ECONOMÍA CIRCULAR, EL CAMINO HACIA LA SUSTENTABILIDAD

El reciclaje implica una mayor exigencia en los parámetros de calidad y eficiencia.

Martha Mejía
Bienestar
Foto: Especial
Cuartoscuro

La era de la economía lineal (producir, usar y desechar) ha terminado para dar paso a una economía circular, inclusiva e inspiradora, donde los recursos se utilizan el máximo tiempo posible, se extrae de ellos el máximo valor mientras están en uso y después se recuperan: se regeneran productos y materiales al final de su vida útil.

Petar Ostojic, primer promotor de la economía circular en Latinoamérica, de acuerdo con el Foro Económico Mundial, dice que “la economía circular ha llegado para quedarse, y depende de todos aprovecharla para impactar de forma positiva en nuestro mundo”.

Durante el foro Construyendo juntos un mundo sostenible hoy para seguir siendo líderes mañana, Ostojic indica que las tendencias para repensar la economía de los plásticos se basan en rediseñar e innovar, reutilizar y reciclar, tres columnas en las que esta industria se debe enfocar particularmente en América Latina ya que representa una gran oportunidad de negocio.

Al respecto Carolina Mantilla, directora de Sustentabilidad y Reciclaje para América Latina de una empresa internacional, señala que existen una urgencia y una ventana de oportunidad si adoptamos el modelo circular con un enfoque sistemático, el cual ayudará a su vez a generar políticas públicas efectivas que tomen en cuenta todas las voces. “Necesitamos organizarnos y actuar de forma concreta”, afirma.

Reciclar

El eslabón principal de la cadena de la economía circular es el reciclaje por sobre otras alternativas sustentables, lo que a su vez implica una mayor exigencia en los parámetros de calidad y eficiencia para el reprocesamiento de los materiales plásticos.

Al respecto Isabel Studer, directora de Alianzas Estratégicas para América Latina de The Nature Conservancy (TNC), explica que la acogida de este modelo de pensamiento representa en un futuro cercano, tanto para México como para el mundo, un mercado promisorio y de gran oportunidad. De esta manera las empresas del medio del reciclaje deberán prepararse para lograr una inserción eficiente y oportuna en este nuevo modelo productivo.

“Hablamos de un nuevo modelo económico que desplazará al que hemos estado utilizando durante más de 100 años y el cual ha impactado en la degradación de los ecosistemas. Esta es nuestra realidad y debemos hacernos responsable de ella. Los problemas son tan complejos que requieren de una gobernanza en red en donde el diálogo sea el eje rector”, expresa.

Una muestra de los cambios que se avecinan se detonó cuando China anunció que dejaría de importar residuos sólidos sucios y sin procesar, incluyendo plásticos, a partir de enero de 2018.

La nación asiática, que se preciaba de comprar cerca de 50% de los residuos de papel y plástico de todo el mundo, cambió sus políticas de compra y ahora solo recibe materiales recuperados limpios, que no requieran procesos adicionales antes de ser transformados. Así, los países que antiguamente exportaban millones de contenedores de materiales sucios y sin mayor procesamiento tienen que encontrar nuevos destinos para sus materiales de desecho.

Esto de acuerdo con los especialistas abre una ventana para que no se exporte únicamente el desperdicio en sí mismo sino un producto con valor agregado, lo que genera impactos favorables en más empleos y en mayor valorización de la cadena.

En este sentido Jorge Treviño, director general de Ecoce, explica que el problema del manejo de residuos plásticos está presente en toda América Latina. Sin embargo, “si encontramos un esquema de trabajo efectivo con base en la economía circular vamos a resolver varias cuestiones de tipo social y ambiental pero también económico”.

En tanto Alethia Vázquez, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien actualmente desarrolla investigaciones relacionadas con residuos plásticos y otras corrientes de residuos de manejo especial mediante la colaboración con gobiernos locales, empresas y asociaciones civiles, puntualiza que para que este modelo económico funcione cada elemento de la cadena debe tener claro lo que debe hacer y comprometerse a lograrlo.

“Desde la academia pedimos que se trabaje con datos reales, con investigaciones que guíen las acciones que lleven a cabo empresas y gobierno, las cuales claramente permean e impactan a la sociedad y al medio ambiente”, expresa.

Vázquez agrega que actualmente existen diversos mitos en torno de este material, siendo uno de los más populares que todos los plásticos duran 500 años, además de que todos los que se obtienen de plantas o animales son biodegradables.

“Lo importante para que algo sea biodegradable no es de dónde lo saque sino cuál es su estructura química”, aclara.

Comenta que una ficción más es que cualquier plástico hecho con base en recursos naturales tendrá menores impactos en el medio ambiente: “No es así necesariamente” ya que para saberlo se debe analizar todo el ciclo de vida del polímero.

Trabas

La industria del plástico en México se ha fortalecido y evolucionado por casi seis décadas, durante las cuales ha enfrentado distintos retos y situaciones que los empresarios del plástico han tenido que sortear y superar: desde arrancar una pequeña planta para procesar bolsa negra, pasando por estructurar un centro de acopio de plásticos, enfrentarse a tramitología y legislaciones nada aptas para reciclar un polímero, hasta la actual limitación del mercado chino en la compra de materiales plásticos para reciclarlos.

Por ello “el gobierno tiene la responsabilidad de la regulación de leyes y del fomento educativo por medio de programas. Debemos abrir más mesas de diálogo con quienes realizan acciones. En definitiva tenemos que impulsar la implementación de procesos participativos”, asegura Miguel Ángel Martínez Cordero, director de Instrumentos Económicos y Auditoría Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México.

Para Hiram Cruz, director general de la Asociación Mexicana de Envases y Embalajes, a los retos ya mencionados se le suma para la industria del plástico la implementación de innovación y nuevas tecnologías. “Cuando hablamos de economía circular necesitamos repensar qué es lo que queremos y cómo vamos a lograrlo. Debemos hacer más vinculaciones para buscar soluciones a corto plazo, las cuales también sean redituables ya que en una economía circular cabemos todos”, finaliza.