CLIMA, ALIMENTOS O MEDICAMENTOS ALTERAN EL SISTEMA INMUNE

“Rinitis alérgica, asma, urticaria y dermatitis atópica, principales causas de atención en el INER”.

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Al menos 20% de la población mundial sufre alguna enfermedad alérgica, aunque muchas veces se confunden con resfriados, infecciones o simplemente se normalizan.

Cuando el sistema inmune detecta algunas sustancias extrañas (polen, ácaros del polvo, moho y hongos o picaduras de insectos) intenta neutralizarlas. Esta respuesta causa la secreción de histaminas que provocan comezón en la nariz, flujo u obstrucción nasal y estornudos frecuentes.

En los ojos aparecen síntomas como comezón ocular, lagrimeo, ojos rojos y conjuntivitis; en los pulmones aparece tos seca, falta de aire, opresión torácica y sibilancias; y los dérmicos incluyen lesiones en la piel, ronchas y dermatitis.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Alergia (WAO, por sus siglas en inglés) 20% de la población mundial sufre alguna enfermedad alérgica.

En México se estima una prevalencia de 40% en la población, específicamente en niños, de acuerdo con la Secretaría de Salud (SSA).

El origen de la alergia es multifactorial, por lo que solo se controlan con inmunoterapia, es decir, terapia a base de vacunas. Estas condiciones, que muchas veces se confunden con resfriados, infecciones o simplemente se normalizan, pueden afectar a personas de cualquier edad y tener un impacto considerable en su entorno físico, emocional y social.

La rinitis alérgica, asma, urticaria y dermatitis atópica son de las principales causas de atención en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), donde en 2022 por lo menos 14% de las consultas de primera vez correspondieron a este tipo de padecimientos.

“El sistema de defensa se confunde, reacciona de forma intensa ante algo que no es peligroso y genera inflamación. Ese error, si no se atiende, se va fortaleciendo y volviéndose más molesto. Por eso es fundamental diagnosticar a tiempo”, explica el doctor Alonso Gutiérrez, especialista en Alergología e Inmunología Clínica.

Pruebas serológicas

La falta de diagnóstico, además de prolongar el malestar, puede derivar en complicaciones más graves, como crisis asmáticas o deterioro en la calidad de sueño, concentración e incluso en el rendimiento escolar o laboral.

Asimismo, los estigmas sociales hacia personas que tosen, estornudan o presentan síntomas visibles también pueden afectar su integración social y autoestima.

Por fortuna la tecnología médica avanza y hoy existen pruebas serológicas de tercera generación que ayudan a detectar los alérgenos responsables por la enfermedad mediante una simple muestra de sangre, sin necesidad de suspender medicamentos. Estas pruebas miden los niveles de Inmunoglobulina E (IgE) específica a un alergeno —un anticuerpo relacionado con las reacciones alérgicas— y ofrecen resultados confiables que permiten al especialista indicar un tratamiento personalizado.

“Poder realizar una prueba sin interrumpir la medicación del paciente mejora su seguridad y optimiza el momento del diagnóstico. Esto es especialmente relevante en pacientes pediátricos o en quienes presentan síntomas persistentes y no habían sido atendidos por miedo o desinformación”, agrega Gutiérrez.

El llamado de los especialistas es claro: prestar atención a los síntomas y acudir con profesionales capacitados que indiquen las pruebas más adecuadas para cada caso. La alergia no es una molestia menor, sino una condición médica que si se atiende correctamente puede controlarse y permitir a las personas recuperar su bienestar y calidad de vida.

Alergias alimentarias

Se estima que en 2050 la mitad de la población mundial tendrá al menos una alergia. La realidad es que hoy los niños con alergias no están protegidos, se sienten excluidos, discriminados y corren riesgos constantemente por culpa de la desinformación.Las alergias y las intolerancias alimentarias pueden cursar con síntomas similares, pero se trata de dos afecciones que difieren considerablemente entre sí. Las intolerancias alimentarias, como la intolerancia a la lactosa y la enfermedad celíaca, pueden hacer que una persona se encuentre mal, pero las alergias alimentarias no solo pueden hacer que alguien presente malestar general, sino que pueden ocasionar reacciones fatales, advierte Xabier Munioitz, fundador y CEO de la consultora Laztan, especialistas en alergias, seguridad alimentaria y celiaca.

“Todas las muertes que se están produciendo serían evitables con concienciación y sensibilización al respecto. Simplemente sabiendo que la alergia es mortal y la intolerancia y la celiaquía no, ya estaríamos dando un gran paso. Cada vez que un pequeño pierde la vida por un shock anafiláctico (reacción alérgica grave), algo en nuestro interior se va con él, y no podemos permitir que siga ocurriendo, porque la alergia puede sucederle a cualquier persona”, puntualiza el experto.

Especialistas alertan sobre la necesidad de atender y diagnosticar de forma oportuna las alergias. En el caso de la población mexicana se presentan alergia a los pólenes de la familia del fresno, trueno, cedro, roble, olivo y pastos, que generalmente polinizan en temporada invernal; el moho y algunos alimentos, como la proteína de leche de vaca y huevo.Entre la población adulta los alérgenos frecuentes son los cacahuates, nueces de árbol, pescados y crustáceos. Entre la población infantil los desencadenantes de alergia más frecuentes son leche, huevo, cacahuate, nuez de árbol, soya y trigo. En cuanto a los fármacos desencadenantes de reacciones alérgicas están la penicilina y los medicamentos para aliviar el dolor, como la aspirina y el ibuprofeno, que en un estado grave pueden causar crisis asmática o choque anafiláctico.

Prevención es vidaLa prevención de las reacciones alérgicas depende del tipo de alergia que se presente. Algunas medidas generales consisten en mantenerse alejados de los desencadenantes; por ejemplo, para los alérgicos al polen, durante las épocas de mayor polinización se recomienda permanecer en lugares cerrados. Si la alergia la provocan los ácaros del polvo, es necesario limpiar, pasar la aspiradora y lavar la ropa de cama con frecuencia. También se sugiere usar fundas “antiácaros” para almohadas, edredones, colchones y somieres.

Mientras se intenta descubrir qué causa los síntomas de alergia o qué los empeora, es necesario registrar las actividades y lo que se come. También anotar cuándo ocurren los síntomas y qué parece ayudar. Esto puede ayudar a identificar los desencadenantes.

Si se ha diagnosticado una reacción alérgica grave, debe usarse un brazalete o collar de alerta médica. Eso permite saber a otros que se tiene una alergia grave en caso de que exista una reacción y no se pueda hablar, concluyen los especialistas.

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