CDMX. 8 de octubre de 2025. Las redes sociales se han convertido en una extensión de la vida cotidiana. Desde que despertamos hasta antes de dormir, el flujo de información, imágenes y opiniones nos acompaña sin pausa. Sin embargo, esta hiperconexión —que prometía acercarnos— está mostrando un lado oscuro: una creciente afectación en la salud mental, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos.
De acuerdo con especialistas de la Asociación Psicoanalítica Mexicana (APM), el fenómeno de la sobreexposición digital está alterando la forma en que las personas se perciben a sí mismas, procesan sus emociones y construyen vínculos reales.
“El problema no es la tecnología, sino el lugar que ocupa en nuestra vida psíquica. Las redes sociales pueden ser una fuente de pertenencia, pero también de angustia y comparación constante. Nos enfrentan a una versión editada de los demás y, en consecuencia, a una percepción distorsionada de nosotros mismos”, explicó la Dra. Dolores Montilla Bravo, psicoanalista y presidenta de la APM.
La mente frente al espejo digital
Estudios recientes muestran que pasar más de tres horas al día en redes sociales se asocia con mayores niveles de ansiedad, alteraciones del sueño y síntomas depresivos. La necesidad de validación mediante “likes” o comentarios positivos activa los mismos circuitos cerebrales que las recompensas instantáneas, generando una forma de dependencia emocional difícil de reconocer.
El resultado es una paradoja: cuanto más conectados estamos, más solos nos sentimos. Las pantallas se vuelven refugio, pero también un escenario de comparación, envidia y frustración. Para los jóvenes, esto impacta en su capacidad de concentración, en su autoestima y en la construcción de su identidad.
“Estamos viendo nuevas formas de angustia. Ya no se trata solo del miedo a perder algo, sino del temor a quedar fuera, a no ser vistos, a no pertenecer. Esa presión invisible está modelando la subjetividad contemporánea”, añadió la especialista.
Entre los efectos más frecuentes, los psicoanalistas identifican:
● Distorsión de la autoimagen, al compararse constantemente con modelos irreales.
● Sobrecarga emocional, producto de la exposición constante a información y
estímulos contradictorios.
● Desconexión afectiva, que sustituye los vínculos reales por interacciones
superficiales.
● Dificultades de sueño y atención, resultado del uso prolongado de dispositivos.
Escuchar, acompañar, comprender
Los expertos subrayan la importancia de acompañar a los jóvenes sin juzgar, fomentando la conversación sobre lo que ven y sienten en línea. “No se trata de prohibir, sino de enseñar a discernir. Devolverles la capacidad de pausa, de silencio, de conexión con su propio deseo”, concluye Montilla.
El psicoanálisis frente a los malestares de la era digital
Estas y otras reflexiones estarán en el centro del LXV Congreso Nacional de Psicoanálisis, organizado por la Asociación Psicoanalítica Mexicana, que se celebrará los próximos 6, 7 y 8 de noviembre en la ciudad de Puebla, bajo el tema “Inhibición, síntoma y angustia: una perspectiva actual.”
El encuentro reunirá a psicoanalistas, psicoterapeutas y profesionales de la salud mental de todo el país para analizar cómo los síntomas contemporáneos —como la ansiedad digital, la sobreexposición o la fatiga emocional— pueden entenderse a la luz del pensamiento freudiano.
El Congreso busca abrir un diálogo entre la teoría y los desafíos actuales, explorando cómo la angustia, los síntomas y las inhibiciones adquieren nuevas formas en una sociedad dominada por la inmediatez y la hiperconexión.