CÁNCER DE OVARIO: OCHO MUERTES DIARIAS

Las pacientes con una mutación genética BRCA 1 y 2 tienen de 16 a 54% mayor riesgo de padecer la enfermedad.

Lorena Ríos
Todo menos politica
Foto: Especial
Foto: Especial

El cáncer de ovario es una enfermedad más letal que los de mama y cervicouterino pero mucho menos atendido: se calcula que en México 63% de las mujeres afectadas con esta neoplasia tienen de 40 a 59 años y muchas obtienen un diagnóstico tardío (el Papanicolau no sirve, solo un ultrasonido transvaginal), lo que significa que su tasa de supervivencia a cinco años será alrededor de 35%, aunque si se detecta en fases más tempranas la curación va de 60 a 90 por ciento.

Los factores de riesgo son el que la mujer haya recibido terapia de reemplazo hormonal, que no haya tenido hijos y que se encuentre en la etapa de menopausia o posterior a la misma.

En 2018 fallecieron en el país dos mil 765 mujeres por cáncer de ovario y se registraron 759 nuevos casos. La prevalencia es de 7.24 por cada 100 mil mujeres, lo que se traduce en 13 diagnósticos al día y ocho muertes diarias, de acuerdo con datos de Globocan.

“Algunos de los síntomas del cáncer de ovario pueden ser estreñimiento, dificultad para comer y sentirse llena rápidamente, aumento en el volumen del abdomen, dolor abdominal o pélvico, saciedad, aumento de peso, necesidad de orinar con mayor urgencia o más frecuentemente, fatiga, ciclos menstruales anormales, dolor de espalda por razones desconocidas que empeora con el tiempo, sangrado vaginal que ocurre entre periodos y crecimiento excesivo del vello, que es áspero y oscuro”, explica Dolores Gallardo, responsable del programa de Cáncer de Ovario del Instituto Nacional de Cancerología (INCan).

Uno de los principales problemas, expone, es que el cáncer de ovario se sigue diagnosticando en México en etapas avanzadas, aunque gracias a la investigación, al mejor conocimiento de la conducta biológica con que evolucionan ese tipo de tumores y gracias a la innovación en cuanto a fármacos que se tienen en vanguardia, “hoy por hoy la historia del cáncer de ovario está cambiando”.

La oncóloga insiste en que “se debe hacer conciencia de que el cáncer no es nada más el cervicouterino o el de mama: es también el de ovario, y puedo asegurar que es el más mortal de estos cánceres. Debemos hacer algo diferente o no habrá una estrategia distinta. Es decir, debemos cambiar el modelo de atención porque más de 80% de los padecimientos en el país son atendidos por los médicos de primer contacto o generales y solo 20% por especialistas. Por eso se debe capacitar y actualizar a los médicos de primer contacto: para lograr mejores diagnósticos preventivos y salvar a la mujer del cáncer de ovario”.

Esta es una enfermedad silenciosa ya que no es fácil identificar los síntomas y muchas veces se confunden con enfermedades digestivas. Por esa razón es necesario crear conciencia entre las mujeres y la comunidad médica sobre la importancia de realizar un ultrasonido transvaginal cada seis meses después de los 35 años, cuando hay un historial familiar de cáncer de mama, ovario o colon; y a partir de los 40 años en mujeres con síntomas digestivos tales como colitis, que abarca la distensión abdominal, dolor abdominal o pélvico, y molestias urinarias.

Dolores Gallardo detalla que “las pacientes antes de llegar a la institución son tratadas con frecuencia como si padecieran colitis, cistitis, parasitosis, endometriosis y enfermedad pélvica inflamatoria. Sin embargo es importante resaltar que cuando los primeros síntomas se presentan el cáncer ya está avanzado; por ello la importancia de utilizar métodos de diagnóstico adecuados”.

Puntualiza que el cáncer de ovario epitelial es una enfermedad que nace en la superficie de los ovarios (glándulas sexuales que se encuentran en la zona de la pelvis) y migra tempranamente a la superficie intestinal. En caso de que los síntomas persistan durante dos semanas o más al mes se deberá realizar un ultrasonido transvaginal cada seis meses y complementarse con la determinación del antígeno CA125 en casos específicos.

Señala que se trata de una enfermedad con cero visibilidad que empezó a diagnosticarse en México mediante el Programa de Acceso al Tratamiento de Cáncer de Ovario del INCan, que inició en 2011 y que ha sido posible gracias al apoyo continuo y decidido de las Comisiones Ordinarias para la Igualdad de Género y de Salud de las últimas tres Legislaturas en el Senado de la República y de la Cámara de Diputados.

Precisa que por medio de ese programa, único en el país, a la fecha se ha brindado atención integral con nivel de excelencia a dos mil 200 mujeres de bajos recursos y solo con el apoyo del Seguro Popular, lo cual demuestra que las mujeres con ese mal pueden tener un futuro, se pueden controlar y continuar con el cuidado de su familia, trabajan y hacen su vida de manera normal desde su casa. Pero todo esto cuando hay un diagnóstico a tiempo para prevenir y curar la enfermedad.

Pruebas genéticas

Respecto de las terapias la especialista afirma que “el tratamiento actual se basa en cirugía, quimioterapia y, en casos seleccionados, anticuerpos monoclonales dirigidos a las mutaciones genéticas BRCA 1 y 2”.

Las pacientes con una mutación genética BRCA 1 y 2 tienen de 16 a 54% mayor riesgo de padecer la enfermedad. Para contextualizar se estima que cerca de 1.3% de las mujeres a escala mundial padecerán cáncer de ovario. Adicionalmente se calcula que 44% de las mujeres que heredan una mutación de los genes BRCA 1 y 17% de las mujeres que heredan una mutación de los genes BRCA 2 presentarán cáncer de ovario en algún momento de su vida.