Mantener un peso saludable, evitar consumo de tabaco, alcohol y practicar algún deporte, son medidas que contribuyen a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Aunque la genética, el estilo de vida y la alimentación son algunos de los factores relacionados con la aparición del cáncer de mama, la falta de chequeos constantes y la detección tardía juegan un papel fundamental en la incidencia y mortalidad anual, por lo que resulta vital hablar y conocer sobre las medidas de prevención que pueden marcar una diferencia significativa en la salud de las mexicanas.
En nuestro país esta enfermedad es el tipo de cáncer con mayor incidencia, con más de 42 mil 250 nuevos casos registrados en 2024, y el segundo en mortalidad, con más de ocho mil fallecimientos aquel mismo año.
Se estima que cada día alrededor de 22 mujeres pierden la vida a causa de esta neoplasia, en torno de la cual persisten mitos que dificultan su detección oportuna y un tratamiento adecuado.
A pesar de los esfuerzos por informar, el miedo o los tabúes pueden retrasar la atención médica y poner en riesgo la vida de las pacientes.
No es una sentencia de muerte
La Secretaría de Salud (SSA) hace un llamado a las mujeres a realizarse una mastografía de manera anual a partir de los 40 años para el diagnóstico oportuno de esta enfermedad.
Al respecto, la jefa del Departamento de Oncología Médica del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), Claudia Arce Salinas, explica que “cuando el cáncer se detecta en etapas iniciales la posibilidad de curación es superior a 90%. En cambio, si se diagnostica en etapas avanzadas o metastásicas las probabilidades de curación disminuyen considerablemente”.
Entre los factores de riesgo de cáncer de mama se encuentran los no modificables, que tienen que ver con los antecedentes familiares de cáncer, la primera menstruación antes de los doce años o la menopausia después de los 55 años; y los modificables, que se relacionan con el estilo de vida.
Sobre los factores de riesgo modificables la especialista subraya que mantener un peso saludable, evitar el consumo de alcohol, tabaco y practicar la lactancia materna por al menos seis meses son medidas que contribuyen a reducir el riesgo de desarrollar la patología. Es indispensable realizarse la mastografía a partir de los 40 años; en mujeres con antecedentes familiares directos, el estudio debe iniciarse diez años antes de la edad en que el familiar fue diagnosticado.
“El cáncer no es una sentencia de muerte. Si lo diagnosticamos a tiempo, es tratable y curable. La detección temprana salva vidas”, dice Arce Salinas.
Exploración mamaria
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) sugiere también, principalmente a las mujeres mayores de 20 años, realizarse la autoexploración mamaria de manera periódica, una semana después de sus periodos, y acudir a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) ante cualquier anomalía detectada que pueda sugerir la presencia de cáncer de mama, pues el diagnóstico oportuno es clave para mejorar la expectativa de recuperación y calidad de vida.
En este sentido, la doctora Wendy Elizabeth Flores Delgado, oncóloga médica y coordinadora de Programas Médicos de la Dirección de Prestaciones Médicas (DPM), señala que si una mujer detecta en sus mamas o axila abultamientos o nódulos fijos, hundimientos, cambios de coloración, textura o ulceración en la piel, secreciones anormales a través del pezón o retracción de este, es importante que acuda inmediatamente a revisión médica.
La especialista reporta que en 2024, de acuerdo con cifras del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE), en el Seguro Social se diagnosticaron cerca de nueve mil 500 pacientes con cáncer de mama en el grupo de mujeres de 25 años y más; en lo que va de este año en cifras preliminares suman más de seis mil 800 pacientes; el grupo de edad más frecuente al diagnóstico es de 50-59 años, seguido del grupo de mujeres de más de 65 años; a nivel mundial se estima que lo padecen 2.3 millones de mujeres.
“El IMSS cuenta con todos los tratamientos existentes para el cáncer de mama. Tenemos tratamiento quirúrgico, que puede consistir en mastectomía o cirugía conservadora de mama”, indica.
El IMSS ofrece prótesis de mama a través de dos vías: la reconstrucción mamaria posmastectomía (con implantes definitivos) y la entrega de prótesis externas gratuitas por el voluntariado del IMSS (Programa Soy Rosa IMSS).
La reconstrucción quirúrgica está incluida en el programa de cáncer de mama, mientras que las prótesis externas pueden ser solicitadas por mujeres que ya cumplieron con ciertos requisitos.
Avances tecnológicos en salud
La detección precoz es clave para la supervivencia al cáncer de mama. Sin embargo, muchas mujeres tienen el tejido mamario denso, lo que puede dificultar la identificación del cáncer de mama a través de la mastografía.
Un estudio dirigido por investigadores de Mayo Clinic descubrió que añadir otra prueba denominada Imagen Molecular de la Mama, o MBI (Molecular Breast Imaging), y mamografía en 3D, duplicó la detección del cáncer en mamas densas.
El estudio publicado en la revista Radiology refiere que casi la mitad de las mujeres de 40 años o más que se someten a mamografías tienen densidad mamaria. “La mamografía es una prueba de cribado importante, que ha demostrado ser beneficiosa. Pero hemos aprendido que en áreas de tejido mamario denso los cánceres de mama pueden ocultarse a la detección en una mamografía hasta alcanzar un tamaño avanzado. Nuestra investigación se centra en detectar los cánceres más letales, que pueden incluir tumores invasivos de crecimiento rápido. Si se detectan antes, es probable que podamos salvar más vidas”, dice la autora principal, Carrie Hruska, física médica en Radiología en Mayo Clinic en Rochester.
Los radiólogos especialistas en mamas detectaron más tejido canceroso en las pruebas de cribado combinadas de MBI y mamografía que con cualquiera de las dos técnicas por separado. “El MBI es una opción relativamente sencilla, de bajo coste y segura para las mujeres que tienen densidad mamaria y buscan una prueba de cribado complementaria”, puntualiza.
Innovación tecnológica e IA
La Inteligencia Artificial (IA) revoluciona distintas industrias al mejorar la eficiencia, la innovación y el acceso a soluciones de vanguardia. En la medicina su impacto es innegable: desde diagnósticos tempranos de enfermedades hasta el desarrollo de terapias personalizadas y nuevos fármacos. En el cáncer de mama la IA se ha convertido en un actor crucial para detectar la enfermedad en sus fases iniciales, logrando identificar señales que podrían pasar inadvertidas en los estudios convencionales.
Ante esta realidad, la tecnología ofrece un respiro. Herramientas como Mia, desarrollada por Kheiron Medical en Reino Unido, logran identificar señales de cáncer de mama que incluso radiólogos experimentados pasaron por alto en once pacientes.
La clave está en sus algoritmos de aprendizaje profundo, que analizan mamografías con precisión milimétrica para detectar anomalías casi invisibles. El resultado: diagnósticos más tempranos, pronósticos más favorables y vidas salvadas. Pero para que la IA alcance todo su potencial en la medicina se requiere algo más que software.
Para que soluciones con base en IA como Mia funcionen sin interrupciones y con la precisión que el entorno médico exige, es necesario contar con una infraestructura digital crítica especialmente diseñada para soportar cargas de procesamiento intensivo en tiempo real.
“La detección temprana no depende solo de algoritmos sofisticados, sino de que los hospitales cuenten con energía confiable, refrigeración eficiente y capacidad de procesamiento cerca del punto de atención,” señala Gustavo Pérez, director de Desarrollo de Mercados de Vertiv Latinoamérica.
La lucha contra el cáncer de mama ya no depende únicamente de la detección humana, sino también de innovaciones tecnológicas y de la fortaleza de las infraestructuras que las sostienen. En México y América Latina, donde la mayoría de los casos se detectan en etapas tardías, la IA representa una oportunidad para cambiar el curso de la historia. Invertir en tecnología de misión crítica es, en esencia, invertir en esperanza, tiempo y vidas.
El uso de tecnologías híbridas de imagen que combinan mamografía digital, ultrasonido y resonancia magnética permite detectar lesiones en pacientes con tejido mamario denso, un reto histórico en la medicina diagnóstica. Estas soluciones están presentes en clínicas de alta especialidad del país y la región, aunque aún no alcanzan una cobertura alta.
La tecnología también facilita el acceso a la información. Aplicaciones móviles que enseñan técnicas de autoexploración, dispositivos no invasivos para la detección temprana y plataformas de telemedicina han acercado la atención médica a comunidades que antes estaban fuera del radar.
¿Cómo puede verse y sentirse?
Masas palpables (bolitas).
Lesiones palpables en las axilas.
Secreciones por el pezón.
Asimetría mamaria.
Hundimiento del pezón.
Piel de naranja en los senos.
Engrosamiento de las venas.
Alteraciones en los resultados de la mastografía de tamizaje.
Ante cualquiera de estas señales acuda de inmediato a su clínica familiar.
Fuente: IMSS

