Sufren niños y niñas de Mosul miedo, ansiedad y depresión

Un año después de la expulsión del ISIS

Redacción
Nacional
Niñas Mosul
Foto: Save the Children

Irak, 10 de Julio de 2018.- Un año después de que el ISIS fuera expulsado de Mosul, Irak, los niños y niñas siguen viviendo con miedo constante y con los recuerdos que tienen de la guerra, los bombardeos y la violencia extrema que asediaba a la ciudad.

Según revela un nuevo informe de Save the Children, “Picking Up the Pieces”, tras la guerra, la niñez padece serios problemas emocionales, depresión y ansiedad extrema.


La organización recoge en este informe cómo los niños y niñas están reconstruyendo sus vidas después de haber vivido años de conflicto y violencia constante. Cientos de miles de niños y niñas viven entre los escombros como consecuencia del conflicto y los adolescentes cuentan que tienen miedo de ir a la escuela o estar solos en la calle sin sus padres.

Los niños, niñas y adolescentes experimentaron horrores tan inimaginables bajo el mandato del ISIS, que un año después siguen luchando contra sus miedos y la sensación de que ningún lugar es seguro.


Más del 80% de los adolescentes a quienes se consultó para la elaboración de ese informe afirma que no se sienten seguros caminando solos y la mitad expresa que tiene la misma sensación si no están con sus padres.

Save the Children detalla en ese informe las siguientes conclusiones:

Casi la mitad de los niños y niñas sienten tristeza casi todo o todo el tiempo.

Tan solo uno de cada 10 niños y niñas puede recordar algo feliz de su vida.

Más de una cuarta parte expresan que no les gusta quiénes son.

La mitad de los y las adolescentes de 13 a 17 años no se sienten seguros sin sus padres y el 80% no se sienten seguros caminando solos por la calle.

El 72% de los progenitores o personas a cargo de estos niños y niñas sufren depresión y más del 90% sienten que no son útiles.

La organización preguntó a los cuidadores de estos niños y niñas sobre otras situaciones que les preocupaba y el 39% alertó que algunos se autolesionan, mientras que el 29% ha escuchado sobre intentos de suicidio de adolescentes.

Para empeorar las cosas, el informe señala que la salud mental de los padres se ha visto tan afectada por el conflicto, que los niños apenas reciben apoyo por su parte, limitando su capacidad para poder recuperarse. En lugar de recurrir a sus padres o tutores, los niños optan por no hablar de sus problemas y se alejan de las personas de su entorno.

“No exteriorizar los problemas pone en riesgo a los niños y niñas a tener baja autoestima, a aislarse y tener comportamientos suicidas y empeora los síntomas de depresión y ansiedad”, explica Ana Locsin, directora de Save the Children en Irak. “Si la sensación de seguridad de los niños no se restablece y los padres no reciben ayuda, la niñez seguirá angustiada y esto podría producirle problemas de salud mental a largo plazo”, añade Locsin.

Por otra parte, muchos niños y niñas están luchando para volver al colegio tras quedar la mitad de las escuelas destruidas en las zonas afectadas por el conflicto. Casi un tercio de los y las adolescentes afirma que nunca se sienten seguros en las aulas. “Estos niños han pasado sus años de formación bajo el ISIS. Han visto sus colegios transformados en campos de batalla y sus amigos, asesinados en las clases. La escuela ya no se considera un lugar protegido para la infancia”, declara Locsin.

Save the Children pide a la comunidad internacional que priorice la protección de la niñez y aumente los fondos para mejorar su salud mental y psicosocial. Este año, la financiación del llamamiento humanitario de Naciones Unidas para los programas de salud mental para niños y niñas en Irak solo ha cubierto el 7% de lo solicitado.

La organización también exige al Gobierno de Irak que elabore una política nacional sobre salud mental para la niñez y las familias afectadas por la guerra.

“Es necesario que se tomen medidas urgentes para garantizar que los niños tengan acceso a los servicios básicos, puedan sentirse seguros para caminar y jugar al aire libre e ir al colegio. El futuro de Irak depende del desarrollo de los niños y niñas para que puedan convertirse en adultos sanos y seguros”, concluye Locsin.