ser humano adulto. También pueden mantener su temperatura interna, lo cual le permite estar en casi todo el mundo, de los 60 grados norte a los 60 grados sur”, apunta el especialista.

Agrega que el Carcharodon carcharias tiene un poder en su mandíbula de hasta dos toneladas por centímetro cuadrado, con lo cual llega a remover la cabeza de animales grandes como los elefantes marinos.

Amenazas

Los mayores impactos en las poblaciones de tiburones blancos se deben a la acción del ser humano, señala Jorge Rickards, de WWF México. “Su aproximación a los asentamientos humanos incrementa la posibilidad de que sean capturados de manera directa o incidental”, añade.

De acuerdo con la obra la captura dirigida de tiburones blancos obedece a dos causas principales: son fuente de alimento y sus mandíbulas son consideradas como un trofeo.

En las ciudades y pueblos costeros de Liberia y África su carne es considerada como fuente de proteína. En Hong Kong sus aletas son más cotizadas que las de otras especies. Singapur, Liberia y Senegal son algunos de los países que también las comercializan y donde el precio puede ser hasta de mil dólares por el conjunto de aletas de tiburón.

“Una mandíbula bien preservada y completa puede costar hasta 50 mil dólares, mientras que las mandíbulas de los individuos pequeños pueden ser vendidas en 15 mil dólares y los dientes individuales pueden alcanzar un precio de hasta 600 dólares”, comenta Hoyos.

Otra amenaza potencial es la pesca deportiva, actividad que cobró auge en la década de los cincuentas y se agudizó en los años setentas, precisamente con la película Tiburón, dice Hoyos, con la cual se promovió la cacería indiscriminada de esta especie.

En la actualidad, como se señala en El gran tiburón blanco, protector de los océanos, esta actividad va en incremento y se realiza con equipos de pesca más sofisticados.

Los únicos dos estudios que se han hecho en México indican que la mayoría de las capturas en México tienen lugar en la zona noroeste del país.

En México la pesca de tiburones y otros elasmobranquios está regulada por ley en la NOM-029-PESC-2007. Esta norma prohíbe la captura, retención y comercialización de la carne o alguna parte del cuerpo del tiburón blanco. Además, esta especie está considerada como amenazada en la NOM-059-SEMARNAT-2010.

Por último la falta de acuerdos internacionales, el incumplimiento de leyes que los protegen y la ausencia de reglamentos en ciertos países son las principales amenazas en contra de estos animales.

Isla Guadalupe

De acuerdo con Jorge Rickards, de WWF México, en décadas anteriores la investigación sobre tiburones blancos en nuestro país era realizada por expertos estadunidenses, ya que los biólogos mexicanos creían que la presencia de esa especie aquí era rara. No obstante desde el año 2000, cuando se descubrió que Isla Guadalupe es uno de sus lugares de reunión, inició la actividad turística sustentable para observarlos.

Al respecto, Mauricio Hoyos agrega: “Nos debemos sentir afortunados de que en México tenemos a Guadalupe, tal vez el mejor lugar para observar a esta máquina perfecta de la naturaleza”.

La Reserva de la Biosfera Isla Guadalupe, a unos 355 kilómetros de Baja California, es el único sitio de concentración de la especie en México, donde en 2016 se registraron 274 ejemplares de esta especie, lo que representó un aumento de 30% respecto del año anterior, de acuerdo con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

La permanente labor de investigación en la zona con telemetría permitió identificar en 2013 a Deep Blue, una hembra de más de seis metros de longitud, que es el tiburón blanco más grande que haya sido filmado.