CAMBIOS EN EL GABINETE DE EU

El presidente volvió a optar por un perfil de lealtad por encima de uno profesional.

Javier Oliva Posada
Columnas
Foto: Especial
US ARMY

No es cualquier ajuste en la élite política y burocrática del equipo de la Casa Blanca: se trata de dos cambios de la mayor relevancia en las áreas de defensa, seguridad e inteligencia, donde además debe considerarse la variable de la búsqueda de la reelección del presidente Donald Trump.

Luego de casi ocho meses de estar acéfalo de manera formal el Departamento de Defensa cuenta ya con Mark Esper como reemplazo del prestigiado general de Cuerpo de Marines, James Martis. La designación de Esper viene avalada por el Senado con 98 votos a favor y ocho en contra, pese a la creciente polarización que se vive en el Congreso de ese país.

Esper ocupaba hasta el pasado 23 de julio la subjefatura del Departamento del Ejército de Tierra (Army). Es un veterano de la primera Guerra del Golfo y por su anterior cargo conoce muy bien la problemática fronteriza con México, a la vez que las condiciones de los flujos migratorios irregulares que intentan adentrarse en su país.

Debe recordarse que hay poco más de cuatro mil integrantes del Ejército de EU desplegados en los límites de México en labores de apoyo a la Patrulla Fronteriza (Border Patrol). Este nuevo jefe del Departamento de Defensa también cuenta con una larga experiencia en la industria armamentística.

Es trascendente considerar que dicho relevo se da igualmente en el contexto de unas tensas relaciones con la Organización del Tratado del Atlántico Norte y con la Unión Europea, sobre todo por el explícito apoyo del presidente Trump al Brexit de Reino Unido. En esa línea de argumentación la errática relación de EU con el mandatario ruso, Vladimir Putin, genera al menos desconcierto para tratar con mayor firmeza las acciones militares del Kremlin en la guerra no declarada entre este y Ucrania.

Improvisar

Por lo que hace al segundo cambio se refiere al anuncio de que el próximo 18 de este mes Dan Coats dejará la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI). A este prestigiado funcionario lo sustituirá el congresista texano John Ratcliffe, sin ninguna experiencia o trayectoria en las áreas de seguridad nacional e inteligencia. La DNI se creó en 2004 y la presidió el reconocido experto en la materia, James Clapper.

Para darse una idea de la relevancia de la posición: la DNI coordina los trabajos de 17 agencias. Solo la CIA, el FBI y el complejo militar de inteligencia no se encuentran de forma directa bajo su control.

Los analistas especializados de Estados Unidos observan con preocupación que, al menos en el caso de la DNI, el presidente volvió a optar por un perfil de lealtad por encima de un perfil profesional. Esto se puede entender en algunos cargos pero en los ámbitos de la defensa, seguridad e inteligencia no es aconsejable improvisar o atender a una agenda circunscrita, como es el caso, por los intereses en juego para alcanzar la reelección en los comicios del siguiente año.

Aunque no sea una variable determinante, para los intereses de México y para la relación bilateral en su conjunto, al tratarse de un congresista conservador de un estado fronterizo, como es Texas, sin duda jugará un papel relevante en las decisiones que la DNI tome en los siguientes meses.

La DNI desempeñó un papel crucial en las investigaciones en torno de la llamada trama rusa, que investigó y concluyó que Putin sí interfirió en las elecciones presidenciales de noviembre de 2016.

El clímax del desencuentro entre la comunidad de inteligencia y el presidente se registró cuando de forma pública y explícita Trump desacreditó y expresó su desconfianza hacia los resultados de las investigaciones en torno de la eventual injerencia rusa en la campaña electoral que le dio el triunfo al ahora jefe de la Casa Blanca.

Cosa de recordar hechos, más que dichos.