El reto está en formalizar este sector, un proceso que debe comenzar en el hogar, escuelas y oficinas para evitar la mezcla de materiales y garantizar su correcta reutilización.
Cada 17 de mayo el mundo celebra el Día Mundial del Reciclaje, una fecha dedicada a concientizar sobre la importancia de una gestión adecuada de los residuos. En México, aunque el reciclaje ha mostrado avances significativos en los últimos años, persisten retos estructurales y culturales que requieren atención urgente.
Anualmente el país genera alrededor de 44 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, de los que solo un pequeño porcentaje, entre 17 y 20%, es reciclado adecuadamente, según el Sistema Nacional de Información Ambiental y de Recursos Naturales.
A pesar de estas cifras México destaca en América Latina por sus logros en reciclaje, especialmente en el PET (polietileno tereftalato), uno de los plásticos más comunes.
Datos de ECOCE (Ecología y Compromiso Empresarial) señalan que el país recicla 4% de este material, una cifra superior a la de Estados Unidos, Brasil y Canadá.
No obstante, a pesar de estos avances, la tasa global de reciclaje sigue siendo insuficiente si se considera el volumen total de residuos generados.
“Queremos no solo seguir siendo líderes en PET, sino aumentar la tasa de reciclaje de otros materiales, como el vidrio”, dice a Vértigo Montserrat Ramírez, directora de Operaciones PET en ECOCE.
Agrega que la separación de residuos en el hogar sigue siendo una de las principales barreras.
Tecnología, motor de cambio
En este sentido, la innovación tecnológica juega un papel clave en el impulso del reciclaje en México.
BioBox, una iniciativa creada en 2017, implementa máquinas automáticas de reciclaje en la Ciudad de México, premiando a los usuarios con puntos canjeables por productos o descuentos para algunos servicios, como la luz eléctrica.
Esta plataforma ha logrado recolectar más de mil toneladas de residuos reciclables, con un enfoque particular en PET, que representa alrededor de 90% de los materiales recolectados.
Luis Alvarado, CEO de BioBox, destaca que la clave para mejorar las tasas de reciclaje es la separación desde el origen. “La gente no sabe que el reciclaje debe ser más que una simple acción de separar: debe ser un proceso que se inicie desde el hogar para asegurar que los materiales no se mezclen”, explica en entrevista.
Sin embargo, reconoce que el reciclaje de vidrio, un material también reciclable, es una de las asignaturas pendientes, pues aunque BioBox ha comenzado a integrar vidrio en su sistema su fragilidad y los costos asociados al transporte complican su manejo.
Ponte pilas
Aunque el reciclaje de pilas es uno de los desafíos más ignorados en el país, su impacto ambiental es grave. Las pilas contienen metales pesados como el mercurio, que pueden contaminar grandes cantidades de agua.
Ángel Romo Padilla, gerente de mercadotecnia de Grupo IMU, destaca que su programa IMU Recicla se enfoca en la recolección y manejo adecuado de pilas, un material difícil de gestionar debido a su volumen y los riesgos que implica su desecho incorrecto.
El reciclaje de pilas comienza con su recolección, seguido de una cuidadosa clasificación según el tipo de pila. En la planta de reciclaje las pilas se trituran y se separan mediante procesos como la gravedad y los imanes, lo que permite recuperar materiales valiosos. Entre los componentes rescatables se encuentran metales pesados como plomo, cadmio, mercurio y litio, que se reciclan para evitar la contaminación ambiental. También se extraen zinc, manganeso, plástico y acero, los cuales pueden ser reutilizados en la fabricación de nuevas pilas u otros productos industriales.
Desde su lanzamiento en 2007 Grupo IMU ha logrado recolectar más de mil 400 toneladas de pilas en más de 800 puntos de recolección en todo México. Sin embargo, la Ciudad de México genera anualmente más de mil 200 toneladas de pilas, lo que evidencia la falta de conciencia sobre su reciclaje adecuado.
“Tenemos más de 800 puntos de recolección en diferentes ciudades, como la CDMX, Guadalajara, Pachuca, Puebla, Tijuana y Veracruz. Las pilas que depositan en nuestros recolectores (que son columnas ubicadas en espacios públicos) las enviamos luego a SITRASA, una empresa especializada en su reciclaje, ya que una sola pila de reloj puede contaminar la misma cantidad de agua que la de una alberca olímpica”, señala.
Educación y economía circular
A pesar de los avances impulsados por diversas iniciativas un problema persistente en torno del tema es la falta de educación ambiental. Aunque la tasa de reciclaje de PET ha mejorado, aún es común que muchos materiales sean mal gestionados o mezclados con desechos no reciclables.
Monserrat Ramírez señala en este sentido que la educación ambiental es fundamental: “La separación de residuos debe empezar en casa, en la oficina o en las escuelas. Solo así se logrará un reciclaje eficiente”.
Luis Alvarado coincide en que muchas personas no conocen aún las mejores prácticas para reciclar. “A veces, aunque separen los residuos, se mezclan en los camiones de basura, lo que disminuye la eficiencia del proceso”, explica.
Para mitigar este problema, señala, Biobox ha diseñado su plataforma para incentivar el reciclaje mediante recompensas, pero reconoce que la clave para transformar los hábitos de la población radica en mejorar la infraestructura y aumentar los puntos de reciclaje.
En este sentido, reciclar no solo tiene un impacto positivo en el medio ambiente, sino que también representa una oportunidad económica. El reciclaje de PET, latón y aluminio, por ejemplo, permite reducir el uso de materias primas vírgenes, lo que disminuye la huella de carbono y la extracción de recursos naturales.
Según Ramírez el PET reciclado tiene un alto valor económico, ya que se puede transformar en nuevos productos, como fibras para ropa, calzado o alfombras, lo que genera un círculo virtuoso que beneficia tanto al medio ambiente como a la economía.
La informalidad, un desafío
Sin embargo, la falta de formalidad en el sector sigue siendo uno de los principales retos en México, donde 74.7% de las 182 mil personas dedicadas a la recolección de desechos trabaja fuera de un marco formal, según el informe Residuos sólidos en México, del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).
Aunque carecen de infraestructura adecuada, los recicladores no formales desempeñan un papel clave en la recuperación de materiales. Como señala Monserrat Ramírez: “Sigue existiendo una gran cantidad de acopio por parte de estos grupos, pero es un gran apoyo porque contribuyen a la separación y valorización de los materiales”.
No obstante, subraya, el desafío radica en formalizar a este sector para optimizar los procesos, así como la calidad de vida de los recicladores.
En este contexto, el Día Mundial del Reciclaje se presenta como una oportunidad para reflexionar sobre la urgencia de transformar nuestra relación con los residuos. Según los especialistas, con el compromiso conjunto de la población, la industria y el gobierno, México tiene el potencial de avanzar hacia una gestión más eficiente y sostenible de los desechos.