“NO PODEMOS HABLAR DE LIBERTAD SIN RESPONSABILIDAD”

La libertad de quien vive en la miseria es muy reducida y desgraciadamente la mayoría de los mexicanos vive en esas condiciones.

Hector González
Columnas
Luis Fernando Lara
Notimex

Para el lingüista mexicano Luis Fernando Lara el concepto libertad implica al menos dos acepciones: la individual y la social. Académico de El Colegio de México e integrante de El Colegio Nacional, destaca que el término se aplica con soltura al momento de usar neologismos, pero reconoce también que particularmente en las redes sociales la soltura se confunde con la falta de educación.

“A quienes desconocen el buen uso de la lengua, más que llamarlos libertinos les diría ignorantes”, señala en entrevista con Vértigo.

—Desde un punto de vista lingüístico ¿se ha desvirtuado el uso de la palabra libertad?

—No creo. Es una palabra tan importante que naturalmente todos nos apropiamos de ella en algún momento. En general dentro del idioma español se le pueden distinguir dos significados. El primero atañe a la facultad de una persona para actuar autónomamente respecto de sus propios intereses. Ahí es cuando hablamos de la libertad de fumar o de invertir el dinero como cada quien quiere. El segundo significado del concepto está vinculado al Derecho y tiene que ver con la posibilidad de una persona para tomar sus propias decisiones siempre y cuando no dañe la libertad de los demás. En este caso podemos hablar de un significado más acotado, aunque dentro de la vida ciudadana es el que más nos interesa. Alguien puede argumentar que es libre para tirar basura en la calle; sí, puede hacerlo, pero no es la clase de libertad que corresponde a una sociedad civilizada —en este caso ya hablaríamos de libertinaje.

—En este sentido ¿distingue dos tipos de libertad?

—Más bien son dos ideas o acepciones que encuentra la gente a propósito del término y dependen del contexto en que se usen. Yo ahora tengo la libertad de hablar con usted: proviene de mi propio deseo y no le hago daño a nadie; al mismo tiempo le podría decir que yo no tengo la libertad de hablar mal de tal o cual persona.

—En dado caso ya estaríamos hablando de responsabilidad.

—Desde luego. En términos sociales no podemos hablar de libertad sin responsabilidad: son conceptos que van acompañados.

Libertad lingüística

—A la hora de usar el lenguaje e incorporar neologismos o extranjerismos ¿hablamos de libertad o libertinaje?

—El uso de neologismos corresponde a una necesidad social de adaptación: no se crean por puro juego, aunque es verdad que hay juegos que producen neologismos. Un ejemplo es la palabra huachicol, que si bien ya existía se difundió en la sociedad por una necesidad para designar cierta clase de robo. Otra cosa es desconocer la lengua y usarla de forma errada. Ahí no podemos hablar de libertad sino de falta de educación. Y eso es lo que abunda en las redes sociales. A ellos, más que llamarles libertinos, les diría ignorantes.

—Bajo esta lógica ¿cómo ubicamos a los nuevos símbolos o abreviaturas para escribir desde dispositivos como los celulares?

—El uso de formas abreviadas en los celulares es una nueva taquigrafía. Hoy no hacen falta secretarias taquígrafas porque la computadora resolvió el problema. En el caso de los emoticones encontramos una nueva escritura jeroglífica muy limitada; no permiten una interpretación adecuada porque su alcance es relativo y restringido. Se equivocan quienes piensan que este sistema puede sustituir a la escritura. Desgraciadamente en las redes sociales vemos la falta de educación en nuestra gente, cuya responsabilidad es del sistema educativo.

—¿Cómo discernir entre la libertad de expresión lingüística y la ignorancia?

—No es fácil, cuesta mucho trabajo. Yo mismo dudo constantemente. Pero una herramienta fundamental es un buen diccionario, porque sirve de elemento de control. El diccionario no te dicta lo que debes decir: lo que señala es el significado de las palabras y a partir de eso uno decide cómo las va a utilizar.

—¿Cómo califica el umbral de libertad en México?

—La sensación de libertad es subjetiva. Cuantitativamente los mexicanos piensan que vivimos en un país libre. En lo personal creo que en ciertos ámbitos o clases sociales existe mucha libertad, pero la libertad de quien vive en la miseria es muy reducida y desgraciadamente la mayoría de los mexicanos vive en esas condiciones. Por otro lado en términos de libertad de expresión tenemos un buen nivel, lo cual es favorable para nuestra dinámica social.

Luis Fernando Lara Ramos nació en la Ciudad de México en 1943. Es lingüista, investigador y académico. Colabora en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México desde 1970 y fue su director de 1997 a 2003. Es integrante desde 2007 de El Colegio Nacional. Miembro emérito del Sistema Nacional de Investigadores. Docteur d’honneur de la Universidad de Sherbrooke, Quebec, Canadá, en 2012. Fue investigador visitante del Romanisches Seminar de la Universität Heidelberg en 1983, 1984 y 1995, como becario de la Fundación Alexander von Humboldt. Como profesor visitante ha colaborado en el Instituto Universitario de Lingüística Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona. Entre sus reconocimientos destacan los premios Arnoldo Orfila 1997 por el Diccionario del español usual en México; Antonio García Cubas, que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en 2006, y el Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura, por parte de la SEP, en 2013.