CDMX. 9 de octubre de 2025. En días recientes, declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump encendieron titulares alrededor del mundo al sugerir que el paracetamol (acetaminofén), usado durante el embarazo, podría estar vinculado al desarrollo de autismo en los hijos. La polémica no tardó en viralizarse, pero lo que muchos medios omitieron es que la comunidad científica no respalda esa conclusión.
Para aportar claridad, platicamos con Claudia Medeiros, psicóloga especializada en Análisis Aplicado de la Conducta (ABA), fundadora y directora clínica de Autism Center Mexico City (ACMC), un centro dedicado a ofrecer acompañamiento y estrategias a personas dentro del espectro autista y a sus familias.
“Lo que muestran algunos estudios es una correlación, es decir, que dos cosas ocurren al mismo tiempo; pero eso no significa que una sea la causa de la otra”, explica Medeiros.
Si bien investigaciones poblacionales han observado que madres que tomaron paracetamol durante el embarazo tuvieron hijos con mayor prevalencia de autismo o TDAH, los análisis más sólidos (como los estudios que comparan a hermanos dentro de la misma familia) descartan una relación causal directa.
En otras palabras, el aumento del riesgo no se debería al medicamento en sí, sino probablemente a factores familiares compartidos o a la fiebre/condición que motivó su consumo.
Lo que dicen las instituciones médicas
Mientras los titulares se llenaban de especulaciones, las instituciones médicas más importantes del mundo reforzaron que el paracetamol continúa siendo la opción más segura para controlar dolor o fiebre en el embarazo, siempre bajo supervisión médica. Así lo sostienen el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) y la Sociedad de Medicina Materno-Fetal (SMFM).
Medeiros sugiere que la polémica es una oportunidad para aprender a diferenciar entre ciencia y pseudociencia:
- Ciencia real: se basa en estudios revisados por pares, con metodologías sólidas y replicables. Un solo estudio no “prueba” nada por sí mismo, sino que se interpreta en el contexto de toda la evidencia.
- Pseudociencia: suele sacar conclusiones apresuradas de correlaciones o estudios preliminares, sin considerar el consenso científico.
Y además nos comparte que titulares que prometen “la causa definitiva” de un problema complejo, figuras públicas opinando sin sustento científico, o mensajes que generan miedo sin ofrecer contexto son señales de alerta.
“El autismo es un tema profundamente estudiado desde hace décadas, y hasta ahora no existe una sola causa identificada. Es multifactorial, y reducirlo a un medicamento o alimento es no entender su complejidad”, enfatiza Medeiros.
En un mundo donde la desinformación viaja más rápido que la evidencia, el ruido mediático puede generar miedo innecesario. Por eso, la voz de especialistas como Claudia Medeiros, directora de ACMC, resulta vital ofrecer información clara y responsable que ayude a las familias a tomar decisiones más seguras.
En tiempos donde las noticias falsas circulan a la velocidad de un clic, aprender a distinguir entre ciencia y pseudociencia no solo protege tu salud, también te brinda herramientas para acompañar mejor a quienes amas.