UNIDOS POR EL PLANETA: ES AHORA O NUNCA

A favor del medio ambiente se requiere un abordaje integral, que transmita un sentido de urgencia ya que menos de diez años quedan para verdaderamente actuar en beneficio de la naturaleza y, por tanto, de nosotros mismos.

Adult male polar bear sits at the edge of the fast ice in Svalbard, a Norwegian archipelago between mainland Norway and the North Pole
Martha Mejía
Bienestar
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La Tierra, un lugar donde la vida late en cada rincón y el color impone su belleza, enfrenta hoy su mayor degradación debido a que las medidas y acciones que hasta el momento se asumen —desde los gobiernos hasta las empresas y los individuos— en beneficio del medio ambiente están muy por debajo de lo que se requiere para proteger y preservar a sus ecosistemas.

Hoy, en el marco del Día Mundial de la Tierra (a conmemorarse el próximo 22 de abril) presentamos los principales retos ambientales que enfrenta nuestro entorno y las grandes oportunidades que significa poder cambiarlos y estar unidos por el planeta: es ahora o nunca.

Huella antropogénica

Hacer las paces con la naturaleza se titula el estudio más reciente dado a conocer por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que establece las bases para hacer frente a los impactos y las amenazas de la emergencia climática, la crisis por la pérdida de biodiversidad y la contaminación.

El informe expone la gravedad de estas tres crisis ambientales con base en evaluaciones mundiales, incluidas las del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), así como la Perspectiva del Medio Ambiente Mundial del PNUMA, además de nuevos hallazgos sobre la aparición de enfermedades zoonóticas como el Covid-19.

Respecto de este estudio Julia Carabias Lillo, académica de la Facultad de Ciencias de la UNAM, considera que se trata de un diagnóstico crudo que explica la transformación de la naturaleza por parte de los humanos, lo cual pone en peligro el bienestar. También plantea soluciones que abren nuevas oportunidades clave en la transformación de la relación entre ambas partes. “Eso que parece obvio pero aún está lejos de cumplirse”, dice.

Carabias Lillo afirma que en los últimos 50 años la población humana se duplicó, la extracción de recursos y energías se triplicó, el comercio se incrementó diez veces y la economía global creció por cinco.

“La prosperidad promedio se duplicó pero mil 300 millones de personas aún viven en pobreza, 700 millones padecen hambre, dos mil millones sufren estrés hídrico, y 40% de la población está afectada por la degradación de la Tierra”, advierte.

Sentencia que hemos intervenido profundamente al planeta: “En ecosistemas marinos se identifican por lo menos 400 zonas muertas y las áreas ocupadas por las islas de plástico en los océanos se han multiplicado por diez a partir de la década de 1980 hasta hoy. Un millón de especies de plantas y animales están en peligro de extinción debido a la sobreexplotación, el cambio climático y la contaminación, entre otros factores”.

En cuanto a las proyecciones la también ambientalista estima que para 2050 el planeta tendrá nueve mil millones de habitantes; la producción de energía aumentará 50% y la de alimentos 70%; con la trayectoria actual y en un escenario alentador el calentamiento sería de 1.5 grados en 2040 y al menos tres grados en 2100.

Además entre una cuarta parte y la mitad de las especies terrestres sufrirían pérdidas de más de 50% de su área de distribución geográfica, en tanto que los arrecifes de coral de aguas cálidas se reducirían en 99%, entre otros aspectos.

“No es un tema sectorial y requiere un abordaje de manera simultánea, integrada. Además transmite un sentido de urgencia ya que quedan menos de diez años para verdaderamente actuar”, alerta.

Cambio climático

En 2020 el PNUMA anunció que a pesar de la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) el mundo sigue rumbo a un calentamiento global de más de 3° centígrados este siglo, mucho más allá de los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global muy por debajo de 2° C y hacer todo lo posible por no superar los 1.5 grados.

De acuerdo con el reporte global United in Science (“Unidos en la Ciencia”) se calcula que durante el auge de las medidas de confinamiento por Covid-19 hubo una reducción de emisiones de carbono a escala mundial de 17%, un hecho sin precedente.

No obstante los niveles se mantuvieron equivalentes a los de 2006, una muestra del incremento experimentado a lo largo de los últimos 15 años y de la fuerte dependencia respecto de los combustibles fósiles para la generación de energía.

Ricardo Torres Jardón, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, explica que las restricciones sanitarias afectaron el año pasado al sector del transporte y algunas industrias. Pero el transporte representa “una pequeña fracción del total estimado de emisiones”: solo 14% de los GEI, cuyo principal compuesto es el dióxido de carbono, mientras que la industria aporta 21 por ciento.

En cambio, indica, la pandemia no afectó la contribución de sectores con un alto promedio de emisiones de GEI, como el de generación eléctrica (25%) y el agrícola y forestal (24%), por lo que aun controlando los primeros dos grupos no se vería un efecto mayor.

Al respecto Inder Rivera, gerente de energías limpias de WRI México, explica que la generación de electricidad está directamente relacionada con las emisiones GEI. “Eso por el tipo de tecnologías que se utilizan para la generación de la misma, que va desde las fuentes térmicas: carbón, petróleo, combustóleo y gas natural. Todas estas emiten ciertos GEI a la atmósfera. En México la matriz energética que tenemos recae en estos: 60% de nuestra electricidad viene de ciclos combinados que usan como fuente principal el gas natural; luego casi 9% de hidroeléctricas y 7% de convencionales. En contraste hay 6% de eólicas y 4% de fotovoltaicas”, comenta.

Agrega que es necesario tomar acciones rápidas tanto para la mitigación de estos Gases de Efecto Invernadero como para incrementar la participación de las energías renovables. “Si bien hay una política climática internacional donde México participa en el Acuerdo de París y tiene ciertas metas, faltan también los mecanismos para poder lograr esas metas, que deben ser más ambiciosas para que el país realmente pueda contribuir”.

Inundaciones y sequías extremas

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) las consecuencias del cambio climático que se sienten de manera más fuerte son las modificaciones de las condiciones hidrológicas.

Indica que por ello de aquí a 2050 la cantidad de personas en riesgo por desbordamientos de ríos y lagos glaciares aumentará de mil 200 a mil 600 millones.

En este sentido asegura que “el deshielo de los glaciares alcanzará su máximo a escala mundial a más tardar a finales del siglo XXI. Después se prevé que se reduzca en todo el mundo, con implicaciones para las reservas de agua”.

En contraste, desde principios hasta mediados de la década de 2010 unos mil 900 millones de personas —27 % de la población mundial— vivían en zonas potencialmente sujetas a una grave escasez de agua. En 2050 esa cifra podría aumentar hasta situarse en tres mil millones de personas. Se prevé que el cambio climático incremente el número de regiones con estrés hídrico y agrave la escasez de agua en aquellas zonas que ya lo padecen.

Con respecto de México, Jorge Zavala Hidalgo, director del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), asegura que la mayor parte de la capital de la República se encuentra en una condición anormalmente seca, con precipitaciones por debajo del promedio, y que la parte occidental de la CDMX tiene sequía moderada.

Mientras el Estado de México presenta condición de sequía moderada a severa, en particular en la parte occidental, donde está la cuenca del Cutzamala.

Blanca Elena Jiménez Cisneros, directora de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), añade que el almacenamiento del Sistema Cutzamala registra actualmente 23% menos del promedio para esta misma época.

Puntualiza que la pandemia de Covid-19 generó una demanda adicional de agua, principalmente en las regiones con grandes concentraciones poblacionales. Por ello el almacenamiento de las presas más importante del país se ve afectado, proceso que se suma a la baja en la presencia de lluvias en diferentes partes del país durante 2020.

Indica que 71.52% del territorio nacional tiene condiciones de sequía de moderada a excepcional. Las regiones más afectadas son el noreste y noroeste del país ya que su almacenamiento de agua se encuentra a 68 y a 71%, respectivamente.

Adelanta que a partir de mayo y hasta junio de 2021 podrían registrarse recuperaciones a nivel nacional en lo que respecta a la falta del agua, pero aún se presentarán zonas con déficit.

Otro indicador de la elevación del clima son los voraces incendios forestales que asolan a los bosques de Michoacán, Estado de México, Colima y Morelos.

Hasta el momento se registran en el país más de 70 siniestros. En algunos casos las llamas avanzan, sin control, como en el Parque Nacional El Tepozteco o como en suelo michoacano, debido a los vientos y a la onda de calor que vivimos.

De acuerdo con la Comisión Nacional Forestal uno de los incendios más graves de esta temporada de estiaje es el de Michoacán, donde ya se han perdido 800 hectáreas de arbolado adulto, renuevo y arbustos, de los municipios de Hidalgo y Jungapeo.

Contaminación

En México, como en todo el mundo, la contaminación de los cuerpos de agua representa un problema adicional al desperdicio y a la poca disponibilidad que existe. La contaminación que provocan algunas industrias va desde aguas fecales hasta químicos tóxicos, pasando por toneladas de plástico, lo que causa graves problemas de falta de agua potable en muchos puntos del mundo, especialmente en países en desarrollo.

Sin embargo en muchos casos el problema va más allá del plástico: los derrames de petróleo, los vertidos incontrolados de la industria pesada, los agroquímicos y, por supuesto, las aguas residuales sin tratamiento son algunos de los otros grandes desafíos que enfrentan los cuerpos fluviales en todo el planeta.

De acuerdo con la UNESCO el volumen de agua que utiliza la industria es bajo: constituye menos de 10% del total de extracciones. Sin embargo la industria ejerce una enorme presión sobre los recursos hídricos, no tanto por la cantidad consumida en la propia producción sino más bien por los impactos derivados de los vertidos de aguas residuales y de su potencial contaminante.

“Las fuentes más contaminantes que existen en el mundo y en nuestra región son la industria del petróleo, de energía eléctrica y del cemento”, señala sobre el tema Refugio Choreño Gómez, activista e integrante de la Fundación para el Desarrollo Integral Apaxtle.

Mayor presión

Aunado a lo anterior el 30 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró emergencia sanitaria por el virus SARS-CoV-2. Ante esto surgió una gran cantidad y variedad de pruebas, desinfectantes y equipo de protección personal que incluyen cubrebocas, caretas y overoles.

De acuerdo con la OMS, si una persona utiliza un cubrebocas desechable por día durante todo el confinamiento podría resultar en un consumo global de 129 mil millones de cubrebocas y 65 mil millones de guantes mensualmente.

Tedros Adhanom, director de la OMS, informó hace un año que para reducir los contagios se tendrían que hacer pruebas masivas. Una prueba RT-PCR genera aproximadamente 37 gramos de residuos plásticos por muestra. Hasta agosto de 2020 todos los pacientes que se hicieron una prueba generaron más de 15 mil toneladas de residuos plásticos alrededor del mundo.

Asimismo centros hospitalarios de todo el mundo produjeron más de 240 toneladas de desechos médicos de plástico de un solo uso diariamente, seis veces más que el promedio diario antes de que ocurriera la pandemia.

Finalmente integrantes de la organización conservacionista Oceans Asia descubrieron que parte de esos residuos plásticos fueron a parar a playas de diversas pequeñas islas deshabitadas del archipiélago de Soko (entre Hong Kong y Lantau). Hasta el momento no existen datos oficiales al respecto pero no se descarta la aparición de muchos más puntos de acumulación de este tipo de residuos en áreas afectadas por la pandemia.

Ahora o nunca

Este año la Organización de Naciones Unidas reunirá a los gobiernos y a otros actores para mantener debates decisivos sobre la acción por el clima, la biodiversidad y la degradación de la Tierra.

La crisis sanitaria retrasa estas cumbres y dificulta su preparación. Por ejemplo, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático COP-26 se pospuso el año pasado y se realizará del 1 al 12 de noviembre de 2021 en la ciudad de Glasgow, Escocia.

De acuerdo con Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los desafíos ambientales, sociales y económicos están interrelacionados, por lo que deben abordarse conjuntamente.

“Por ejemplo, no podemos cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible —que incluyen poner fin a la pobreza— de aquí a 2030 si el cambio climático y el colapso de los ecosistemas quebrantan el suministro de alimentos y agua en los países más pobres del mundo. No nos queda más remedio que valorar la naturaleza y poner su salud en el centro de todas nuestras decisiones si queremos transformar nuestras economías y sociedades”, declaró.

Apuntó que se puede lograr una economía asombrosa adoptando sistemas económicos circulares que reutilicen los recursos, reduzcan las emisiones y eliminen los productos químicos y las toxinas que causan millones de muertes prematuras, todo ello creando al mismo tiempo puestos de trabajo sostenibles.

Acción por la Tierra

Conscientes de la crisis climática y medioambiental que enfrentamos hoy organizaciones sociales, empresas globales y fundaciones en todo el mundo se suman a la causa por medio de diversas campañas.

Una de ellas es la de Acción por la Tierra (#AcciónPorLaTierra), que encabeza Fundación Azteca. Se trata de un esfuerzo para fomentar y difundir entre la población la importancia de la conservación del planeta y todas sus formas de vida, desde el más pequeño insecto hasta la más majestuosa montaña.

Durante todo el mes de abril Fundación Azteca, de Grupo Salinas, llevará a cabo diversas actividades para inspirar, generar conciencia, educar y desarrollar capacidades para proteger y conservar a la Tierra.

Entre esas actividades se encuentra el primer reto de fotografía de naturaleza Celebrando la biodiversidad de México, un certamen que organizan la Comunidad Mexicana de Fotógrafos de Naturaleza y Fundación Azteca.

“Deseamos ver imágenes e historias originales, innovadoras e inspiradoras. Lugares desconocidos, nuevas visiones de los seres vivos, comportamientos sorprendentes o nuevas interpretaciones de lo ya conocido. Buscamos una mirada que documente la diversidad, la belleza, el misterio y la fragilidad de la vida en el planeta”, indica la convocatoria, que estará abierta a fotógrafos aficionados y profesionales mexicanos hasta el 20 de abril.

Con el desarrollo de Acción por la Tierra, Grupo Salinas se suma y pone el ejemplo para asumir un compromiso de largo plazo en favor de la preservación del planeta.

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