Antecedentes de una potencial crisis nuclear

Norcorea  ha tendido a un gradual aislamiento

Javier Oliva Posada
Columnas
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Foto:U.S Navy

Kim Jong-un es heredero de la única tiranía dinástica autorreclamada como comunista en el mundo: su abuelo, Kim Il-sung, fundador del Estado, considerado y calificado por ley como el presidente eterno de la República, fue seguido en el ejercicio del poder por Kim Jong-Il, su padre, quien le designó como sucesor a fines de 2010.

Desde su fundación, luego de la guerra librada entre 1950 y 1953, Corea del Norte ha ido ocupando un lugar propio en el tenso ambiente de la geopolítica en aquella región. Sin embargo, por su política interior y exterior la tendencia histórica le ha conducido a un gradual aislamiento, donde solo la República Popular de China ha permanecido como un aliado permanente.

Cerca de 80% de comercio de Pyongyang se da con Pekín. En la década de los noventa del siglo pasado hubo una gran hambruna que provocó la muerte de alrededor de 300 mil personas. Con un régimen cerrado a las comunicaciones, con un sistema político unipartidista y sin libertades cívicas, se conoce muy poco de la realidad social y de las condiciones de vida en general. De hecho, las relaciones históricas con Corea del Sur sostenidas por miles de familias separadas por la guerra es una de las reducidas fuentes de información para conocer de primera mano la situación, más allá de simpatías o animadversiones ideológicas o personales hacia su actual dirigente.

La pregunta fundamental en la creciente crisis que vivimos es: ¿para qué es ese formidable despliegue de capacidad misilística de Corea del Norte? Sin un escenario desafiante a su soberanía, puesto que cuenta con el poderoso manto protector de la República Popular de China y con el apoyo diplomático de Rusia, que cada vez que se busca alguna sanción desde el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas bloquean las propuestas, la cuestión adquiere relevancia para saber si es o no una efectiva forma en que las dos potencias pretenden contener a Estados Unidos y sus aliados regionales, como son Japón, Indonesia, Filipinas, Corea del Sur, Australia e incluso India.

Perspectivas

De acuerdo con información publicada en diversos medios internacionales, hasta 70% de las partes de los misiles que utiliza Corea del Norte son fabricadas en la República Popular de China. También debemos considerar las crecientes tensiones entre este país y Japón por la disputa en el trazo y ruta de líneas marítimas comerciales, que por el pago de impuestos dejan millones de dólares en las arcas públicas. Por su parte, Estados Unidos, con una marcada e inédita política exterior aislacionista, ha debido replantearse, al menos desde la perspectiva militar, una vuelta a sus anteriores procedimientos.

Resulta una verdadera sorpresa que al mismo momento de la crisis misilística en la península el presidente de Estados Unidos anuncie el fin de tratado de libre comercio con Corea del Sur, lo cual evidencia al menos una falta absoluta de línea conductora y articulada donde comercio exterior, política internacional y política de defensa mantienen una dinámica propia y, por lo tanto, inconexa para el momento de hacer frente a un serio desafío como el actual.

Mientras tanto, se ha desatado una acelerada carrera armamentística en la zona: Corea del Sur anuncia la instalación de varios sistemas antimisiles, Japón la reactivación de diversos programas para el desarrollo de armas de última generación y Estados Unidos el desplazamiento de más embarcaciones a la región, entre ellas otro portaaviones.

A la vista, las opciones de solución no son muchas.