CDMX, 6 de noviembre de 2025. – El cáncer de pulmón es la enfermedad oncológica más prevalente y la principal causa de defunciones relacionadas con tumores en el mundo. En 2022, casi 2.5 millones de personas recibieron este diagnóstico y aproximadamente 1.8 millones fallecieron a causa de esta patología, superando en más del doble las muertes provocadas por el cáncer colorrectal, el segundo más mortal.
Lo más alarmante es que la mayoría de los casos podrían haberse prevenido. El consumo de tabaco sigue siendo el factor de riesgo predominante, asociado a aproximadamente el 85% de los incidentes. Otros agentes contribuyentes incluyen la inhalación de humo de segunda mano, la contaminación ambiental, los gases emitidos por motores diésel, los humos generados en procesos de soldadura y la exposición al asbesto.
La probabilidad de que un hombre presente cáncer de pulmón a lo largo de su vida es de 1 en 17, mientras que en las mujeres es de 1 en 18. Estas estimaciones contemplan tanto a fumadores como a quienes no lo son, aunque el riesgo aumenta de forma considerable para quienes mantienen este hábito.
En México la situación no es diferente, los datos más recientes del Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) durante el 2023 registró un total de 6,317 defunciones por cáncer de pulmón con una tasa de mortalidad de 4.86 por cada 100 mil personas mayores de 15 años. Aunque se ubica como la séptima causa de muerte por neoplasia maligna, es el tumor más letal, por lo que es la primera causa de decesos por esta enfermedad, y su incidencia va en aumento.
“Otro problema al que nos enfrentamos es que para quienes tienen cáncer de pulmón en etapa inicial, la tasa de curación puede ser tan alta como 80% a 90%. Sin embargo, en México solo 5% de los casos son detectados en estadios tempranos de la enfermedad4”, advierte el doctor José Francisco Olguín, líder médico para Oncología de Pfizer México y agrega que “entre los factores que influyen en la detección tardía son la estigmatización de la enfermedad, que es asintomático en etapas iniciales y falta de capacitación médica”.
Fumar es el principal riesgo del cáncer de pulmón no microcítico
Ser fumador de tabaco, o haberlo sido en el pasado, es el factor de riesgo más importante para el cáncer de pulmón. Inhalar cigarrillos, pipas o cigarros aumenta la amenaza de presentar esta patología.
Asimismo, entre más joven sea una persona cuando empieza a fumar, y en la medida en que sea más frecuente y prolongado su consumo, mayor será el riesgo. Personas con estas características tienen una vulnerabilidad casi 20 veces mayor de presentar la enfermedad en comparación con los no fumadores. Además, quienes aspiran el humo de forma indirecta están expuestos a las mismas sustancias que producen cáncer, aunque en menores cantidades.
Síntomas En la mayoría de los casos, el cáncer de pulmón no causa síntomas inicialmente, por lo que estos suelen aparecer cuando la enfermedad ya está en etapa avanzada.
Los indicios y manifestaciones que surgen en los pulmones o en áreas cercanas pueden ser:
- Tos reciente que persiste.
- Dolor torácico.
- Tos con presencia de sangre, incluso en poca cantidad.
- Ronquera.
- Dificultad para respirar.
- Silbidos al respirar.
Factores de riesgo frente a la enfermedad:
- Fumar cigarrillos, habanos o (cigarros) y pipa.
- Exposición al humo de segunda mano.
- Antecedentes familiares.
- Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana.
- Factores de riesgo ambiental.
- Suplementos de betacaroteno para los fumadores empedernidos.
- Aspiraciones por humo de leña.
Para reducir la carga de esta enfermedad es crucial implementar políticas antitabaco y promover la detección temprana. En América Latina, el consumo de tabaco disminuyó significativamente, pasando del 28% en 2000 al 16% en 2020; sin embargo, la prevalencia sigue siendo alta, el riesgo persiste incluso después de dejar de fumar.
Por otra parte, la epidemiología varía considerablemente entre países y afecta de manera distinta a cada población. Uruguay, Cuba y Argentina presentan las tasas más elevadas de incidencia y mortalidad. “Además, a pesar de los avances, se espera que la prevalencia de esta enfermedad siga siendo elevada durante muchos años, debido al aumento del tabaquismo en adolescentes y al alto riesgo que persiste en quienes fueron fumadores”, agregó el doctor Olguín.
En este contexto, cualquier estrategia de detección temprana debe contemplar el perfil epidemiológico y el entorno sanitario de cada país.
América Latina es una región heterogénea en cuanto a lo socioeconómico y lo étnico, lo que se refleja en la carga desigual de la enfermedad y en la disponibilidad de servicios de salud.
Por ello, resulta indispensable considerar con detalle los factores de riesgo para que la implementación del diagnóstico oportuno sea viable, pertinente y equitativo, logrando así el mayor beneficio para la población.

