MARIPOSA MONARCA, UNA ESPECIE QUE SE ADAPTA AL CAMBIO CLIMÁTICO

Si es necesario, estos insectos modifican la fecha de su partida: salieron de México en febrero, antes de que la sequía y el calor golpearan el norte de la frontera en abril y mayo.

Martha Mejía
Bienestar
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El número de mariposas Monarca que llegó en 2022 a los bosques de Michoacán y el Estado de México para pasar el invierno aumentó en 35% en comparación con la temporada anterior: el dato sugiere, de acuerdo con Gloria Tavera, directora regional de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México (Conanp), que estos insectos se adaptan a cambios climáticos al modificar la fecha de su partida de México.

La especie arriba tradicionalmente a los bosques de pinos mexicanos a finales de octubre o principios de noviembre y vuelan a Estados Unidos y Canadá en marzo.

Sin embargo, el año pasado fue inusual: los ejemplares comenzaron a regresar en febrero, lo que les permitió salir antes de que la sequía y el calor golpearan el norte de la frontera en abril y mayo.

“Ellas se adaptan a las condiciones extremas climáticas. Vivimos en tiempo real la adaptación de esta especie en el tema de cambio climático. Se empezaron a ir a mediados de febrero, cosa que generalmente nunca sucede, pero las Monarca siempre entienden qué está pasando en cuestiones ambientales en el norte del continente”, dice.

En los meses de abril y mayo, agrega, se iban a presentar condiciones extremas de calor y sequía, pero se fueron antes a reproducirse en Texas, donde había suficiente néctar. Ahí se dio esa primera generación tremendamente vigorosa, lo que permitió tener una mayor cantidad de individuos. Si se hubieran esperado hasta principios de marzo, cuando generalmente es su migración, les hubiera tocado la sequía extrema y los huevecillos no se iban a desarrollar.

Apunta que, curiosamente, este año las mariposas se quedaron en México más tiempo del habitual. “Se fueron muy tarde; todavía en abril teníamos Monarca; entonces, vamos a ver qué pasa la siguiente temporada”, dijo.

Cifras

De acuerdo con el reporte anual realizado por la Conanp, durante la temporada de hibernación 2021-2022 las mariposas Monarca ocuparon 2.84 hectáreas de bosque, frente a las 2.10 hectáreas de hábitat registradas la temporada anterior.

Sin embargo, el сonteo no calcula el número total de insectos que llegan, sino el número de hectáreas que cubren cuando se juntan en las ramas de los árboles.

Este año se ubicaron seis colonias dentro de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, en 2.174 hectáreas, y cuatro fuera de ella en 0.661, divididas en cinco colonias en Michoacán y cinco en el Estado de México, con una ocupación de 2.835 hectáreas de bosque.

En esta temporada abrieron cuatro santuarios para visitar a la Monarca: El Rosario (Ocampo, Michoacán); Sierra Chincua (Angangueo, Michoacán); Senguio (Senguio, Michoacán) y Piedra Herrada (Valle de Bravo, Estado de México), recibiendo alrededor de 186 mil visitantes.

El viaje

Cada año las Monarca regresan a Estados Unidos y Canadá en una migración cada vez más amenazada por la pérdida del algodoncillo del que se alimentan y la deforestación en México.

Ellas dependen fundamentalmente del algodoncillo, que constituye prácticamente el único alimento de las larvas. De esta planta reciben el veneno y la toxicidad que necesitan para enfrentarse y salvarse de sus depredadores.

Las mariposas adultas reproductivas viven de cuatro a cinco semanas. Sin embargo, cuando se acerca el otoño en Estados Unidos y Canadá nace una generación especial, conocida como la generación Matusalén.

Las Matusalén, nacidas a finales de verano o principios de otoño, son las únicas que pueden realizar la migración y hacen un único viaje de ida y vuelta: recorren alrededor de 120 kilómetros por día y realizan su viaje en 33 días, aproximadamente.

Para cuando comience la migración invernal de la siguiente temporada varias generaciones de verano habrán vivido y muerto, y serán los tataranietos de los migradores del año pasado los que realicen el viaje.

De algún modo las nuevas generaciones conocen el camino, siguen las mismas rutas que sus antecesoras y en ocasiones incluso vuelven al mismo árbol.

Su migración tiene un fundamento biológico en protegerse de las temperaturas invernales extremas de Norteamérica. Los bosques de la Reserva de la Biosfera de la mariposa Monarca reúnen las condiciones climáticas necesarias para que año con año el lepidóptero encuentre un refugio que le asegure la sobrevivencia en los meses de noviembre a marzo.

Peligros

Gloria Tavera, directora regional de la Conanp, indica que la tala en la zona de hibernación de las mariposas aumentó este año 4.5%, hasta 13.9 hectáreas.

Sin embargo, se perdieron menos árboles por incendios, sequía y plagas. La pérdida total de árboles en la temporada 2021-2022 fue de 18.8 hectáreas, frente a las 20.6 de la temporada anterior.

Apunta que aun cuando a los activistas y estudiantes de Estados Unidos y Canadá se les invita a plantar algodoncillo para compensar la pérdida de la planta debido a la tala de tierras para el cultivo y pastoreo, así como al uso de herbicidas, esa estrategia ha resultado contraproducente.

Tavera exhorta a no plantar algodoncillo en México, puesto que eso afecta la migración al alentar a las Monarcas a quedarse en el país en lugar de partir hacia el Norte. También pide a la población no criar a esta especie en cautiverio: “A veces son liberadas en bodas u otras celebraciones, pero eso podría propagar enfermedades entre los insectos”.

La zona núcleo de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca fue reconocida en 2008 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como un Bien de Patrimonio Mundial Natural que protege 56 mil 259 hectáreas que incluyen 13 mil 551 de zona núcleo entre Michoacán y el Estado de México, donde se encuentran los bosques prioritarios a los que llegan a hibernar las Monarca (Danaus plexippus).