MUESTRAN LA RELACIÓN ENTRE LA FOTOGRAFÍA Y LA ARQUEOLOGÍA

Un pueblo sin cultura no es nada.

Hector González
Todo menos politica
Foto: Especial
Foto: Especial

La importancia de la fotografía en el quehacer arqueológico en materia documental, estética y de registro institucional es abordada en la exposición La invención de la memoria. Fotografía y arqueología en México, que se exhibe en la sala A1 del Museo Nacional de Antropología (MNA).

El montaje, que estará abierto al público hasta el 8 de marzo de 2020, lo organiza la Secretaría de Cultura por medio del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en colaboración con Arte & Cultura Grupo Salinas.

La exhibición presenta un recorrido por 150 años de desarrollo de la arqueología y de su registro institucional en nuestro país, ya sea por medio de edificios u objetos, a partir del trabajo de exploradores extranjeros del siglo XIX, como Désiré Charnay y Teoberto Maler, hasta fotógrafos que se sumaron más tarde, entre ellos Edward Weston, Juan Rulfo, Nacho López, Héctor García, Gerardo Suter y Tomás Casademunt.

Durante la inauguración de la muestra Ricardo Benjamín Salinas Pliego, presidente y fundador de Grupo Salinas, refrendó la importancia de que los empresarios se ocupen de crear valor social y cultural. “Como empresarios somos buenos para crear valor económico, lo cual es importante para crear valor social y ambiental pero no podemos quedarnos solo en eso. El dinero y la riqueza son solamente un medio”, señaló.

Salinas Pliego destacó además que la cultura es parte importantísima de un pueblo ya que “un pueblo sin cultura no es nada”.

Puso como ejemplo el proyecto de las orquestas Esperanza Azteca, que hasta el momento ha beneficiado a más de 50 mil jóvenes de todo el país y ahora será replicado por el gobierno federal a fin de que impacte en 300 mil adolescentes a nivel nacional.

“Hagamos changuitos para que la transición sea afortunada”, añadió el empresario.

Patrimonio de México

Conforman la muestra 201 fotografías de 22 autores identificados y otros desconocidos, algunas originales y otras impresiones contemporáneas, y 24 imágenes de materiales bibliográficos y grabados de los siglos XIX y XX pertenecientes a colecciones en su mayoría a la colección de Arte & Cultura Grupo Salinas, así como del Museo Nacional de Antropología, la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, el Sistema Nacional de Fototecas y la Fototeca Nacional del INAH, y colecciones particulares.

El recorrido museográfico, bajo curaduría de Mauricio Maillé, se divide en cinco núcleos temáticos que destacan el valor del trabajo de los exploradores y artistas.

A través de las piezas es posible distinguir distintas épocas, cada una con su estética e intereses propios, según la lente de su autor.

Sergio Vela, director de Arte & Cultura de Grupo Salinas, advierte en entrevista que casi nadie repara en que el desarrollo de la arqueología mexicana está aparejado, va históricamente de la mano con la técnica fotográfica llegada de Europa en el transcurso del siglo XIX. “Cuando se desarrolla la litografía se empieza a documentar un pasado que estaba prácticamente enterrado, semioculto; no se estudiaba porque no se había desarrollado la ciencia arqueológica”.

Con el título de Maleza entre ruinas el primer apartado aborda la evolución de la arqueología como ciencia durante el siglo XIX. En este proceso fue fundamental la fotografía. Las imágenes capturadas en las expediciones conforman un conjunto que ofrece una lectura de los relatos de viajeros extranjeros que sacaron a la luz por primera vez sus imágenes en publicaciones especializadas y en revistas de divulgación masiva.

Sigue el capítulo Develando el pasado. Aquí se alude al trabajo de campo en materia de excavación. Se observan exploraciones de las colosales cabezas olmecas, las labores de restauración y reconstrucción de monumentos realizadas por enormes cuadrillas de peones, así como el hallazgo de objetos que después fueron expuestos en museos. Aparecen también los retratos, llenos de orgullo, de los responsables de las expediciones y proyectos de excavación.

La mitad del recorrido lo marca Musa precolombina, donde somos testigos de cómo fotógrafos experimentaron y pusieron en práctica sus inquietudes estéticas inspirados por sitios de la antigüedad prehispánica. El lugar arqueológico se convirtió en el modelo perfecto para poner en práctica distintas nociones de composición, permitiendo el desarrollo de un estilo propio, como consta en la cuidadosa selección que da lugar a las fotografías inmersas en la estética de este apartado.

El cuarto apartado se titula Cuestión de escala y en él se observa la manera en que los fotógrafos hicieron partícipes a los integrantes de las comunidades buscando una noción de escala, necesaria para el estudio y análisis de los edificios. Además de que su presencia sugería la representación de los descendientes de aquella grandeza extinta, como en las imágenes de Teoberto Maler, donde es posible deducir un mayor vínculo y respeto hacia los indígenas.

Cierra el montaje Del objeto sagrado a la obra de arte. En esta colección se da testimonio de cómo los objetos comenzaron a ocupar un espacio en la institución museística. La creación del Museo Nacional de México en 1825 es resultado de esta necesidad política y social por definirnos como nación, donde el salón de los monolitos mexicas, con la Piedra del Sol como insignia, se convirtió en un espacio de celebración nacional.

Durante la inauguración Salinas Pliego destacó que la muestra nos permite acercarnos a la historia de nuestros pueblos indígenas e hizo un llamado a no olvidar que somos un pueblo mestizo. “El encuentro entre Cortés y Moctezuma no es nada más que el nacimiento de una nueva nación. A ese proceso no me gusta llamarle ‘la Conquista’, porque de ser así esto sería España y no: esto es México. Tampoco somos indígenas, mexicas, tlaxcaltecas o mayas. Somos mestizos y necesitamos reconciliarnos con esta parte de la historia”.

Protagonistas

Los autores del trabajo y registro documental y estético en exhibición son: Alfred Briquet (1833-1926), Désiré Charnay (1828-1915), Teoberto Maler (1842-1917), William Henry Jackson (1843-1942), Alfred Percival Maudslay (1850-1931), Francisco Río de la Loza (1856-1901), Charles Betts Waite (1861-1929), Winfield Scott (1863-1942), José María Lupercio (1870-1927), Hugo Brehme (1882-1954), Juan Anderson (activo a finales del siglo XIX y principios del XX), Edward Weston (1886-1958), Armando Salas Portugal (1916-1995), Guillermo Zamora (1916-2002), Juan Rulfo (1917-1983), Nacho López (1923-1986), Héctor García (1923-2012), Yukio Futagawa (1932-2013), Jack Starr Hunt (activo en México entre 1932-1933), Marilu Pease (activa en México a mediados del siglo XX), Gerardo Suter (1957) y Tomás Casademunt (1967), además de otros no identificados.