La automedicación puede enmascarar distintas enfermedades al eliminar de manera temporal algunos síntomas que permiten su identificación y diagnóstico. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que hasta en un 80% de los casos, las personas adquirieron medicamentos por medio de recomendación de familiares, de conocidos o sin receta en farmacias.
“Se conoce como automedicación el consumo de medicamentos, productos complementarios o naturistas, que no fueron recetados por un médico. Esta práctica involucra la adquisición de productos sin una prescripción médica, la reutilización de recetas antiguas para comprar medicamentos, usar los remanentes almacenados en casa, compartir productos con familiares o amigos, y no cumplir con la indicación médica ya sea disminuyendo o aumentando la dosificación, incluyendo la prolongación o reducción de la duración del tratamiento”, informó el Dr. Jaime Agustín González, vocero de PiSA Farmacéutica.
La automedicación ha incrementado en las últimas décadas, debido principalmente a la información no profesional que circula en páginas web y redes sociales, entre otros medios.
“Existen un gran número de mitos que promueven la automedicación, por ejemplo; un gran número de personas piensa que ‘si determinado medicamento le funcionó a alguien podrá funcionarnos a nosotros’, lo cual es falso, ya que cada individuo es único y nuestros organismos responden de diferente manera. Otras de las situaciones comunes que enfrentamos con regularidad es que los pacientes consideran que, una vez recetado determinado fármaco puede continuar consumiéndolo de manera indefinida, o al aumentar la ingesta diaria obtendrán mejores resultados, cayendo en un grave error que puede causar efectos adversos en su salud”, enfatizó el Dr. Jaime González.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), a través del Observatorio de la Universidad del Rosario han identificado algunos factores que propician una automedicación no responsable:
- Conseguir recetas de antibióticos cuando no estén indicadas trae como consecuencia la resistencia bacteriana.
- Ingesta de analgésicos para dolores articulares que contienen corticoesteroides con consecuencias severas a largo plazo.
- Consumo de analgésicos derivados opiáceos sin que el paciente este enterado con la consecuente adicción.
- Incrementar el rendimiento físico, principalmente en deportistas o personas que se ejercitan de manera recreativa.
- Como estimulantes en eventos sociales juveniles.
- Con finos cosméticos para modificar la imagen corporal.
- Atención de la salud de manera preventiva o para reducir la sintomatología.
“A nivel nacional se calcula que más del 80% de la población se automedica, es decir, alrededor de 104 millones de personas. Automedicarse es exponer al organismo a efectos adversos, como dolor de cabeza, somnolencia, náuseas, diarrea o urticaria, y en casos más graves, se pueden presentar cuadros de intoxicación, dependencia o adicción, agravamiento del padecimiento, resistencia a los antibióticos e incluso llegar a un deceso”, puntualizó el experto.
Día a día, los profesionales de la salud reafirman su compromiso trabajando de manera ardua para sensibilizar y concientizar a la población sobre la importancia de la no automedicación, con el fin de evitar riesgos en la salud y disminuir la recurrencia de esta práctica.