Ciudad de México, 28 de octubre de 2025. El consumo excesivo de azúcar añadido en alimentos y bebidas está asociado al aumento de peso y al mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo 2 y padecimientos cardiovasculares. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en la última década el consumo de azúcares en México ha crecido del 61.9% al 89.2% en zonas urbanas, y del 46% al 68% en zonas rurales.
Gisela Ayala, directora de la Federación Mexicana de Diabetes, señaló durante su participación en el webinar “Impuestos, salud y economía: evidencias y desafíos en América Latina” que el azúcar es uno de los principales factores de riesgo de sobrepeso, obesidad y desarrollo de diabetes tipo 2 en México, y que su consumo excesivo puede ser el detonante de estas tres condiciones.
Ante esta realidad, muchas personas recurren a los sustitutos del azúcar, también conocidos como edulcorantes artificiales. Dentro de este grupo, los edulcorantes no calóricos destacan como una alternativa que permite disfrutar del sabor dulce sin las repercusiones metabólicas del azúcar, como el aumento de peso o el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles.
Según la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD), incorporar edulcorantes no calóricos dentro de un plan de alimentación estructurado puede ayudar a controlar los niveles de glucosa en sangre, contribuir al mantenimiento del peso corporal y reducir el riesgo de caries dentales, resultando útiles para personas con restricciones en el consumo de azúcares.
Ayala explicó que los edulcorantes no calóricos son una herramienta valiosa en el cambio de hábitos alimenticios y que, si se desea mantener el sabor dulce, pueden utilizarse con moderación como parte de una dieta equilibrada. En México, los edulcorantes no calóricos aprobados por las autoridades sanitarias incluyen aspartame, acesulfame potásico, sucralosa, sacarina, glucósidos de esteviol, ciclamatos, alitame, neotame, advantame y alulosa.
Por su parte, Santiago López Jaramillo, director ejecutivo Regional para América Latina y el Caribe del International Council of Beverages Associations (ICBA), destacó que, todos los ingredientes utilizados en las bebidas deben contar con la aprobación de las autoridades sanitarias de cada país. Esto incluye a los edulcorantes bajos y sin calorías, que se emplean para reducir o reemplazar los azúcares, manteniendo o aportando el sabor dulce.
Las agencias de seguridad alimentaria establecen una ingesta diaria aceptable (IDA) para cada tipo de edulcorante, es decir, la cantidad que puede consumirse de forma segura todos los días. Ayala añadió que, además de estas recomendaciones, es fundamental fortalecer la educación en diabetes, ya que las personas buscan comprender la seguridad de los productos que consumen.
La Mayo Clinic y otras entidades de salud han señalado que los sustitutos del azúcar no provocan problemas graves de salud cuando se utilizan dentro de los límites establecidos, no obstante, un consumo excesivo puede ocasionar efectos secundarios leves, como una acción laxante o alteraciones en la microbiota intestinal. De manera general, los edulcorantes no calóricos constituyen una herramienta útil para reducir la ingesta de azúcar y favorecer una alimentación más saludable, siempre que su consumo sea moderado y complementado con buenos hábitos alimenticios.
Finalmente, en relación con la propuesta de gravar las bebidas con edulcorantes bajos o sin calorías, los especialistas coincidieron en que esta medida carece de evidencia científica que demuestre beneficios en la reducción del consumo de azúcar o en la mejora de la salud pública. Por el contrario, advirtieron que esta iniciativa podría limitar las alternativas disponibles para los consumidores que buscan reducir su ingesta calórica o controlar condiciones como la diabetes y el sobrepeso.

